sábado, 6 de abril de 2024

08160-10.TEATRO: Salomé

DOCUMENTO ANTERIOR
06585 (18.09.2021 - Medea)

DOCUMENTO POSTERIOR


         SALOMÉ, representada en el Teatro Principal de Alicante, es una obra de Magüi Mira o María Luisa Mira Franco que, a su vez lleva la dirección, con escenografía de Curt Allen Wilmer y Leticia Gañan, vestuario de Helena Sanchis, música de Marc Álvarez, e interpretada por Belén Rueda, Luisa Martín, Juan Fernández, Pablo Puyol, Sergio Mur, Antonio Sansano, Jorge Mayor, José Fernández, José de la Torre.

         La HISTORIA conoce de los acontecimientos, supuestamente históricos, de las relaciones entre Salomé y Juan El Bautista en territorio romano de la Tribu de Judea, donde gobierna el tetrarca Herodes Antipas, que no rey, en compañía de su señora Herodías, hasta que la cabeza de Juan El Bautista es servida en bandeja de plata. El motivo del encarcelamiento de Juan es su actitud ante el dictador Herodes y el desprecio que siente por los pecadores matrimonios de Herodías. Estamos ante una explosión de feminismo rancio, donde el mundo se divide entre buenos, Salomé y Juan El Bautista, y malos, Herodes Antipas y Herodías, de modo que los dos primeros son los listos y los dos segundos son los payasos, a lo que se añade la escena de seducción carnal de Salomé sobre Juan El Bautista, a la vista de lo cual el beso de Rubiales es una mera pantomima de abuso sexual, lo que evidencia la hipócrita sociedad española del siglo XXI. Dicho de otra manera, a Herodías le tiene sin cuidado el rechazo de Juan El Bautista, lo que le cabrea es el acoso social de Juan El Bautista sobre ella, de ahí que pida la cabeza. 

         La NARRATIVA contiene una valoración muy personal de Magüi Mira sobre un solo decorado y que parece desarrollarse en un solo acto con una sucesión de escenas comprimidas linealmente, donde los personajes actúan dentro de diferentes secuencias. El TEXTO denota abundante vulgaridad mediante expresiones y frases reiterativas como sí el espectador fuese tonto de nacimiento e incapaz de aprehender a la primera, en un fallido intento cómico. Tres dircursos feministas se imponen a Herodes y sus Guardias Reales cuando Herodías convierte a Herodes en un simple macho/imbécil al servicio de Roma. Se dan, a su vez, diversas faltas interpretativas de la historia, especialmente cundo se dice que los romanos llegaron a Palestina, lo cual es mentira ya que Roma llegó a una tierra donde estaban asentadas las Doce Tribus de Israel y, particularmente, a Judea, y en cuyos territorios no habitaban los árabes y menos aún los árabes/palestinos, siendo Roma la que denomina al territorio como Palestina. Por otra parte, el lado del macho/bueno queda representado por Sirio, una mezcla indefinida de hombre/mujer. Se completa la historia con las innecesarias canciones de Juan El Bautista.

     La DIRECCIÓN es buena, sobre todo si atendemos a los actores que intervienen, a la buena ESCENOGRAFÍA y COREOGRAFÍA con un carácter central sobre las tablas e ignorando los extremos del escenario. Una larga mesa, llena de viandas, sin sillas preside toda la representación, y dos austeros sillones, que recuerdan a los que antes se usaban para cagar y mear, sirviendo además de celda de Juan El Bautista determinan el UTILLAJE. 

         La ILUMINACIÓN es buena; los colores recogen bien los diferentes momentos escénicos, y dan un aire agradable a la representación. Por otra parte, el VESTUARIO es variopinto y alejado del siglo en el cual se desarrolla la historia; el tetrarca Herodes viste de emperador del siglo XIX e imita a Hitler, su señora Heroidas parece salir del renacimiento como un esperpento, Salomé viste de fuego, San Juan Bautista parece un motero, Sirio es una representación entre lo femenino y lo masculino, y los guardias recuerdan al Igor de Frankenstein. La MUSICA tiene su fundamento, en ocasiones sometida, lamentablemente, a los cantos de Juan E Bautista, que son excesivos y resultan entre aburridos y cansinos.

       Entre los ACTORES hay que destacar a la Guardia Real con bien planificadas coreografías de pasos concisos y precisos, ademanes mínimos y perfectamente coordinados al tiempo de un guion interesante en sus exposiciones. Destaca también, a nivel individual, Sergio Mur, el cual cumple tanto por su voz como por sus ejecuciones de brazos y manos, en un buen alarde de mimo y sencillez, componiendo como cierto baile espirituoso. Belén Rueda ejerce de señora de la escena; su Salomé es atractiva, contiene cierto aire espectacular, realiza una danza sobria e interviene bien en el esquema general de la representación. En cuanto a los personajes de Herodías y Herodes resultan grotescos y mal planificados, mientras que Juan El Bautista deja bastante que desear, no tanto por su ser de actor como el papel no creíble que incorpora.

      Podemos decir que es una obra sostenida por la fama de Belén Rueda, lo que conlleva un éxito de taquilla, y en el caso de Alicante aumentada por el hecho de que la actriz viviera en Alicante entre los cinco y dieciocho años. Salomé se puede ver y no ver, es indiferente; si se acude al teatro se pasa un ligero buen rato que declina por elementos insustanciales, y si no se acude al teatro, nada se ha perdido usted. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario