viernes, 15 de marzo de 2024

08121-165.LIBROS: 48.Contribución a Así habló Zaratustra de Nietzsche: 01.Iglesia y Sacerdotes: La humildad

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                                  02.Estado y Sociedad)

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                                  02.Iglesia y Sacerdotes: El Creyente)


1: La Humildad

      La sociedad humana está llena de cuevas y en estás se guarecen los miembros de toda iglesia con su doctrina más repugnante y bajo la dirección de sacerdotes, estando todos encadenados por su salvador; hace falta que alguien los salve de su salvador. 

     A Zaratustra los sacerdotes y predicadores le inspiran piedad a pesar de tenerlos como peligrosos enemigos, junto a ellos es mejor pasar en silencio y atacarles puede ser contraindicado. Tal respeto, contradictorio en sí mismo, es significativo en la medida que, contempla Zaratustra, pudiera tener parentesco con ellos, y aunque no se explica esto, sí se advierte ya que están presos de su dios, quien los ata con palabras ilusorias y falsos valores, y en vez de colocarlos en tierra firme, habitan sobre la dorsal de un monstruo en medio de un mar interminable, impidiendo la elevación del alma. Nietzsche los ve de rodillas subiendo los escalones porque les han dicho que son pecadores y, ellos, se lo han creído en su condición de creyentes.

      Los sacerdotes sueñan como cadáveres, visten de negro sus cadáveres, y en sus cámaras mortuorias el mal olor se mezcla con lo oscuro de sus pensamientos. Nietzsche los justifica, “muchos de ellos han sufrido demasiado, y es por eso que quieren hacer sufrir a los demás” decantando sobre ellos la idea de humildad; “nada es más vengativo que su humildad” dice Zaratustra. 

     Con la humildad se excita el campo de las pasiones, amor y maldad, estableciendo un camino recto hacía lo divino como evidencia contraria a un camino satánico. Lo expresa Cómodo Centón del modo que sigue, la HUMILDAD es la imposición de uno sobre otro en cuanto conceptos divinos que aseguran la salvación del alma en un mundo celeste, en tanto en el mundo terrenal es la esencia del egoísmo para aquel que la ejerce, ya que se es humilde con el solo objetivo de lograr el perdón que emana de la salvación.

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