lunes, 1 de abril de 2024

08149-99.EL VIAJERO MADURO: Monte Orgegia

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08124 (18.03.2024 - 40.Alicante: 01.Altea
                                  El Mascarat o un fracaso 
                                         no anunciado)

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     Ha tomado El Viajero Maduro desde Alicante la carretera nacional hacia Valencia, desviándose para tomar la CV.818, y una vez pasado el Hogar Provincial de la Diputación de Alicante, ha llegado a una rotonda, tomando el Camino del Garbinet durante unos 230 metros, dejando el coche a la izquierda en un descampado. 

     Cruzando la carretera de firme ligero se accede a la entrada del Monte Orgegia, donde podemos descansar en el banco de una pequeña semirotonda de piedra, junto a la cual entramos el mapa del trayecto y las oportunas indicaciones para realizar la marcha. 

    El MONTE ORGEGIA se compone de unas lomas de unos 100 metros de altura y se extiende por una superficie de unos 770.000 metros cuadrados y unos senderos que suman unos 3.000 metros. Su actual configuración data del año 2005 y su elemento principal es el pino carrasco, al que acompaña algunos algarrobos, olivos y almendros. Dispone en su centro de una vaguada como columna vertebral densamente poblada de árboles y de sotobosque. 

    El punto de partida se ubica a unos 40 metros sobre el nivel del mar y tras una suave pendiente de 250 metros alcanzamos el nivel de 60 metros, momento en el cual hay una bifurcación, tomando el camino carretero de la derecha. Vemos durante el camino zonas aterrazadas y muros de antiguos bancales, y mirando al oriente ya podemos apreciar las primeras vistas como son la Isla de Benidorm, el Puig Campana, Aitana, el Cabezo de Oro y, a continuación, La Carrasqueta más allá de Jijona, entretanto alcanzamos los 70 metros sobre el nivel del mar y ya divisamos la Peña Migjorn, advirtiendo como desde dicho monte hasta donde nos encontramos se declina una llanura. Hemos recorrido unos 700 metros desde el punto de partida, en un mundo de placidez y dulzura, presentándose todo quieto y lleno de sosiego.

    El camino, prácticamente recto, se extiende hacia el occidente durante unos 350 metros en un paseo lento y agradable, silencioso, cruzándonos con diversos grupos de ciclistas de montaña y adelantandonos figuras solitarias y grupos familiares. Llegado al MIRADOR DE LAS MONTAÑAS la vista recoge la línea montañosa por su parte sur, añadiendo a los puntos antes citados el Maigmó, la Sierra del Cid, la Sierra de Las Águilas y la Sierra de Foncalent, viendo debajo la carretera A.70 y enfrente Las Lomas del Garbinet y las casas más al norte de la ciudad de Alicante. Aquí respira el Viajero Maduro, el aire se agita entre bonacible y fresquito, las ramas de los árboles leveménte se mueven y están a punto de balancearse al pairo de un fresco viento.

     Retomando el camino, sin embargo, regresa la tranquilidad, se impone la calma y la sensación de reposo es casi absoluta. Estamos a 100 metros de altura sobre el mar cuando llegamos al MIRADOR DEL ESTE; aquí hay un lugar donde sentarse, detrás un árbol muerto preside el espacio, y piensa el Viajero Maduro que a este árbol el agua no le ha llegado, lo que contrasta con la evidente vitalidad del resto, de modo que en toda sociedad siempre hay un desgraciado y, este caso, es tal árbol. Y pasan los minutos, y algunas gentes pasan, ¡pobre árbol !, ¿qué delito has cometido que de ti el agua se ha olvidado?, y me recuerdas, árbol, a esos cofrades que, la Santa Inquisición,  un saco bendito y un capirote le dieron de regalo, aunque advierto que tú, árbol, permaneces enhiesto en el centro de esta explanada, mirando al infinito del Mar Mediterráneo, de manera que yo te acompaño contemplando la orografía de la vaguada central con su abundante y cerrado arbolado resultado del agua de la que se han alimentado y a ti, árbol, te han negado. y, a lo lejos, a unos 6Km. la Playa de San Juan extendida desde El Cabo De Las Huertas, a la derecha, hasta Benidorm, a la izquierda, y la Sierra Helada, comprobando la inmensidad del desarrollo urbanístico a pie de costa. ¡Ay, árbol, si yo tuviera alma, que no la tengo, en mi alma te llevaría!

     Respira el Viajero Maduro un aire no contaminado, y piensa lo que piensa con su logos trastornado, en buscar al guardés del Monte Orgegia y someterlo a la sequía como él al árbol ha sojuzgado. Mira al cielo el Viajero Maduro, nubes gruesas, detenidas en lo alto, se miran, y, entre ellas, el sol envía rayos de fuego. Verde el arbolado, blanco el suelo, y lo azul en lo alto pintando el Mediterráneo.

     El camino carretero inicia un leve descenso hacía el este, y llegando a los 90 metros de altura tras recorrer unos 600 metros, encontramos un Déposito de Agua que abastece mediante un sistema de riego a la totalidad del monte, y donde encontramos en los márgenes del camino diversos postes de luz extendido y podridos en el suelo del sotobosque. El Viajero Maduro intuye que todo está acabado. 

     La pendiente, aunque suave, baja 20 metros hasta una depuradora, el mundo real ha llegado, ¿dónde está el Monte Orgegia? se pregunta el Viajero Maduro, y siguiendo el camino llega al asfalto; le quedan unos 1250 metros hasta el punto de partida.

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