Documento posterior 00524
Rueda el agua, por la calzada,
llena de vida, cabriolas y espumas
blancas la visten, entre piedras
y restos de vidas pasadas,
la casa de tu calle mira el lento
pasar del agua por entre
los adoquines que emanan.
Tú contemplas, al filo
de tu ventana, el paño azul,
que es la última muralla,
tras la cual queda el hueco
seco, entrada de tu morada,
que ha sido abierto mientras
rueda el agua por la calzada.
Sobre el azul una mancha,
como una gota de sudor que
huele a adoquines que emanan.
Y aún recuerdas, junto al filo
de la ventana, como quiso
entrar en el hueco
sin derribar antes la muralla.
Llovía agua por entre las piedras
y restos de vidas pasadas, golpeo
de gotas sobre el cristal de esa
tu ventana, donde huele
a cabriolas y espumas de esas
piedras blancas que te miran,
pasar del agua por la calzada.
¡Ay, amor!, retira antes
la azul muralla, abre después
las dos hojas de la puerta,
quede el hueco seco,
ahora sollozando lágrimas,
al lento pasar del agua abierto,
entrando en mi morada
bellas espumas y cabriolas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario