jueves, 18 de abril de 2024

08186-172.LIBROS: 55.Contribución a Así habló Zaratustra de Nietzsche: 01.Conclusiones: Introducción

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08180 (15.04.2024 - 54.Contribución a Así habló Zaratustra 
                                       de Nietzsche: Los animales)

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08203 (26.04.2024 - 56.Contribución a Así habló Zaratustra de Nietzsche
                                       02.Conclusiones: Razón y Locura: La Idea)


      ASI HABLÓ ZARATUSTRA es un continuo de verdades absolutas, y como tal conjunto busca ser una doctrina sostenida por una idea de futuro, el hombre ha de ser superado por el superhombre, una idea de presente, Dios ha muerto, y una tercera idea de pasado como es que todo aquello que ha sido vuelve a serlo. Con esto hemos determinado las tres ideas esenciales de Nietzsche.
 
      Se trata de un texto expositivo donde los animales carecen de entendimiento y poseen sensibilidad, excepción hecha de tarántulas y moscas, donde el hombre es un gusano, dios es el Sol, su profeta es Zaratustra, y el destino inalcanzable es el superhombre. El credo es que el hombre ha de darse a sí mismo el sí mismo de su ser y que tal “darse” es el nuevo valor que conforma la voluntad de poder, de tal modo que el superhombre no es un héroe ni es un poder sobre los demás, no requiere de tener esclavos ni obliga a otros a la sumisión, no emplea la fuerza sobre los demás y no ejerce de señor, sino que se libera a sí mismo de las fuerzas imperantes en la plaza pública tanto de un estado absolutista como de un estado democrático. Esa liberación es un esfuerzo individual.

      En sentido estricto, el problema es Zaratustra; su comportamiento es superior, por eso ni se entiende ni se le escucha, y se descubre ante los demás cuando afirma que “me he hastiado de mi sabiduría”. Semejante nivel de soberbia es incomprensible, es inaceptable, deviene en rechazo. 

      Un segundo problema es la propia exposición de la doctrina; el desarrollo del relato no pretende ser un libro sagrado cuyo contenido es de obligado cumplimiento, sino una suerte de relatos que imponen una visión divina de la realidad humana. No hay un enlace lineal de los mismos, sino una superposición de difícil primera lectura, de ahí que se hagan necesarias lecturas añadidas que, a su vez, han de tener carácter comparativo 

      A su vez, los conceptos se contraponen, acaso porque no hay conceptos que puedan ser definidos, y cuando los hay no son formalmente descritos; un mismo concepto responde a diferentes posiciones interpretativas según la necesidad de un determinado relato, y responden, en todo caso, a una necesidad de carencia de soluciones. Así, ¿dónde está el abismo?, o bien, ¿quién ha extendido la cuerda sobre el abismo?; es cierto que son meras figuras literarias, pero para el hombre la poética no es de gran ayuda salvo para calmar el aburrimiento de la ociosidad. 

     Zaratustra no trabaja, es un ocioso; se alimenta de aquello que le proporcionan sus animales. Su barzonearía es evidente, y en este arte de ser un ocioso se aplica Zaratustra hasta la extenuación en su título de profeta. Tal halo de portavoz del supremacismo divino difícilmente se materializa en vida del profeta, de forma que Nietzsche termina su texto diciendo que “así habló Zaratustra, y abandonó su cueva, fuerte y ardiente como el sol de la mañana que surgía de las sombrías montañas”, de modo que Zaratustra ha cumplido su misión, dar a luz sus enseñanzas, lo que implica que sí el hombre no cumple con su destino o no ha entendido las palabras del profeta, es responsabilidad, única y exclusiva, del hombre. 

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