viernes, 17 de noviembre de 2023

07858-14.ARTE: Agustín Ibarrola Goikoetxea, ni pintor ni escultor

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06784 (27.02.2022 - Cuadro de Victoria Boyero)

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       Nos dice Cómodo Centón que, francamente hablando, Agustín Ibarrola Goikoetxea, ya fallecido, es una estafa en si misma tanto en su pintura como en su escultura, no pudiendo saber que es más lamentable y feo, si su pintura sobre piedras y árboles o su sucia y deplorable escultura. Sin embargo, Agustín Ibarrola es miembro del Partido Comunista de España y, se supone, que, de izquierdas, además de vasco, lo que hace de Ibarrola un pintor y escultor "esencial" del arte.

   Sí Agustín Ibarrola hubiese nacido fuera del País Vasco y, además, de derechas o de extrema/derecha, Ibarrola no existiría en el arte porque sería un fascista. 

       Su cubismo y expresionismo es más falso que la falsa moneda.

      Cuando Ibarrola nos dice que "las piedras tienen formas", no dice nada nuevo y cuando dice que "yo puedo trazar una línea recta" y al alejarse descubrir que "las líneas rectas y se han convertido en líneas curvas", está descubriendo algo que ya es viejo, es decir, que la línea recta no existe. 

      Lo que ve Ibarrola es una naturaleza de concavidades y convexidades, de huecos y volúmenes, lo que es cierto ya que la línea recta no existe, y descubre, cual pintor de brocha gorda, que lo que pinta es arte, cuando, en realidad, es ensuciar el arte propio de la naturaleza, degradando lo natural con una explicación expresionista y supuestamente cubista. A su vez, cuando construye un engendro metálico a partir de planchas artificiales, lo que está denotando en su manifiesta incapacidad escultórica. 

     Por otra parte, argumentar que "la parte no pintada está estructurada geométricamente, no de acuerdo con la geometría tradicional, sino con la geometría moderna, que hace que una cosa pueda estar detrás y delante al mismo tiempo" solo está estableciendo que lo que hay más allá de la física es la metafísica, como un aristotélico cualquiera, lo que tropieza con su militancia marxista, y, además, está verificando que, al cabo, lo divino existe, como un tomista cualquiera. 

       El supuesto arte de Ibarrola es, en realidad, una agresión sexual a la naturaleza 

     Pagar un dinero por ver y admirar a Ibarrola es propio de cretinos o de aquellos que llevan un retardo en el crecimiento físico y mental, y atender a la justificación artística de ensuciar árboles y rocas, así como de pasmarse ante unos tablones unidos con fuego y otros artilugios, es propio de deficientes visuales que se creen aquello de que la materia "es perforada ópticamente por la mirada del visitante".

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