lunes, 4 de marzo de 2024

08093-91.VIAJERO MADURO: 02.Cádiz: Ruta nº1 o Barrio del Pópulo

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08084 (01.03.2024 - 01.Cádiz o la Pequeña España
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08099 (06.03.2024 - 03.Cádiz: Ruta nº2 
                                      o Barrio de Sacramento)


      El Viajero Maduro, tras las explicaciones dadas en el anterior documento, inicia su visita en la RUTA Nº1 DEL BARRIO DEL PÓPULO O DEL PUEBLO, donde es posible "tomar una resolución violenta o desatinada, sin reparar en inconvenientes". 

      Dicho barrio es el origen actual de Cádiz, extendido entre las tres puertas unidas por las antiguas murallas, de las cuales quedan algunos restos. Dichas tres entradas están representadas por tres arcos como son El Pópulo, Los Blancos y De la Rosa, conteniendo una superficie de unos 40.000 metros cuadrados, destacando en su interior el Teatro Romano y la Catedral Vieja, aunque en la actualidad parece ser incluida la Catedral Nueva con su plaza y la Iglesia de Santiago, la calle Pelota, la casa del Almirante y la calle de San Juan con su Cueva del Pájaro Azul. 

     El TEATRO ROMANO se descubrió en el año 1980, es el más antiguo de España y consta como el segundo más grande, aunque se presenta incompleto. A su espalda luce el océano atlántico

      La IGLESIA DE SANTA CRUZ o Catedral Vieja huele a traición; nobleza y mercaderes, conjurados en sus riquezas, con el beneplácito de la Iglesia, hizo que este templo perdiera su ser catedralicio; ínfulas y vanidad, el endiosamiento personal y la jactancia del poder hicieron posible que claudicase ante la opulencia de la clase alta gaditana. Cómodo Centón camina por su suelo, de baldosas blancas y grises formando, en ocasiones, como mosaicos, apenas hay turistas. Cómodo, sentado en uno de sus bancos, contempla la estancia en su evidente abandono social y político de casi doscientos años, y siente la tristeza de imaginarla entre barrotes, como en una cárcel, la sensación de olvido al hallarse en un angosto rincón fuera del ámbito general urbano de Cádiz. Se levanta sobre una mezquita y presenta seis fases constructivas desde el siglo XIII (Alfonso X de Castilla) hasta 1838 que paso de la nobleza de catedral a lo populacho de un templo. Su fachada es lisa y blanca, y el acceso se realiza por la puerta lateral, apareciendo el campanario exento del edificio. El interior es barroco en el altar y en las capillas, disponiéndose en tres naves que en siglo XVII mutó, por destrucción, en columnas de orden toscano y arcos peraltados de medio punto y bóvedas esquifadas. El crucero se cubre con una cúpula semiesférica sobre pechinas, presentando, en general, un estilo manierista.  

       Por una pequeña callejuela sigue El Centón, apareciendo ante él la PLAZA DE LA CATEDRAL donde el silencio no habita; es lugar de terrazas, gentes tomando el sol, grupos de turistas detenidos pareciendo seguir las lecciones de los guías, que pronto se olvidan, grupos de jóvenes y de niños que juegan, grupos de palomas y grupos de gaviotas volando y caminando a la caza de desperdicios. No es que esté agotado, pero Cómodo necesita, como agua, una "manzanilla fina", y es en este punto que su vista cae al suelo; unas losas de color blanco y extrañas figuras que parecen ser unas feas chapuzas que rompen la unidad de las losas en color oscuro, le causa espanto, y piensa quién había sido "el imbécil" que las había ubicado con tal mal gusto en el suelo de aquella plaza.

      Decide olvidar aquella barbaridad sobre el suelo de la plaza y centrarse en la fachada de la CATEDRAL NUEVA o Santa Cruz sobre el Mar (1722-1838); monumental, un grandioso espectáculo de belleza en estilo barroco y neoclásico cuya fábrica presenta tres tipos de piedra diferentes, de manera que conforme sube la fachada disminuye la calidad de la piedra. Dos grandes torres y una portada principal en mármol blanco, respondiendo a un dibujo de formas cóncavas y convexas, conforman la visión general. El interior es magnifico y pronto se da cuenta El Centón que tendrá que deambular durante un buen largo rato por aquel espacio; se pueden ver dieciséis capillas, un coro, un altar mayor de grandes dimensiones con templete exento, y una cripta amplia, radiante y serena por gaditanos celebres ocupada. Es de cruz latina, crucero terminado en cúpula, una gran girola pentagonal. Dispone de tres naves con columnas de orden corintio y bóvedas vaídas con bajorrelieves. Ha estado algo más de una hora y media de contemplación de las formas. 

       Cómodo Centón ha subido, en una demostración atlética, por la angosta escalera de la TORRE DEL RELOJ (1851), de cuarenta metros de altura, haciendo alguna que otra parada en los bancos de los vanos por lo que se filtra la luz del sol. En lo alto se encuentran diversas campanas y que ofrece una vista muy interesante de Cádiz; y aquí se resuelve el misterio de las losas de color blanco antes citadas, pues forman el dibujo exacto del plano de la catedral, de manera que Cómodo Centón modifica su pensar sobre "el imbécil" de las losas blancas sobre el fondo oscuro del resto de las losas, llamándolo "creador y artista", y en su interior pide excusas y se rinde ante dicha maravilla, mientras se lamenta de la ignorancia de los ignorantes que miran a Cádiz y no miran las citadas losas blancas, y es en este momento que suena el tañer de las campanas; ¡glorioso!

         Ahora sí, agotado, la cultura agota que es una barbaridad, se sienta en una de las terrazas y entrega a su cuerpo una "manzanilla pasada". Disfruta del buen tiempo y del continuo pasar de las gentes, mira al Arco de La Rosa, luego a la piscina en lo alto de uno los edificios, y a un músico, con su guitarra, al que nadie hace caso alguno, mientras pasa un coche de la policía municipal al paso militar de una tortuga.

        Mira El Centón la IGLESIA DE SANTIAGO de blanco, de piedra ostionera y pilastras jónicas, una puerta y una torre en la esquina de los pies. Su fábrica es del siglo XVII y manierista, bóveda de cañón en su nave central y de aristas en las dos laterales, cruz latina y en simétrico altar mayor bien conjuntado. Cómodo ha entrado por la puerta lateral y ha salido por la puerta principal.

       Camina hacia la calle de San Juan y busca La CUEVA DEL PÁJARO AZUL; hay que bajar una escalera metálica entre un sepulcral silencio para llegar a un espacio osteonero donde predomina el ocre de la piedra y de la luz ambientada. El lugar fue un puerto fenicio y luego romano, resulta relajante, aunque poco entendible a pesar de las explicaciones del guía, al menos para Cómodo Centón.

      Con esto EL COMER se impone; Cómodo ha preguntado en La Tapería de la Abuela María, un lugar que huele a olla, en la calle San Juan, más no había mesa disponible. 

       Por la TARDE/NOCHE se impone el PASEO. 

      La PUERTA DE TIERRA, entrada a la ciudad, siglo XVIII con sus Torreones de San Roque y de Santa Elena. La IGLESIA del CONVENTO DE SANTO DOMINGO del siglo XVII, manierista y barroca, de cruz latina y con abundante decoración de yeserías y rocallas. La PLAZA DE SAN JUAN DE DIOS, recomendable para visitar tras cenar y tomar una copa, antiguo arenal situado, en la actualidad, a unos cien metros de la línea de mar, donde estuvo la Puerta del Mar y la muralla, derribadas en 1907, donde se celebraban corridas de toros y ejecuciones, siendo su forma actual de 1929, estando ubicado el AYUNTAMIENTO, academicista e isabelino, y el monumento a Moret, con la IGLESIA DE SAN JUAN DE DIOS de 1688.

    Finalmente, CALLE PLOCIA, antes Uruguay, conocida por Dársena y Boquerón, donde está actualmente el Palacio de Congresos, antiguamente la Fábrica de Tabacos de 1747. Los Plaucia fueron una familia romana de la que cabe destacar a Plotina Pompeya, esposa del emperador Trajano. Al parecer en 1826 durante unas excavaciones en la Puerta de Tierra aparecieron los sepulcros de la familia. Esta calle, sin embargo, destaca por sus bares y restaurantes, y aquí comerá y cenará Cómodo Centón en varias ocasiones.

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