lunes, 11 de marzo de 2024

08109-95.EL VIAJERO MADURO: 05.Cádiz: Ruta nº4: 01.DE LOS MUROS Y BARRIO DE LA VIÑA

DOCUMENTO ANTERIOR
08105 (10.03.2024 - 04.Cádiz: Ruta nº3
                                       Lugares Pendientes)

DOCUMENTO POSTERIOR
08113 (12.03.2024 - 06.Cádiz: Ruta nº4
                                  02.De los Muros y Barrio de la Biña)


      Tras el relativo descanso del día anterior, inicia Cómodo Centón la más larga de las rutas en Cádiz; se trata de circunvalar la ciudad por la costa con una distancia de unos 7.000 metros. 

      Inicia la travesía visitando la IGLESIA/CONVENTO DE NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO Y DE SANTO DOMINGO de la Orden de Los Dominicos, compuesta por el templo, el claustro y la capilla de la Venerable Orden Tercera, levantado el conjunto entre 1645 y 1666. El convento presenta claustro central con galerías perimetrales, en colores blancos y rojo, con balcones que dan a los pasillos de las dos plantas superiores, presenta la planta baja arcos de medio punto sostenidos por columnas, siendo el suelo una mezcla de baldosas en blanco y negro, y con cuatro pozos; actualmente es un hotel donde los huéspedes se alojan en las antiguas celdas de los monjes, destacando el silencio como elemento capital ya que dicho recinto no contiene ni bar ni restaurante. Adosada encontramos la iglesia, manierista y barroca conformada por abundante decoración de yeserías en blanco. Es de planta de cruz latina inserta en un rectángulo, con tres naves y cabecera recta compartimentada en tres espacios, la nave central es de cañón en tanto las laterales son bóvedas de aristas, conteniendo un coro a los pies de la fábrica. El retablo mayor es de mármoles blancos, verde, rojo y negro, y adosados a los pilares del arco triunfal vuelan suspendidos en el aire dos ángeles lampadarios. El exterior es liso y blanco con una torre en una de las esquinas levantada con sillares de piedra ostionera.

       Larga hacía el oeste, desde aquí, Cómodo hasta la PUERTA DE TIERRA, que fue parte de la muralla de Cádiz y que separa a gaditanos de los beduinos o extramuros, construida en el siglo XVIII en mármol blanco su parte central con un torreón superpuesto de 1850, donde ondea la bandera morada de su cantón, constando a derecha e izquierda de sendo baluartes; para su contemplación requiere de una distancia importante desde donde se ve la espectacularidad del conjunto y que requiere de cierto tiempo de visualización. 

      Desde este punto es fácil alcanzar el malecón a través del Campo del Sur, apareciendo el Océano Atlántico en toda su extensión y en particular el Mar del Vendaval. Cómodo, aunque ya estuvo en este lugar, repasa el conjunto trasero del Teatro Romano, la Catedral Vieja y la Catedral Nueva. Las vistas son espectaculares; se ve las playas de La Victoria y de La Cortadura. Por el malecón se alcanza la Iglesia de Santa María que forma parte del monasterio de las franciscanas confeccionistas, primer convento que se erigió en la ciudad de Cádiz en 1527, y que Cómodo no visita por estar cerrado. Siguiendo por el malecón se llega a el Baluarte de Capuchinos, y a la derecha se detiene Cómodo, se sienta y se reanima el cuerpo con una cerveza, teniendo detrás el Barrio de La Viña. Llegando al Baluarte de los Mártires es posible apreciar la existencia de una isla a la que se llega por un paseo, sobre el agua, de unos ciento sesenta metros, el cual resulta imaginativo si se atiende a la vida de los hombres que vivieron en el Castillo de San Sebastián, que fue prisión, una fortaleza de 1706 de planta irregular para la defensa de la ciudad; dicen que aquí estuvo el Templo de Moloch/Kronos, levantándose una ermita en 1457. En este caminar sobre aguas rompiendo en las piedras corre un viento agradable y el sol está ausente; las vistas son mágnificas tanto a derecha, por donde Cómodo ha llegado, como a la izquierda, apareciendo la Playa de La Caleta con su Balneario de La Palma y cerrando el Castillo de Santa Catalina. Las sensaciones son diversas, especialmente cuando se alcanza La Casa/Garita donde más de un soldado debió de sufrir las inclemencias del tiempo y de su servicio militar, la cual huele a húmeda y olvidado. 

      Y llega la hora del COMER

No hay comentarios:

Publicar un comentario