miércoles, 7 de marzo de 2018

04189-59.DE LO FEMENINO: De las Cuatro Olas Feministas

DOCUMENTO ANTERIOR
04188 (06.03.2018 - 41.FIESTAS: 07.Día de La Mujer
                                  01.Huelga del Ocho de Marzo)
04107 (16.01.2018 - 58.DE LO FEMENINO:
                                       Sharon Stone y la hipocresía feminista)

DOCUMENTO POSTERIOR
04292 (05.05.2018 - 599.ESPAÑA: 01.Partido Igualdad Real)
04481 (29.07.2018 - 62.DE LO FEMENINO
                                       Símbolo de Abraxas o de Hombre/Mujer, o Persona)


I: CONCEPTOS

     La IGUALDAD HOMBRE/MUJER NO EXISTE; no existe la igualdad entre hombre, y tampoco existe la igualdad entre mujeres. ¿Qué existe, entonces?

    Lo que existe al cabo de todo es la IGUALDAD DEL DINERO; un hombre y una mujer con dinero son iguales, dos hombres con dinero son iguales, y dos mujeres con dinero son iguales. 

   Y todo lo que no es lo anterior, ES DESIGUALDAD.

   ¿Qué sucede, entones?

   Sucede que LAS FEMINISTAS MIENTEN.


II: HISTORIA

    Dejando de lado toda la historia anterior al siglo XIX, donde la mujer domina a los Hombres Femeninos mediante los Salones Preciosistas, y figuras femeninas de alto nivel intelectual como Teresa de Jesús y Maria de Zayas, y, sobre todo la gran pionera Mary Wollstonecraft, apoyada por su marido, la HISTORIA DE LAS MUJERES  establece como el derecho de propiedad, la capacidad de obrar, y la igualdad dentro del matrimonio son los primeros elementos que promocionan la relación entre sexos, para continuar con la reclamación de unos derechos políticos, y en concreto el más esencial de éstos como es el voto (Primera Ola Feminista)

     Ya no bastaba con la superación de las diferencias legales, la Idea de la Mujer abre un frente social de igualdad en cuanto sexualidad, familia, trabajo y, especialmente, derechos de reproducción. La Mujer tiene pasión erótica e inteligencia, pero su ejercicio es un imposible social.  Surge la idea de la envidia del pene, que genera cierta conciencia de inferioridad en relación al Hombre y una posición castrante de la misma, a lo que ayuda el carácter institucional de la sociedad donde la Mujer se debe a sus funciones biológicas y que no son otras que madre y ama de casa, de forma que trastocar tales determinaciones implicaría una alteración manifiesta y peligrosa del equilibrio social. La mujer tiene que dejar de significarse por los demás, debe de ser persona de una sociedad, desprender del miedo a la libertad, creerse lo que es, liberarse de la pasividad en la que se encuentra, eludir la nulidad de su propia humanidad (Segunda Ola Feminista)

   El siguiente elemento es la relación heterosexual-homosexual en los ámbitos femeninos y masculinos, es decir, formas diferentes de pensar sobre identidades sexuales. La identidad sexual  no se sostiene en una mera descripción biológica de la naturaleza humana, sino que responde a identidades sociales en las cuales las intersecciones generan nuevas categorías sexuales más allá de los conceptos hombre-mujer, que es un reduccionismo impuesto por la normativa heterosexual donde se distingue entre normal-anómalo. Ahora se dice que lo normal-anómalo de lo heterosexual es siempre normal. Se añade que la Persona no es un individuo, sino una estructura lingüista en cambio, de forma que la identidad sexual se somete a un constante devenir donde la ambigüedad sexual está constantemente presente en la subjetividad, de forma que someterse a una sola identidad sexual es saturar la vida dentro de un determinado entorno. Y para concluir se establece la acción a seguir;  la desnaturalización  de los conceptos esenciales de sexo, deseo y género, ya que son medidas culturales que violentan a “aquellos” que no participan expresamente de los mismos. Se propone el acto performativo que modifican la identidad y subvierten el orden binario tradicional. La mujer busca su propia senda feminista, una manera de estar y ser en lo femenino, un ser que está en proceso de definición y que oscila en el espectro de la ideología de género  (Tercera Ola Feminista)

     Ya en el siglo XX se habla, en tono amenazante para el Hombre, del siglo XXI como el Siglo de la Mujer; plenamente están en la función laboral, política, universitaria, han aumentado considerablemente sus derechos discriminatorios positivos, pero injustos por ser discriminatorios, y se establecen normas jurídicas de injusta paridad donde la valía personal no importa, sino la relación paritaria de sexos que discrimina a los mejores y permite el ascenso de los peores, promocionando al siglo XXI como la Sociedad de los Mediocres-Mediocras (Cuarta Ola Feminista)

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