00526-34.SOY EL DESCANSO DE MI MISMO: 01.Libre Albedrío

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Pero como el Pensamiento no es lineal ni aún cuando tenga lugar en la misma línea, surgen aparentes modalidades que, permaneciendo en la vía principal, crean ciertas modificaciones causantes de desviaciones posibles. Si Lo Eterno lo sabe todo, sin duda alguna que conoce el destino de ese ser, por él creado, y que conocemos como Hombre. Si la voluntad de Lo Eterno ha decidido, la voluntad del Hombre no existe. Por una parte están los "mitigados" o destinados al bien, y por otra los "herejes" o destinados al mal, y ese destino es eterno y prefijado por Lo Eterno, de ahí que la voluntad del Hombre este sujeta a una de las dos consecuencias, bien la de ser "elegidos" para el bien, bien para ser los "réprobos" por Lo Eterno y conducidos al mal. Ahora bien, el hombre ha sido creado mortal y concupiscente, de ahí que el pecaado original no existe, de modo que el bautismo borra los pecados cometidos en vida, ya que la naturaleza humana no ha sufrido debilitación alguna y su voluntad permanece intacta. Por otra parte la posición de Lo Eterno es doble; en un sentido gracia" y en otro "gloria". Así todos los hombres están "destinados a la gracia" y solo algunos están "destinados a la gloria", y esto es así porque manteniéndose intacta la voluntad del Hombre, el LIBRE ALBEDRÍO determina la actuación del Hombre frente al destino conocido por Lo Eterno. "Gracia" es lo que Lo Eterno concede, "Gloria" lo que el Hombre alcanza o no alcanza. La idea del Hombre, pues, NIEGA LA LIBERTAD DEL HOMBRE frente al Libre Albedrío, ya que existe una negación sincera de Lo Eterno para la salvación de la totalidad de los hombres. Sin embargo lo importante aquí es buscar la salvación terrenal de las leyes sociales, de tal manera que se concluye diciendo como el Eterno es el bien o Lo Eterno salva al Hombre, no se dice de qué, y la actuación del Hombre es el mal y por lo tanto es el Hombre el que se condena por una actuación, frente a Lo Eterno, que se presupone mala en relación al estado y la religión, es decir, el Poder.