martes, 6 de marzo de 2012

00949-19.PRINCIPIO DE LA HISTORIA: 01.De la construcción del Molino

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           Y miró Regina la fábrica del Molino; su excidio era su estampa, y era por fuera una asolada torre cuadrada, sin puerta y sin ventanas, una destrucción convertida en la fe de los mirones pegados al soler de una bancada corrida. Se sentó Regina junto a ellos.

          El Constructor fue levantando la construcción desde dentro, piedra a piedra ensamblada; tres paredes primero. El tiempo que duró el levantamiento de aquellos tres lienzos fue la vida del Constructor un fluido trascurrir entre aquellos que respiraban vientos; luego se detuvo, y descansó. Fue cuando los primeros mirones quedaron en contemplación de aquella cosa, más no se publicó, eran aquellos trabajos desconocidos; "eso demuestra la placidez de la especie humana, que se justifica diciendo que como no es notorio no es conocido, modo en el cual el ignorante hace gala de su nesciencia y oculta su ignaro" dijo el Heredero del Constructor a su ascendiente. Sin embargo, ante el tuero que brillaba fuego en el fondo del hogar, allá en el lienzo interior de uno de los muros, El Constructor desencadenó una parte de su pensamiento para aliviar el desconocimiento que de su obrar la especie humana tenía, e hizo que todos pasasen a ver, dibujado, con su planta y sus alzados, la hermosa figura del Molino, con su puerta y su ventan, con sus aspas y la robustez de su fábrica. Los mirones que pasaron se lo significaron, el resultado era un cuadrado; no les creyó el Constructor, y discutieron sobre las rectas y las curvas, afirmando unos que la recta es la ausencia de la curva, siendo la curva la ausencia de la recta que decían otros, negándose todos a considerar que hubiera relación alguna entre los planos  del proyecto y la realidad de la construcción. El Constructor se sumió en una melancolía sahumándose de sí mismo y quedo en barbecho de seguido. Fueron aquellos tiempos de desgarro para El Constructor, que vivía envuelto en un arrepentimiento, pues de que servía hacer público algo que luego no se reconocía como notorio. Expiro lo que pudo, lo que le ayudo a retomar las fuerzas en el trabajo y continuó con la construcción levantando el cuarto lienzo.

- Será un descalabro... -dijo uno de los mirones; y se fueron separando en busca de otro referente que les promoviese una posible mejor vida-

- Erostratismo -dijo Eróstrato-

          El cuarto lienzo fue levantado desde el interior; había acumulado los materiales suficientes y el deseo innato de crear el más hermoso de los molinos posible, y lo vieron hacerlo en su turbado proceder y como, al paso de los días, del Constructor desaparecían los pies, las rodillas y el cuello, quedando solo a la vista  la cabeza que, poco a poco, fue desapareciendo tras el muro, sin atender El Constructor a las advertencias de unos, quienes le insistían que de seguir así se quedaría dentro y no podría salir, a las reservas de otros, de que en siguiendo con aquel proceder, quedaría preso en la oquedad resultante de los cinco paños de la fábrica. Más El Constructor sabía, que de si mismo los había recibido, que los hombres en sociedad solo buscan acabar con el Hombre, de modo que les hacía caso omiso y les increpaba con el silencio de sus palabras. Un día quedaron a la vista solo las manos, a las que se las veía manipular los materiales que conformarían el techo, hasta que por fin desaparecieron tras el resto del cuerpo del Constructor. El último rayo de sol que entró lo hizo al través del humo que nacía del tuero.

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