martes, 18 de enero de 2011

00428-28.SOY EL DESCANSO DE MI MISMO: 01.El cálculo del placer

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El resultado es la EVIDENCIA, entendida como un criterio de verdad, donde se encuentra la realidad, la cual tiene que vivir como una vida feliz. La FELICIDAD es el placer, un continuo sin perturbaciones, la ausencia del dolor, siendo la meta del Hombre el deseo y el máximo placer sensual. Queda claro en esta Idea del Hombre que el Dolor es causado por el temor, y que las falsas opiniones sobre el Mundo crean ansiedad. Así consta el temor al más allá como consecuencia de los castigos que allí esperan al Hombre, puebla el Hombre el cosmos de figuras, tanto divinas como demoniacas, que exigen del Hombre sacrificios personales y sobre otros, teme el Hombre a todos los fenómenos naturales que no puede explicar. Este envenenamiento de la vida del Hombre se soporta sobre una falsa concepción de la naturaleza, propiciada por la ignorancia. Pero existe una solución: evitar el EXCESO. El placer es lo esencial, pero hasta esto que está en la base de lo humano tiene un límite y sobrepasarlo implica que el placer se vuelve contra el Hombre, dejando de ser placer para expresarse como maldad. Por tanto el placer se puede prevenir y, sobre todo, planificar. Nos encontramos ante el CALCULO DEL PLACER; para saborear un placer se precisa su abstinencia, de modo que el placer se obtiene frenando el deseo durante un periodo de tiempo, de tal manera que al hacer uso de ese placer, éste se presenta y manifiesta con toda si intensidad. Conforme a esto lo que impera son las reglas personales, quedando relegadas las leyes morales del grupo humano, se trata de vivir el momento como si el antes y el después no existiesen, conforme a unas premisas que indican como temer al Eterno no es bueno, de tal manera que puede el Hombre creer en Lo Eterno pero vivir como si Lo Eterno no existiese, apareciendo aquí una variante del Ateísmo, y, además como vivir el momento soportando lo terrible, como conseguir lo bueno es fácil y despreocuparse de la muerte; la MUERTE no concierne al Hombre, ya que mientras vivimos la Muerta no está, y cuando llega ya no existimos, ya que el Alma se ha desintegrado en el primer síntoma de la Muerte, lo que es así por la propia estructura del Alma como conjunto de átomos. Ya hemos visto como una teoría previa explicaba la caída vertical de los átomos en un espacio vacío, donde venían a formar vida. Ahora bien, si los átomos caen eterna y verticalmente, nunca dejarán de caer y esa verticalidad les impedirá reunirse para la formación de la vida.

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