miércoles, 22 de marzo de 2023

07438-301.POLÍTICA: 22.¿Quién manda en el mundo?: 05.Guerra y Ejército

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                                  01.Conceptos Básicos)

-I-

      El fundamento de tales guerras paranoicas olvidadas es expresado por Cómodo en su Lamento del Vencido: 

Esta camisa que es mía,
cuando yo muera será de mi hijo,
más hoy ha venido mi enemigo
y en pago de mi vida mi camisa ha tomado.

Hoy la luce el hijo de mi enemigo, 
y llora mi hijo por no tener la camisa que fue de su padre
y llora mi nieto al ver,
en el pecho del nieto de mi enemigo,
la camisa que fue de su abuelo
y que hoy pasea, orgulloso, el nieto de mi enemigo,
quién guarda celoso
la herencia de su padre y de su abuelo.

Y le dice mi biznieto al biznieto de mi enemigo
que le dé la camisa forjada por sus antepasados,
replicándole el otro
que a su familia se debe el esplendor de aquella camisa.

-II-

        El sujeto activo, aparentemente, de una guerra es EL EJÉRCITO, y digo aparente porque apenas media docena de naciones/estados, en el siglo XXI, son capaces de sostener un ejército. 

        Los ejércitos siempre se estructuraron entre aquellos que deseaban morir y aquellos que deseaban vivir, de ahí que en los ejércitos siempre existiesen aquellos que eran la milicia y aquellos que eran la contramilicia.  Si en el ejército primaba la milicia, la victoria era segura, cuando la contramilicia llenaba el ejército la derrota era segura. 

        La primera milicia la formaron los héroes, hombres que se enfrentaban en campo abierto con el cuerpo abierto y ante la mirada desconcertada de contramilicianos deseando que acabe el combate para volver a casa. A tales héroes era posible cantarles, elevar poemas, fijarlos en la historia, y tales son los iconos de los sueños de los hombres que labran bancales, sirven en los bares, juegan en el teléfono móvil o están sentados en las cómodas butacas de un despacho.

       Cuando la sangre de los héroes dejo de fluir, llegaron en compaña los guerreros, los cuales, si bien se enfrentaban entre ellos, tenían por necesario estar acompañados de los contramilicianos, que eran el bulto en los grandes espacios de batallas extendidas. Los guerreros portaban la sangre de los héroes, pero en grupo, eran los primeros y eran los últimos, lo que marcaban la línea entre los osados y los cobardes, quienes condicionaban con su convicción y con su fuerza la relación entre la victoria y la derrota, y fueron los que crearon imperios llenado de cadáveres los campos y de esclavos las casas.

        Los héroes y los guerreros fueron posibles porque, por entonces, aún no habían nacido los derechos humanos. 

        A la milicia la mató el derecho humano. Pero en ese tránsito entre héroes/guerreros y soldados vino la milicia a escenificar su grandeza en las grandes batallas, donde los soldados o los hombres incapaces de luchar cuerpo a cuerpo, los héroes, o en pequeños cuerpos, los guerreros, se escondían en grandes unidades entre una milicia nacionalista que se les imponía y una contramilicia interior que sufría. Aún pudieron los soldados de un pueblo dominar a otros pueblos, porque los derechos humanos solo existían en la mente de algunos hombres, de modo que la GUERRA entendida como ausencia de derechos humanos dio paso a la guerra con los derechos humanos. Así, el concepto original de que a la guerra se acude con el ánimo de matar al adversario, se muto en una guerra donde el soldado acude para no morir en el campo de los disparos.

        En el siglo XXI la milicia está muerta y campa por sus respetos la contramilicia que negando la violencia viene a ejercerla fuera del campo de batalla al que tiene por campo de batalla. Ya no se dispara al enemigo que viene avanzando, se dispara a ciegas desde la protección cierta de un escondite, como cuando jugamos con el ordenador y somos el héroe que sí mil veces muere, otra tantas, como Lázaro, se levanta.

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