sábado, 24 de marzo de 2012

00970-11.NECROLOGÍA: 07.Conferencia del Señor de Las Hoyas

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        La nación es el derecho supremo, el trabajo es la máxima obligación civil, el instrumento que ha de organizarse el nuevo estado. Nación y trabajo, he aquí nuestro lema. Sin precisar fecha, nosotros propugnamos el hecho revolucionario, despreocupándonos de si estamos o no preparados para hacer la revolución e implantar el comunismo libertario, por cuanto entendemos que el problema revolucionario no es de preparación y si de voluntad, de quererla hacer. Toda ostensible preparación y propaganda del hecho revolucionario crea paralelamente la preparación y el hecho fascista. Nuestro pueblo es, en potencia, anarquista, aún cuando carece de ideología. Decimos a todos los católicos, republicanos o monárquicos, podéis noblemente disentir  cuando se trate de la forma de gobierno de nuestra nación o de intereses puramente humanos, pero cuando el orden social está en peligro, cuando los derechos de la religión están amenazados, es deber imprescindibles de todos unirnos para defenderlos y salvarnos. Es la masa que niega a Dios y la insensatez ultranacionalista. La democracia no es para nosotros un fin, sino un medio de ir a la conquista de un estado nuevo.Llegado el momento el parlamento o se somete o le hacemos desaparecer. Se puede conceder libertad a las ideas extremas, pero la salud nacional y el honrado derecho del obrero no `permite que se difunde sistemáticamente una mentira seductora para los ignorantes, y que se emplee el dinero extranjero en disolver patria para ponerla al pie de unos déspotas. Yo no tengo gran fe, y ahora menos que antes, en que dentro de una democracia burguesa se pueda hacer socialismo. El partido socialista va a la conquista del poder, y va a la conquista, como digo, legalmente si puede ser.  Nosotros deseamos que pueda ser legalmente, con arreglo a la constitución, y si no, como podamos. Y cuando eso ocurra se gobernará como las circunstancias y las condiciones del país lo permitan. Lo que yo confieso es que si se gana la batalla no será para entregar el poder al enemigo. El socialismo reformista está fracasando. La historia es una guerra civil permanente, y ¡ay! de los que lo ignoran o no quieren reconocerlo o de los que pretenden estar a bien con todos los beligerantes, pues a la postre serán aplastados o esclavizados. El capitalismo no abdicara espontáneamente. Nuestra guerra es infernal y divina, providencial y diabólica. Ninguna política puede fundamentarse en la decisión de exterminar al adversario; es locura y en todo caso irrealizable..., ¿qué había dicho?.

        No hubo aplausos.

        La estadía de El Señor de Las Hoyas sufría de golpe, ofrecía en su rostro un estado como asemejándose a un agotamiento de su exposición y ausencia de sus propias ideas.

         ¿De qué había hablado?

          Un joven, entre dos mujeres sentado, tres palmadas, de pronto, de sus manos brotaron. Más, nadie le siguió en el acto. Le preguntó Leonor, que estaba a su siniestra sentada, quién era, tras agradecerle aquellos aplausos; dijo que había salido de su casa, hacía años, tras la guarida del Sol, sin dar con el antro, dijo que estaba de regreso sin regresar por el mismo camino, ya que había salido hacía el occidente y regresaba, sin comprenderlo, por al oriente, y dijo que comprendía al hombre de la tarima que durante tanto tiempo había estado hablando, y dijo que como resultado de aquella comprensión, el palmoteo había aflorado. Leonor agradeció, de nuevo, la explosión de jubilo del muchacho, aunque nada hubiese entendido de lo narrado por el hombre de la plataforma elevada, porque a Leonor poco, o nada, le importaba que solo el joven aplaudiese, pues a ella solo le bastaba el transcurrir infinito de las palabras enlazadas, separadas por las comas y los puntos, por los instantes de respiración acelerada, entrecortada, musitada en el cerebro de Hoyas mientras la condimentaba..., en una mujer es donde mejor se expresa la imagen enamorada.

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