sábado, 17 de julio de 2010

00218-5.ADELFO RABANERA

Un texto que podriamos considerar menor es BLANCA DEL AZUL MEDITERRÁNEO, una guía de la ciudad a través de sus calles y edificios; la edición del texto debía de ir acompañada de unas notas específicas, conforme calles, a determinados establecimientos comerciales, los cuales cargarían con el gasto de la publicación. El texto contenía mención a otros nombres anteriores de la calle así como descripción de los edificios de interés. La idea nació como un encargo para un trabajo de un alumno que realizaba un curso de turismo; cuando Cómodo lo redactó excedió de las necesidades del alumno y, como cualquier otro texto, acabó en el cajón de los olvidos. En el fondo del cajón así mismo Cómodo se veía como un elemento incurso en la misma estructura del habitáculo; parecía que la contextura determinase la esencialidad de la cosa, más era para el señor Centón que ser esencial equivalía a ser normal y, por evidencia, necesario pero no imprescindible. Al Héroe de Herpetol hay que contemplarlo como un ser desgajado de si mismo, de modo que existe un distanciamiento entre la realidad de la persona y la imagen reflejada que emana de la visión contemplada. "Blanca del Azul Mediterraneo" se escribe sin la singularidad del autor, y en este remoto hallarse entre el escribiente y el papel se oculta la realidad de un fracaso crónico. Sin embargo la misma ocultación es un alivio, no existe la responsabilidad. Cómodo Centón es un ser irresponsable; lo que hace lo guarda, espera a la muerte y publica. Los vivos respetan más a los muertos..., es una costumbre conducida por el miedo. La ansiedad producida por el miedo queda reflejada en EL PREDIO; a lo largo de este texto el personaje principal repite todo cuanto conocemos. Parece que el autor quiera imponernos conceptos que ya poseemos, pero que los presenta como novedosos cuando su antigüedad excede de su permanencia. Buscamos algo que hemos decidido que es nuestro. Pretendemos que esa deficion es, en si misma, un derecho, y su ejercicio el alivio de nuestros sueños. Sin embargo, confundimos la realidad. Soñas es dormir, y en el dormir visionamos los sueños que son nuestra realidad. Cuando Jacobo Quemadura descubre que el aljibe que ha forjado es, en realidad, la espelunca que vive en él, todo el mosaico de sus inventos se reduce en el fin. El texto pasa desde una exposición exterior al hombre a una interior, de modo que la historia transita, poco a poco, desde un raciocinio de intenciones a un desajustado logro de ansias interiores. El fin es irrelevante, pues nada tiene fin, causando interés el contenido mismo de lo que se dice por encima de lo que se narra. Al cabo todo concluye en una depresión de melancolía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario