lunes, 6 de febrero de 2012

00911-20.VERSOS DE EXISTENCIA Y DE VIDA: El hombre quieto

Documento anterior  00852
Documento posterior 00911

Espera tranquilo el hombre,
a que yo salga de mi alcoba
espera, envuelto en túnica
negra, de tela de paciencia.
sabiendo, como sabe el hombre,
que es la victoria su espera.

Quieto está sentado, sus manos,
sin carne, descansan en esas
inciertas rodillas que cubre
la túnica negra, sus pies
no se aprecian, un agujero
negro sin fondo su cara es.

Sobre su hombro apoyado
un palo, que antes fuera fértil
árbol, sobre la mesa a su lado
descansa esa punta afilada
de guadaña, como la luna, plata,
y una taza blanca de café callada.

Yo tengo mi sien pegada, caliente,
a la madera de la puerta cerrada.
Bombea veloz sangre mi corazón
a la cabeza. No se escucha ni
el respirar en la sala donde espera
ese hombre que ve sin miradas.

Voces mudas, en la calma pausada,
se acomodan en mis oídos, haciendo
su avío plateada la luna mira, mientras
difereciendo el hombre negro espera
no se si al alba o, acaso, tan solo,
que asome mi aliento tras la puerta.

Es la puerta la raya, la llave que
defiende mi vida de la alimaña,
infausto tiempo que va cediendo,
vórtice que me va envolviendo
hasta depositarme, quierase o no,
ante la túnica negra del hombre quieto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario