miércoles, 12 de agosto de 2015

02437-30.IMPOSIBLES: La luz sola por aquel camino

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02458 (28.08.2015)


                                        -I-

  Por la mañana bajaban los coches, subían al atardecer y en lo alto descansaban durante la noche. Los motores rugían, tomaban las curvas los volantes, y las ruedas, en silencio, dejaban sobre el asfalto fantasmales figuras que se levantaban. En la gasolinera no conocían a aquellos coches; nunca paraban a abastecerse del petróleo que allí vendían. En el taller no conocían a aquellos coches; nunca precisaron reparación alguna. 

   Y era lo más destacado de todo que cuando bajaban, nadie, aquellas figuras fantasmales, sabía hacía dónde bajaban, ni cuando subían, nadie sabia hacía dónde subían. Ciertamente se le veía subir sin que se pudiera saber desde dónde subían, y al regreso, en la tarde, bajaban sin que fuera posible hasta dónde bajaban. 

   A pesar de todo lo anterior, el existir seguía viviendo en el mundo, y salvo evitar el ser atropellado, seguía la vida existiendo, seguían aquellas figuras fantasmales pasando y pasando, de modo que en la calle seguía y seguía aumentando el número de personas que los veían bajar y subir desde ningún sitio a sitio alguno. Todo cambió aquel día.


                                            -II-
  
    La calle, que al principio era diáfana y por ella bajaban y subían los coches desde y hacia ningún sitio, se  fue estrechando por las figuras fantasmales que a la misma, y a diario, fluían, de modo que la luz ya por esa calle no pasaba. Y todo cambio aquel día; uno de los coches atropello a una persona..., ¿o fue al contrario?

   El limpio camino que, durante millones de años luz, los coches pasaban a diario, siguiendo la meridiana de su destino, ya no era un camino claro, pues cuando los coche pasaban, subiendo o bajando, las personas se retiraban del camino, para volverlo a ocupar una vez quedaba diáfano el camino, de modo que el limpio camino perdía su claridad y su fluidez empezaba a ser un recuerdo perdido en varios millones de años luz de destino.

   El encuentro entre aquella persona con aquellos coches hizo que la luz dejase de pasar por aquel camino.... y todo cambió aquel día. Los coches fueron quemados por las personas, y el fuego quemo a las personas, y solo entonces la luz volvió a pasar, sola, por aquel camino. 

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