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Dice Cómodo Centón que a toda persona le es dado el escribir si leer también sabe, una nota, una carta, tal vez una novela, acaso teatro, un ensayo, más escribir un "libro" es una realidad que solo a unas pocas personas le está dado el escribir. Tal es el caso que nos ocupa, RODRIGO DE ADISAVEVA, un libro, y su autor, FERNANDO DEL CACHO MILLÁN, de modo que en esto del escribir, que cualquiera puede hacerlo, constan escribientes, amanuenses, copistas, escritores y hasta maestros del escribir, entre otros, pero "libro" y "autor" apenas unos pocos son.
La HISTORIA quiere contar el camino que sigue Rodrigo, atendiendo al contenido de un Código, en una serie continuada de aventuras, donde lo insólito, el suspense, la emoción y lo entrañable se amasan a la vez para lograr un entretenimiento. Quiere, sin embargo, Fernando del Cacho ir más allá, quiere aprehender la "palabra", y lo hace haciendo juicio sobre los "sucesos", afirmando y negando su "posición" sobre los mismos, quiere ser una majestuosa ave que vuela libremente, profundizando en la palabra como expresión. Lo que se cuenta en RODRIGO DE ADISAVEVA, y en la forma de novela, trata del devenir de un sujeto activo, Rodrigo, y de un objeto pasivo, el Código. Ambos, sujeto y objeto, diseñan la línea esencial en una espiral única sobre la que se trazan tangentes en forma de cuentos que rozan en esa línea esencial y rebotan en la misma para salir despedidas, no con el fin de ser olvidadas sino con el ánimo de integrar la consistencia misma de la historia. Una PRIMERA PARTE muestra el "nacer" de Rodrigo al conocimiento, su transformación material integrante espiritual, ese lanzarse al camino del "saber" retirando de sí todo cuanto de mundano posee, estudios y propiedades, adquiriendo como manifestación de su nueva condición una "túnica", la cual, en virtud de diversas circunstancias, acaba en un taller de costura, es robada y recuperada. La SEGUNDA PARTE nos presenta a un Rodrigo hondamente afianzado en las enseñanzas del Código, definitivamente asentado en "su camino", totalmente pasivo en cuanto a las circunstancias de la materia, indiferente al devenir de los acontecimientos que lo rodean, procreador de "milagros", cada vez supuestamente más sabio, respetado, admirado, capaz de causar temor y amor a un tiempo, siempre victorioso, eje de intrigas, todo dentro de un mundo donde la "ignorancia intelectual" prevalece y domina a una sociedad de pasiones primitivas.
Se completa la estructura general de la novela con dos textos significativos, es uno el Canto del Trovador, siendo el segundo El Campo del Pensamiento, quedando un tercer texto, el Código, del cual solo conocemos aquello que la "historia" nos va mostrando. Más dejaremos, para el final, éstos.
Recuerda la NARRATIVA a las "telenovelas"; secuencias no muy largas, escenas más bien cortas, planos diversos, entrelazados y discontinuos. Veamos algunos ejemplos: capítulo 7º. "Rodrigo hacía el monasterio" con 20 líneas de texto. "Búsqueda del nieto de Manuela" con 22 líneas de texto. "Rodrigo ante el monasterio" con 29 líneas. "Búsqueda del nieto de Manuela" con 34 líneas. "Rodrigo dentro del monasterio" con 43 líneas. "Búsqueda del nieto de Manuela" con 34 líneas. Otro ejemplo: capítulo 5º de la 2ª parte, el furgón de la Guardia Civil, sigue párrafo de José, sigue párrafo del furgón, sigue párrafo de José. En el capítulo 3º de la 2ª parte encontramos una secuencia de 300 líneas en la Cueva del Mago. En ocasiones se entrelazan párrafos de diferentes dimensiones y con distintos personajes. A veces se concluye la exposición de un asunto en un párrafo, otras se extiende de forma intercalada con otros párrafos. Se toman, se olvidan y se retoman simbolismos, como el "ave", que se extiende a lo largo de la novela o bien se concluye un capítulo con un nuevo asunto que se reinicia en capítulos posteriores, así la "familia de José y Litolda". Tal tratamiento de "telenovela" es posible por la ingente cantidad de personajes que se suceden, característica de una "telenovela", vemos al principio del libro a la tía Tule y al cura Riquelme como primeros actores, esenciales parecen el burro Sisebuto y los hermanos Retrueques, importancia adquiere el taller de Casilda, parece esencial la pastelera Remigia, importancia colosal cobra El Verdades. Pero, y por contraposición, ese aire de telenovela queda roto por la casi ausencia de diálogos.
Se completa la estructura general de la novela con dos textos significativos, es uno el Canto del Trovador, siendo el segundo El Campo del Pensamiento, quedando un tercer texto, el Código, del cual solo conocemos aquello que la "historia" nos va mostrando. Más dejaremos, para el final, éstos.
Recuerda la NARRATIVA a las "telenovelas"; secuencias no muy largas, escenas más bien cortas, planos diversos, entrelazados y discontinuos. Veamos algunos ejemplos: capítulo 7º. "Rodrigo hacía el monasterio" con 20 líneas de texto. "Búsqueda del nieto de Manuela" con 22 líneas de texto. "Rodrigo ante el monasterio" con 29 líneas. "Búsqueda del nieto de Manuela" con 34 líneas. "Rodrigo dentro del monasterio" con 43 líneas. "Búsqueda del nieto de Manuela" con 34 líneas. Otro ejemplo: capítulo 5º de la 2ª parte, el furgón de la Guardia Civil, sigue párrafo de José, sigue párrafo del furgón, sigue párrafo de José. En el capítulo 3º de la 2ª parte encontramos una secuencia de 300 líneas en la Cueva del Mago. En ocasiones se entrelazan párrafos de diferentes dimensiones y con distintos personajes. A veces se concluye la exposición de un asunto en un párrafo, otras se extiende de forma intercalada con otros párrafos. Se toman, se olvidan y se retoman simbolismos, como el "ave", que se extiende a lo largo de la novela o bien se concluye un capítulo con un nuevo asunto que se reinicia en capítulos posteriores, así la "familia de José y Litolda". Tal tratamiento de "telenovela" es posible por la ingente cantidad de personajes que se suceden, característica de una "telenovela", vemos al principio del libro a la tía Tule y al cura Riquelme como primeros actores, esenciales parecen el burro Sisebuto y los hermanos Retrueques, importancia adquiere el taller de Casilda, parece esencial la pastelera Remigia, importancia colosal cobra El Verdades. Pero, y por contraposición, ese aire de telenovela queda roto por la casi ausencia de diálogos.
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