Que la llamada "fiesta nacional de los toros" es, en sentido estricto, una estupidez, es tan cierto como que los llamados "catalanes" son, en sentido estricto, unos estúpidos. La cualidad más evidente de todo "estúpido" es su estupidez, es decir, la recalcitrante torpeza de no comprender lleva a la fascista manía del prohibir.
En Cataluña solo hay una Plaza de Toros, pero al estúpido catalán ésto, la existencia de una Plaza de Toros, le molesta, y como sabe, en su estupidez, que lo de la independencia es un imposible, sufre menos de su estupidez si logra ser el franquista que prohibe.
Francamente, que los Catalanes, como los Canarios, no tengan toros, es algo inconsistente. Cómodo Centón no tiene sardana, NI TIENE CASTILLOS que ponen en peligro la vida de un niño allá en lo alto, NI MALTRATA A LOS TOROS en los CORRETOROS. Pero a Cómodo Centón no se le ocurre PROHIBIR la sardana, ni los peligrosos castillos que ponen en peligro la vida de un niño allá en lo alto, ni cerca a un toro entre calles.
El problema de Cataluña son los necios, los faltos de inteligencia, prohibicionistas catalanes; los mismos que con la inestimable ayuda de Rodriguez el Mentiroso son más franquistas que Franco.
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