jueves, 30 de julio de 2015

02415-28.JIJONA: 04.Bar Avenida

DOCUMENTO ANTERIOR:
02414 (31.08.2015-27.JIJONA: 03.Bar Avenida)

DOCUMENTO POSTERIOR:
02416 (30.07.2015)

                                                         VI: EL BAR AVENIDA                                          

     La cooperativa sindical, de la que había nacido la Caja Agrícola de Xixona y que había levantado el ya mencionado y descrito edificio en "la plaza", tuvo, desde un principio, graves problemas de liquidez, ya que funcionando su actividad en 1933, recibió en tal año diversos embargos. El asunto acabó en una subasta con un precio de partida de 60.000 pesetas o 360 euros actuales, siendo adjudicada por 40.000 pesetas o 240 euros actuales a favor, por partes iguales, de dos cuñados, Ramón Segura Jerez y El Tío Peluca, muriendo el primero en agosto de 1939, constando esa mitad de la propiedad, en 1944, a nombre de la viuda, María Cremades Soler, hermana del Tío Peluca, y de sus hijos Luis y Ramón, quién fallece en 1949, quedando Luis Segura como único propietario de la mitad del inmueble, enajenandolo en 1952 a favor de su tío, El Tío Peluca.


    A la vista de lo anterior, y en 1934, abría sus puertas El CAFÉ-BAR AVENIDA en el número nueve de la Avenida de La República, que respondía al número de teléfono 86 de Jijona, donde se servían los mejores helados, café, licores y aperitivos de todas clases. El nuevo establecimiento, por sus dimensiones, se ofrecía adecuado para reuniones de las distintas facciones que formaban parte de la vida política y social de Jijona durante la Segunda República, de modo que alternativamente era su salón campo de celebraciones de diversas y encontradas ideas, lo que resultaba beneficioso para el negocio y, en especial, para el bolsillo del Tío Peluca. Y es en esto que encontramos la acusación por "desafecto a la república" que fue el delito por el que El Tío Peluca fue juzgado, como ya hemos dicho en párrafos anteriores, y acabo cumpliendo un año de condena, multa y destierro, aunque no queremos ignorar que "la derecha" atraía más al Tío Peluca.

    El Tío Peluca hizo cambios en el local recién comprado en 1933; se deshizo de parte del entresuelo que se incorporó al café, abriendo un salón de gran altura y muy diáfano, que se llena de luz entrante tanto por los ventanales bajos como por los arcos de medio punto del entresuelo; dicho salón tenía en el suelo unos dibujos geométricos en color gris, siendo de color crema las paredes con una banda negra largada en paralelo al suelo, y en el mismo se disponían de unas dieciséis mesas de madera, que no son las actuales, con piezas cuadradas de mármol achaflanadas en sus puntas, las cuales pueden verse actualmente en El Trabajo pero con patas de metal de color negro. Sobre el mármol se disponía un tapete rojo para los juegos de cartas, estando también a disposición de los clientes fichas de dominó y parchís. El servicio lo prestaron, entre otros, Don Pedro, hermano del Tío Peluca, Serreta, Molina, Pepito Camarasa, Ángel y Antonio Garrigos "Macano", terminando éste último trabajando en El Trabajo.

     La barra se encontraba frente a la puerta de entrada, disponiéndose a la derecha e izquierda de la misma de dos enormes puertas acristaladas en pequeños cuadros, que conducían la una a los aseos y la otra a la cocina, a un patio y a una pequeña estancia; la cocina, que estaba servida por tres-cuatro cocineras con la Tía Regina, preparaban multitud de condimentos-aperitivos, y en el patio se elaboraba agua cebada y café helado, resultando especial “la marquesa” (café helado y anís seco), comprándose en las fábricas barras de turrón para su venta, siendo normal en los meses de la campaña del turrón que Santiaguet se presentase en las fábricas ofreciendo café a los que en las mismas trabajaban, mientras que en la pequeña estancia se celebraban, con nocturnidad, partidas ilegales de cartas ya una vez la guerra de 1936-39 acabada. 

Una Escalera daba acceso al lugar que ocupaba la orquesta, sobre la barra, en los días de celebraciones, al entresueloy a la primera planta que coincidía con el balcón corrido, y donde tuvieron su vivienda, hasta 1958, Santiaguet y Antonieta. 

      La fachada debió de sufrir algunos cambios. Desapareció del tímpano la palabra "caja", debajo del  mismo las palabras "crédito" y "agrícola" así como el decorado en vuelo sobre fachada antes descrito, dejando diáfana la visión de la totalidad del arco de medio punto sobre la puerta central, 

 En los meses de verano se ampliaba el Bar Avenida extendiéndose sobre la acera de la "plaza" con dos hileras de sillas de madera y mesas rectangulares, siendo las primeras de tijera y plegables, y las segundas con patas de hierro en negro y centradas bajo una pieza de mármol.

Los años que siguieron fueron rentables para el Bar Avenida, así como para Monerris Planelles, Sánchis Mira y la Viuda de Wenceslao Monerris que se auparon, desde la terminación de la guerra de 1936-39, como las grandes turroneras de la época, mientras las jijonencas, a mediados de setiembre, bajaban desde las calles altas, con sus sillas de esparto, a los obradores, y era por entonces que Jijona olía. Más, la muerte cercena en 1957 la dulce existencia de El Tío Peluca, y anuncia el fin del Café-Bar Avenida.

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