sábado, 15 de enero de 2011

00426-13.CINE: 01.Balada triste de trompeta

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Es una película del año 2010, española, dirigida por Alex de la Iglesia, de 1,50 horas de duración, y responde al género drama-horror. Es una película que me gustaría recomendar pero que no me atrevo a recomendar. BALADA TRISTE DE TROMPETA hace referencia al pasado, un tiempo muerto que no ha encontrado el reposo de la paz, ese muerto que llora y gime en el Payaso Triste. Sin embargo lo que DEFINE a Balada es ese MOTORISTA que vuela, que siempre fracasa en su intento de volar, que acaba siempre estampado contra una pared, que cae al suelo y nadie repara en su dolor, porque ese Motorista es, y es mera intuición del que esto escribe, Alex de la Iglesia. La DIRECCIÓN de Balada es complicada, ya que se basa en una historia encadenada de sucesos inconexos y mal pegados, al tiempo que resulta la propia de un director de cine curtido, serio, con oficio, que ha trabajado el MONTAJE con sangre y sudor personal, como deseando acabar con la película.

Una TRAPECISTA, dos PAYASOS y una ORDEN por cumplir que no quiere ser cumplida, se enredan en una historia SIN GUION y SIN NARRATIVA.

Balada se escenifica en dos actos. El primero de ellos es deslumbrante, los créditos de entrada, la Guerra de 1936-39 y los efectos sobre un niño, dan paso a un recordatorio documental de la España que llega al año 1973, donde se inicia el segundo de los actos con resultado entre incrédulo y decepcionante, donde dos payasos, que lo son porque sino se dedicasen a los niños se dedicarían a matar personas, saborean el olor enfermo de una trapecista, maltratada a placer, la que termina, al final de la película, siendo el objeto inadecuado de una venganza sin significado alguno. La dificultad está en la falta de una narrativa que intenta resolver un guión que no interesa.

El color gris escenifica la miseria de la vida, la entrada de luz, lateral y perfectamente enfocada, componen una serie de fotogramas dignos de KIKO DE LA RICA, donde la planimetría de los cuadros, desde los de conjunto y semi-conjunto, planos medios y primeros planos, junto a picados y contrapicados, muestran situaciones de descripción y creación, alcanzando y sumergiendo al espectador en una visión sonora que es difícil de seguir pero que envuelve la capacidad de comprensión de aquel que está ante la pantalla, de modo que el ritmo emocional del espectador se somete a la ausencia de emoción contenida en la película. Dicho de otro modo, al no existir Narrativa y ser el Montaje un imposible, la sucesión de secuencias responden a un modo estanco sin ilación entre planos y escenas, de modo que la rapidez de desplazamiento del objeto, la venganza propiciada por el Padre del Payaso Triste, se transforma en el sujeto de la película. Hay momentos, por sí solos, destacables; el Payaso Padre, machete en mano, matando soldados de Franco, el Payaso Triste apuntando, con una pistola, a la cabeza de un niño, la lengua al aire de la trapecista, tras un velo y una tonalidad ocre, mientras es penetrada por el Payaso Gracioso, la infrahunamidad del Payaso Triste, desnudo y en la soledad de un bosque alicantino, mientras devora carne cruda, frente a la cacería o la transformación del Payaso Triste en un animal vengador llevado por su oscuro odio hacía si mismo.

En cuanto a los ACTORES decir que no actúan, representan papeles que no son creíbles. Todos los personajes parten de un juicio, y ese razonar al personaje absorbe las emociones del mismo, de modo que la idea previa domina sobre la percepción del personaje. Las reacciones son un encadenamiento de sinsentido porque el sujeto principal ambiental es un circo que aparece como fondo de unas historias que carecen de interés pero que llenan el metraje.

La MÚSICA es esencial en esta pelicula de sonidos, en especial la percusión que insta a elevar el contenido de escenas y de algunos planos. En cuanto a la caracterización ni el matrimonio de los perros, ni el propietario del circo ni el propio circo emiten sensaciones especiales; la Trapecista ni siquiera sensación alguna, tanto mientras está evolucionando por los aires como cuando es el objeto de la ira del Payaso Gracioso, quién, junto al Payaso Triste, sufren ambos de un exceso de maquillaje en metros de película.

Balada cobra intensidad, a cargo de la cámara, en la secuencia final en la Cruz de Los Caídos, donde los cambios de plano y del ángulo de la misma, inmerso todo en un decorado camino del gris marengo, resalta junto al rojo de la tela. El último fotograma de la Trapecista debería ser el fin, con un fundido a negro y aparición de los créditos finales, pero no, de nuevo el Montaje, en vez de crear el curso de la narración, rompe con la narrativa e inserta una innecesaria escena final compuesta de planos que quieren dar sensaciones y solo logran razones, esto es, la idea de una "orden" por cumplir que no quiere ser cumplida y que se ejecuta sobre un inocente.

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