REPÚBLICA, res publica, cosa publica.
Conforme a lo anterior, toda monarquía es una república, también toda tiranía; no importa que responda a un presidente, a un monarca, al jefe de la fortaleza. Lo que conoce de la "cosa publica" es una "república".
Así, los griegos organizaron en sus ciudades las primeras repúblicas que fueron oligarquías, los romanos tuvieron su república pero mandaban los senadores, las ciudades-republicanas del Renacimiento fueron fincas familiares, más recientemente hemos tenido las repúblicas socialistas soviéticas ejerciendo dictaduras, y en la actualidad aún conservamos la república árabe unida a cuyo frente hay un rey absoluto.
Pero queda más; hay repúblicas democráticas, federales, unitarias, donde el presidente sale de un comité de elegidos, de las urnas directamente o sale del parlamento, y hay repúblicas donde el presidente es el jefe del gobierno, otras donde el presidente elige al jefe del gobierno y, también las hay, donde el presidente hace la misma función que un rey constitucional.
A la vista de lo anterior..., si todo es república, ¿QUE ES UNA REPÚBLICA?
Una república es una ilusión, una idea fantasiosa, un sentimiento descerebrado, que conducen a un enaltecimiento de la cosa publica. Hay hombres que no teniendo república la sostienen como el no va más allá de la libertad, de modo que cuando la tienen comprenden que es lo mismo que una cosa publica más. Estos hombres afirman el derecho de sus hijos a heredar y niegan el derecho del príncipe a heredar; ¿qué no es lo mismo?, ya lo sabemos, pero afirmando la negación logramos negar la afirmación.
Entonces podemos entenderlo: el problema de la cosa publica es que trata de la cosa publica. Y en este punto de la cuestión viene a cuento lo que, en su libro sobre LA EVOLUCIÓN DE LAS IDEAS, dice Cómodo Centón: una sociedad avanzada es aquella en la que nadie quiere el poder.
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