martes, 7 de marzo de 2023

07411-297.POLÍTICA: 20.¿Quién manda en el mundo?: 03.Guerra y Ejército

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           En el texto ¿quién manda en el mundo? de Cómodo Centón se puede leer que:

        En la GUERRA COMO ATAQUE podemos ver como toda guerra responde a un concepto sin posiciones y a otro de posiciones; en el primer concepto, tanto el héroe como el guerrero se lanzan campo abierto contra el enemigo, entablándose una lucha individual entre personas que solo requiere de la fuerza física de los contendientes, mientras que, en el segundo concepto, los soldados cubren unas posiciones en el campo de batalla y responden, por unidades compactas, a combates de grupo de personas. 

        Las posiciones en campo abierto y en trincheras han desaparecido en el siglo XXI, pero han sido sustituidas por posiciones urbanas, es decir, no se trata de destruir ejércitos, sino de destruir pueblos, y a sus pobladores, donde se han escondido los soldados, de manera que, en realidad, se trata de guerras de posiciones de escudos humanos, esto es, no es un enfrentamiento entre soldados de dos ejércitos activos, sino de dos ejércitos pasivos que se esconden detrás de ancianos, mujeres y niños. 

        Aquí lo que destaca es que las partes, dicen, nunca atacan, pero son atacadas, y dichos ataques no se efectúan sobre posiciones militares, sino sobre hospitales, centros de refugiados, y casas particulares, de ahí que sea común ver como las partes publican, en los medios de comunicación, escenas de heridos y muertos producidos siempre por el otro; ahora el concepto es MINISTERIO DE DEFENSA. Aquí la guerra deja de ser parte de la vida.

        En la GUERRA COMO DEFENSA, la vida cambia su ser, y cambia la guerra por los derechos humanos, de ahí que ya no es aceptable soportar una guerra por cada generación o una guerra de varias generaciones. La guerra, en el siglo XXI, no es una guerra, sino una guerra que se presenta como guerra/defensiva; la persona quiere estar y sentirse protegida, pero no quiere pisar el campo de batalla, quiere un ejército fuerte y preparado, pero no quiere gastar dinero en esa fuerza bélica, quiere la paz en su casa, aunque eso signifique la guerra en la casa ajena. Tales guerras tienen un principio, pero carecen de fin, y son las GUERRAS ENQUISTADAS; en ellas se libran combates entre pequeños grupos, pequeñas batallas en ocasiones, y sobre todo se celebran movimientos de tropas que no conducen ni a la batalla ni a ganar la guerra. 

         Si lo que prevalece es la ECONOMÍA, la GUERRA es asunto infantil/femenino; La guerra que se entabla dentro de una economía lo es patética, pues la lucha es subterránea, traicionera, y cobarde. Se lucha al acecho, se acorrala a la víctima, se la mata, y tales acciones se realizan entre sillas y mesas, papel y lápiz, ordenadores e impresoras, donde la fuerza física no es necesaria, y es aquí donde encontramos la existencia de la fuerza paciente, que precisa de poder, de dinero, y de superioridad de acción. Antes los elementos activos de una "guerra" eran hombres, tanto los que portaban espadas, como los que lanzaban flechas y jabalinas o cargaban cañones, hoy las "tropas" se han diversificado en "géneros", ya que, si bien las unidades de combate siguen siendo masculinas, para lanzar un misil o atender una radio basta con un botón y una mano, y estas acciones entre sillas y mesas, que requieren paciencia, son más acordes con el elemento femenino. 

      Finalmente, en el siglo XXI ha cambiado el “ser” del concepto de guerra; se trata de enfrentamientos bélicos donde intervienen diversos grupos humanos, de diferentes culturas y civilizaciones, que se enfrentan entre sí, solo importando el momento presente, de modo que no importan las razas ni las lenguas ni las creencias, en un largo proceso sin fin que aumenta el odio y las ganas de venganza, conceptos ambos que se trasladan de generación en generación. A estas guerras, Cómodo Centón las llama GUERRAS PARANOICAS; aquí los contendientes cambian, según necesidades, de aliados, derivando, las mismas en guerras paranoicas olvidadas.

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