DOCUMENTO ANTERIOR
08145 (29.03.2024 - 51.Contribución a Así habló Zaratustra
de Nietzsche
01.De los Alumnos: Zaratustra)
DOCUMENTO POSTERIOR
08165 (08.04.2024 - 53.Contribución a Así habló Zaratustra
de Nietzsche
03.De los alumnos: Nietzsche y Stirner)
2: Cómodo Centón
Todo ASUNTO es posible siempre que el dominador del asunto domine el asunto, nos dice Cómodo Centón. En cuanto que se abandona el asunto por parte del ELEGIDO, sus sucesores, al carecer del dominio, decaen en el asunto. He aquí el por qué lo que es “uno” deja de ser sin “el uno”
Todos los profetas, todos los santos, todos los sabios y maestros, todos lo que están, de hecho, convencidos de ser enviados por Lo/Eterno, tienen por intima convicción personal que su doctrina es la verdadera, la única, y en esta explicita razón se ven destinados a extender sus enseñanzas en la plaza pública, ya que de otro modo están destinados a vivir en soledad y a ser olvidados por el futuro. Así, todo maestro precisa de un alumno, de otro modo no es un maestro. La cuestión no es lo que enseña ya que siempre, todos los maestros, enseñan lo mismo como un doctrinario divino traído a la tierra. El asunto es, pues, de dónde salen tales doctrinas y el fin de sumisión que contienen.
Cómodo Centón nos dice que toda Doctrina es un compendio que recoge los actos que ha de seguir el Hombre para alcanzar un fin imaginario; su poder reside en su capacidad para establecerse por sí misma como verdad, de forma que no admite desarrollo interno, ya que cualquier modificación de la misma equivale a reconocer su mentira. Sin embargo, la Doctrina evoluciona, pierde y gana elementos en la vida, justificándose como una adaptación a los tiempos que corren, de modo que aun siendo mentira sigue siendo una verdad. La Doctrina no cambia en su esencia, si en cuantas personas la componen, esto es, en los alumnos.
Conforme a lo anterior, la doctrina del maestro queda modificada por el alumno, y es dicha modificación en lo que reside el fracaso del maestro y la incapacidad del alumno, de forma que resta el nacimiento de la obediencia a unas normas que se van regulando y adaptándose a cada uno de los tiempos; de otro modo, la doctrina muere.
No hay comentarios:
Publicar un comentario