martes, 11 de septiembre de 2018

04580-166.GENERALIDADES: ¿Quién eres tú para impedir que yo me suicide?

DOCUMENTO ANTERIOR
00876 (06.01.2012 - 01.Del Insulto)
01430 (11.05.2013 - 01.El aborto: De la historia y de Alicia)
01501 (15.07.2013 - Teorema y Principios de la Verdad-Mentira)

DOCUMENTO POSTERIOR
04701 (06.11.2018 - La Sexta Televisión y la bandera como moquero)
04989 (21.02.2019 - Gestación Subrogada y Antecedentes de la Libertad)
07692 (10.09.2023 - 02.Suicidio: La divina inquisitorial manía 
                                          del prohibir la auto/muerte)


I: ¿QUIÉN ERES TÚ PARA IMPEDIR QUE YO ME AUTO-APIOLE?
 
   El mundo está lleno de dioses... los religiosos, los éticos, los políticos, los morales, los argumentales, los humanitarios, los imbéciles y los idiotas; ¿Quién eres tú para impedir que yo me suicide?

     Por ejemplo: si yo creo en Dios y mi destino es pasar la eternidad con Dios, ¿qué hago que no me suicido?; desde este punto de vista, mi amor por Dios, que es infinito, me lleva a él, y con él quiero estar, ¿quién eres tú para impedir que yo me suicide?, porque el suicidio es el acto de amor más extraordinario para con Dios. Yo no me quito la vida para estar con Dios, es Dios quién me dice que me quite la vida para estar con él.

     Por ejemplo: yo odio la naturaleza pues la naturaleza me ha creado como carne de cañón para alimentar a la naturaleza, de ahí que no sienta deseos ni de vivir ni de existir, ¿quién eres tú para impedir que yo me suicide?


II: ALGUNAS NOTAS HISTÓRICAS SOBRE AUTO-PIOLARSE

      Nos dice la Idea de la Persona que los argumentos y consideraciones sobre el suicidio se han producido en diferentes épocas de la Historia de la Persona.

      Hay almas perfectas, y las hay sometidas a una eterna transmigración, de modo que una línea divisoria de esta dualidad queda establecida por el principio de que no se debe hacer daño a nada de cuanto vive. La destrucción de los sentidos, así entendida, deviene en SUICIDIO, que es bueno si es el resultado de no hacer daño a nada de cuanto vive, es decir, mediante el ayuno total

      Si Lo Eterno existe y la Persona cree en la existencia de Lo Eterno, y Lo Eterno es el objetivo de la vida de la persona, se hace plausible terminar con la vida propia para alcanzar, con prontitud, a Lo Eterno. Así contemplado es loable y hasta necesario acabar con la vida terrena para incorporarse a la existencia en los cielos, siendo así que LA PERSONA TIENE DERECHO AL SUICIDIO sin que medie daño a nada de cuanto vive, es decir, mediante el ayuno total.

       AUTO/MATARSE es un concepto y una realidad que arranca con la idea misma del “pensar” en relación con lo innecesario del vivir, siendo en este sentido un acto de libertad y, por lo mismo, un acto de quebranto de la naturaleza. Puede tener su origen en una deformación del “pensar” en cuanto “sentir”, pero puede tener su origen en un acto de voluntad como resultado de una pérdida “de” que conlleva una posición ante la vida como efecto de una contra-causa de la existencia; en este último sentido, el SUICIDIO es un acto devenido de una posición.

     Ahora bien, “auto-matarse” puede resultar, en sí mismo, una violación de la voluntad de Lo Eterno, de modo que si Lo Eterno da la vida, la vida ha de ser tomada por Lo Eterno. Semejante superación de Lo Eterno no es admitida por el Vigilante de Lo Eterno, ya que además de delinquir contra Lo Eterno, se vulnera la autoridad misma del Gran/Vigilante de Lo Eterno.

      Surge en la Idea de la Persona una variante, esto es, buscar el auto-matarse por la mano de “otro”, provocando una situación límite que obliga a “otro” a ejecutar el acto de la muerte sobre el provocador. De tal manera se alcanza el objetivo, suicidarse, pero no se vulnera la autoridad de Lo Eterno ni se menoscaba la autoridad del Vigilante de Lo Eterno, quién afirma que la parte pertenece al todo.

        Se trata de renunciar a la materia, pero solo existe una forma real de hacerlo, de escapar de ella, y tal es el SUICIDIO, pues es evidente que la “muerte” no precisa de materia y abre la puerta de lo espiritual, pero, y además, es el destino final, esto es, carecer de materia, quedar libre de la materia. Pero intrínsecamente niega la Idea e la Persona el hecho necesario del “suicidio” como negación de la materia, en la medida que Lo Eterno dispone el periodo de retorno. Queda, a la vista de esto, mientras llega la muerte, la negación del “mal” mediante el proceso ascético que conduce al “bien”. Puede suceder que el “alma” no haya percibido la realidad de lo antedicho, de modo que persista en el amor a la materia, lo que lleva consigo un retorno a materia cuantas veces sea preciso hasta la definitiva captación de lo perfecto, es decir, no ser corrompido por el mundo.

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