martes, 30 de abril de 2024

08218-176.LIBROS: 59.Contribución a Así habló Zaratustra de Nietzsche: 05.Conclusiones: 01.Conceptos

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        Todo lo anterior conduce a los tres conceptos fundamentales de Nietzsche como son el hombre, dios, y el superhombre, sobrando de dicha ecuación dios, siendo por esto que dios muere, y ha de morir para que el hombre pueda evolucionar a superhombre.

         El Hombre es un ser despreciable que vive en la plaza pública, un ignorante que carece de ideas porque es incapaz de tener ideas, que solo tiene un pensamiento animal devenido de un pensar que desconoce.

        El Superhombre es lo que debe ser el hombre, lo que está más allá del hombre, lo que define la ignorancia del hombre y la transforme en saber.

          Dios es el obstáculo, lo que se interpone entre el hombre y el superhombre

         Para lograr que la idea se materialice emplea Zaratustra diversos complejos elementos que poseen una parte de realidad y otra de imaginación. Uno de ellos es la voluntad de poder como voluntad propia del hombre en su mundo, entender que la voluntad esta presa en la plaza pública, donde el hombre es un espectador que nada puede cambiar. Otro es el egoísmo como virtud o la voluntad única del hombre que proporciona una nueva virtud, que confiere el poder sobre sí mismo sin recibir nada a cambio ya que dicha nueva virtud es el propio hombre que se elige a sí mismo, capaz de pasar de la especie a la superespecie. Tal virtud es el egoísmo que configura al superhombre, y que este lejos del egoísmo enfermo que yace en el hombre de la plaza pública. Siendo un tercero el eterno retorno o el proceso que convierte a Zaratustra en un irse para volver, ya que el hombre de la plaza pública no ha entendido la idea, pasar de hombre a superhombre, es decir, Zaratustra está destinado a volver para, de nuevo, enseñar su idea que consiste en anunciar la transformación del hombre en superhombre.

          Queda un elemento marginal en “así habló Zaratustra”; se trata de la relación entre el bien y el mal. Solo el creador conoce dichos conceptos y los diferencia, pero, sabiendo que Dios ha muerto, queda por saber quién es el creador; Zaratustra determina que el creador es aquel que da sentido a los hombres y les entrega el bien y el mal mediante una nueva tabla de valores donde el bien y el mal es una antigua locura que tiene por principio la suposición de la existencia del bien y del mal. En sentido estricto no se aclara qué es el bien y qué es el mal, sino que ambos son abandonados por el superhombre. Esto, sin embargo, no deja de ser una interpretación del texto, aunque es entendible que el cruce por la cuerda sobre el abismo rompe y elimina la relación. Sabemos que el Hombre ha de reírse de los sabios y de sus cátedras, y a de despreciar a tales falsos maestros. Si esto es así, solo queda Zaratustra como maestro en su doctrina 

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