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PEDREGUER, en lengua moderna PEDREGAL, es un pueblo cuadrilongo de punta redondeada, de amarillo que recuerda al oro del imperio español, con una montaña descolorida y un castillo que pierde una parte de su tejado, y sobre el que se eleva un mástil sosteniendo una bandera extranjera, de derechas, nacionalista, imperialista, que sufre, a su pesar, y en su dicha, del peso de una corona abierta de la realeza, todo lo cual queda estampado en un paño con tres veces la bandera española, en posición horizontal y con salida, al norte y al sur, de sendas franjas de oro imperial y nada democrático.
Pero es el hecho de estar cruzado por la longitud +0º 0' 0,00'' lo que determina el alto nivel de vacío formal-mental que recorre los sumisos cerebros de algunos de sus parroquianos que, en días pasados, y no teniendo nada mejor que hacer, han colocado la cabeza de JUAN CARLOS I (el más grande defensor de la democracia en España) hacía abajo, demostrando, de tal modo, que la grandeza de Juan Carlos I está muy por encima de la bajeza de algunos "pequeños localistas dictadores".
Los IMPERIALISTAS del NORTE invadieron en 1249 la tierra de Pedregal-Pedreguer, robándosela a los "pobres moros", y llegaron de Cataluña y Mallorca miserables hordas bárbaras, hambrientos de hambre, que se hicieron con las tierras de aquellos "moriscos", que eran los dueños, tras expulsarlos. Pasados los años, estos invasores de Barcino y otros lugares se elevaron, en un alarde de hombría, a la categoría de independientes, hasta que, a base de dinero, se quitaron al "señorío" de encima, para ser, hoy día, ocupados en una de sus quintas partes por gentes de la Europa que están matando gente en Libia.
A la vista de lo anterior, ilustrar a los "jóvenes independentistas" de Pedregal-Pedreguer, de las siguientes cuestiones:
UNA: que con el valenciano y su hijo el catalán "solo van a su pueblo"
DOS: que la corona real abierta lo es absolutista y sigue en lo alto del escudo
TRES: que la corona puede ser española, aragonesa o carolingia, pero nunca de Barcino y sus territorios ocupados por la fuerza.
CUATRO: que son hijos de un príncipe pederasta catalán, que tomó a la Petronila con dos años, con el imperialista objetivo de mandar más que nadie.
Menos mal que aún hay un espacio de sensatez, de la mano de los únicos seres humanos modernos que quedan en Pedregal-Pedreguer, y que están representados por su alcalde y todos aquellos que, con la sensatez, votaron al sentido común.
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