domingo, 25 de marzo de 2018

04221-35.NOTAS PARA UN IMPOSIBLE MANIFIESTO ANARQUISTA: 11.Primera Pre-Era: Del Círculo al Quicio: El objetivo de la Imagen Divina

DOCUMENTO ANTERIOR
04178 (28.02.2018 - 10.Primera Pre-Era: Del Círculo al Quicio)

DOCUMENTO POSTERIOR
04241 (13.04.2018 - 12.Primera Pre-Era: Del Círculo al Quicio
                                       ¿A quién le habla la Imagen Divina?)


    Ciertamente y hasta aquí hemos situado nuestra historia en un ámbito llamado Cado, al cual le hemos dado un tiempo y un espacio. Hemos hablado de su contenido, la Oscuridad y la ejecución de tentar las paredes de la caverna, del sujeto activo, el Hombre, y de su transformación en Hombre en el Cado. En cuanto a su continente apreciamos un conjunto de propiedades físicas y químicas, perceptibles por el sentido, que adopta formas y se adapta a cambios. Esta materia que muta por sí misma, adquiere una dimensión física según la sucesión de estados y se regula dentro de un medio físico. Esta conjunción, tiempo y espacio, nos ayuda no tanto a imaginar un continente como a desarrollar en el mismo esos Movimiento Controlados en su relación con la Imagen Divina. Decimos, pues, sin que ello menoscabe nuestra invención, que la Imagen Divina aflora en una pared del Cado, siendo en aquel lugar definido en aquella materia que tiene lugar el Portento. 

    En cuanto al Hombre en el Cado decimos que se nos presenta como dos sujetos que corresponden a dos momentos de la Historia.

    El primero de ellos es el resultado de la visión de la Imagen Divina, es el Iluminado, aquel en el que consta la Autoridad y, por deriva, tiene capacidad de mando; resulta, pues, una singularidad el Hombre en el Cado. Pero, al tiempo de lo anterior, es en el momento del Milagro que la totalidad de los elementos del Conglomerado adquieren la condición de Hombre en el Cado. Es así, tenemos que acudir al doble concepto, porque lo que configura al Conglomerado es la unión de lo singular con lo plural. De este modo, y para distinguir ambas cualidades, resulta que el Pueblo habrá, en un futuro, de distinguir entre pueblo y mito. 

    El HOMBRE EN EL CADO es aquel que naciendo en el Milagro se extiende hasta el Quicio, y es Sustancia de Hombres, pasta del Conglomerado. Siendo lo más destacado de su negación, que no es Pueblo. Ahora bien, lo realmente destacable es que a una parte de esa pasta le habla la Imagen Divina.    

    ¿A quién le habla la Imagen Divina?. Sin duda al que tiene capacidad de mando; pues de otro modo no alcanzaría la Imagen Divina su objetivo, que no es otro que extenderse así misma en el espacio y tiempo de los hombres. De modo que hemos de observar como de un Hombre llamado El Iluminado, inventor de la Imagen Divina, hemos configurado una Imagen Divina que habla a aquel que tiene capacidad de mando. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario