miércoles, 6 de agosto de 2014

01934-28.EL VIAJERO MADURO: 01.La Serranía Norte de Guadalajara 01.Los Pueblos Negros o Transierra

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      Son los PUEBLOS NEGROS un conjunto más o menos determinado de pueblos situados en la parte noroccidental de la provincia de Guadalajara. Su delimitación geográfica podemos establecerla al oriente con el río Sorbe que vierte sus aguas al Embalse de Beleña y de aquí al río Henares, al occidente entre la línea que une el Puerto de Somorriera, en la Sierra de Guadarrama, y el pico de 1438 metros que llaman de Somosierra y que se sitúa al sur de Sondaz, al norte la Sierra de Ayllon y el Hayado de Tejera Negra recorrido por el río Sorbe que por Buitrera nace, y al sur con el Embalse del Vado y la natural entrada en Tamajón.

      Dentro de tal espacio encontramos en su centro y al oriente la totalidad de los pueblos, situados como en dos áreas diferentes separadas por el pico Ocejón de 2049 metros, al este y al oeste y que citamos empezando por Tamajón, al que sigue, por el este Almuriete, Palancares y Valverde de Los Arroyos y Zarzuela de Galvez, y por el oeste Campillejo, El Espinar, Campillo de Ranas, Roblecasa, Robleluengo y Majaelrayo, y más allá de éstos últimos, más al oeste, Matallana, Vereda, Colmenar de la Sierra, Cardoso de la Sierra, Corralejo y Peñalva de la Sierra. Sin embargo la masa montañosa monumental de la zona es la Sierra de Ayllón con su pico de El Lobo en 2273 metros de altura y el puerto de la Quesera a 1737 metros de altura: Tres RÍOS fija la zona, al oeste el Jarama, al oeste y centro el Jaramilla y al este el Solbe.

      El origen próximo pasado más cercano de habitabilidad lo tenemos con asentamiento musulmanes sobre el siglo VIII, y sería con Alfonso VI de Castilla que los cristianos ocupan la zona, siendo posteriormente Fernando I de Aragón quién consta en 1411 como Señor de Ayllón, pasando al Marqués de Villena en 1453 y hasta la disolución de los señoríos. En 1833 los Pueblos Negros quedan incorporados a la provincia de Guadalajara. Históricamente formaba el SEXMO DE TRANSIERRA o sexta parte de un territorio dominado por una ciudad, en este caso Ayllón, teniendo a su frente a un Sexmero elegido por los labradores, y que realizaban funciones de recaudación, repartidores de terrenos concejiles y administradores del patrimonio territorial. La tierra se ocupaba por la PRESURA mediante roturación de terrenos baldíos y con preeminencia de cereales, aunque la GANADERÍA era la actividad principal.

    La FAUNA ha crecido con el abandono generalizado de los campos, recuperándose el bosque, donde constan  corzos, jabalíes, zorros, gatos monteses y garduñas junto a conejos, aves rapaces y nocturnas y pequeños mamíferos, pájaros del bosque, córvidos, reptiles y ríos trucheros. La FLORA lo es de pinos y robles, jara y brezos, así como hayedos. Y dos PUEBLOS, uno al este del Ocejón, Campillo de Ranas, y otro al oeste del Ocejón, Valverde de los Arroyos, determinan cierta capitalidad sectorial, pero sin olvidar la impronta de Majaelrayo.

      Entre Tamajón y Majaelrayo, veinte kilómetros, se encuentra la esencia de los Pueblos Negros. A Tamajón hemos llegado, desde Guadalajara, por la CM-101 y luego CM-104, y desde aquí hemos entrado en la ruta siguiendo la GU-186, momento en el cual el paisaje cambia bruscamente de un páramo a las formaciones de pinos, y nos abre una primera postal de CAMPILLEJO, tierra negra apareciendo de la nada, donde tomamos el primer contacto con la "arquitectura negra"; se trata de pizarra negra y rojiza, de varios grosores, tales como piedras, lajas y lanchas, tratadas con picos, cuñas y hachas, y se completa con madera labrada con hacha. Las calles, con existir, son sinuosas y amplias, y vemos un restaurante cerrado y una iglesia, mientras un hombre de avanzada edad pasa, sin mirarnos, hacia la nada. El silencio es absoluto, y nos invade la palabra callada.

       La siguiente parada la hacemos en EL ESPINAR que está en un ligero alto por lo que se accede por una leve cuesta, y encontramos en su entrada a tres hombres trabajando en la pared de una de las casas, los cuales apenas nos miran, y dos mujeres cerca de la iglesia hablan, recibiendo la visita de varios perros mientras realizamos una visita circular al poblado; observamos las paredes negras y pequeñas ventanas de madera, y puertas de madera que parecen hechas para hombres enanos, pero destaca la pequeña iglesia por el color blanco de su fábrica, y en cuyo antiguo portalón podemos leer un aviso del párroco referente al cementerio, donde se recuerda que el cementerio es de carácter rotatorio, es decir, que van rotando los enterramientos, de manera que no hay propietarios, que nadie es propietario de tumba alguna, de ahí que venga a prohibir el párroco la colocación de lápidas, rogando a quienes las hayan puesto que las retiren. También se prohíbe poner plantas sobre las tumbas ni plantar flores, y no colocar nada sobre las tumbas que sean un obstáculo para la limpieza y el cuidado del cementerio. Añaden que ésta cuestión es muy sensible y que lo mejor es no poner problemas, para terminar amenazando que si alguien no cumple con estos criterios se procederá en consecuencia. No hay bar ni restaurante alguno.

        Seguimos para CAMPILLO DE RANAS, verdadera capital, aquí asistimos a un hermoso conjunto urbano de arquitectura negra que destaca especialmente. Tiene una meritoria iglesia parroquial con una plaza Mayor y un reloj solar, tres casas rurales, un restaurante y una taberna, una segunda plaza, el ayuntamiento, una vaquería, robles, encinas, zarzamoras y endrinas, y un camino más o menos sinuoso que recorre por su exterior todo el pueblo.  El suelo es un marengo y las casas parecen aquí más negras, están construidas con mampostería de grandes lajas de pizarra en las cubiertas, cubriéndose con faldones las cámaras, y suelen ser de planta baja, aunque las hay con un piso, desde el zaguán se accede a las alcobas, cocina-hogar y cuadras.  Son estrechas e intrincadas por sus adentros. En ocasiones los núcleos de viviendas se agrupan en torno a un callejón sin salida, sin embargo es posible realizar un itinerario circular para visitar el lugar. Apenas se ve gente, perdura el silencio como, acaso, único habitante, y huele a limpio y ya la vista ha logrado adaptarse al aire fúnebre que presagia la llegada del hombre-lobo y, como no hablamos, respiramos.

      Decidimos tomar el camino a ROBLECASA, que es un barrio de Campillo de Ranas, por cuya carretera unos toros andan a sus anchas e indiferentes a cuanto les rodea, destacando su cocina-hogar y horno adosado a la fachada. Aquí las viviendas son de planta con cámara que se recubre con faldones. La iglesia esta destruida, y unas mujeres hablan, apenas unos metros más allá, de sus hijos ausentes, en una pared apoyadas, mientras observamos a las vacas regresar de su excursión hacia una casa que vemos en lo alto de una colina; da la sensación de no ser un pueblo. Sin embargo nos llama la atención una muerta gris metálica.

       Desde aquí se llega por sendas a Matallana y a La Vereda, más optamos por regresar a la carretera y tomar el camino a CORRALEJO, que resulta ser más bien una pista asfaltada sobre una meseta yerma y como olvidada, hasta que un enorme letrero oficial nos anuncia las obras de una presa, y sobre las letras del tablón vemos pintadas que se oponen a la presa. El camino sigue hasta que alcanza el BARRANCO DEL RÍO JARAMILLO, el espectáculo sobrecoge; dos enormes y profundas paredes, con curvas de nivel tocándose cercan al Río Jaramillo que desde La Quesera cruza la Sierra de Ayllón y se dispone a desaguar en el Río Jarama. La bajada impresiona, y nos atrevemos a decir que hablamos de desniveles entre el diez y quince por ciento por una pista en su totalidad rayada, con curvas de vértigo y preguntas claras como ¿volverá el coche a subir por esta casi infinita rampa?. Todo el entorno en un bello paisaje de piedras y arboladas, de silencios profundos y aires puros que daña a los pulmones, mientras el susto invade a la mente y, a los que la tengan, el alma. Vemos al fondo un puente de tres ojos y esa visión de las profundidades venida sirve para recuperar el ánimo y la necesidad de realizar el intento sin caer, con el coche, al agua, porque, tenemos claro, dar la vuelta en aquella bajada para subir se nos antoja un suicidio ya que la pista rayada no tiene el ancho que requiere el coche, ni es posible en las pronunciadas curvas maniobrar con existo para retomar la subida. Por fin llegamos al puente y respiramos, y absorbemos el aire fresco de los árboles con el lento batir de las aguas del Jaramillo hacia el Jarama. La zona es magnifíca, tiene todo lo necesario para quedarse un buen rato, para mirar entre las picudas montañas y la vegetación exuberante. Estamos llenos de verde.

      Subimos la ladera contraria camino de CORRALEJOS, unas aves formidables nos acompañan; son los señores del cielo buscando alimento entre los pinos y la jara, y las contemplamos emocionados en aquella masas de montañas, entre los mil quinientos y los dos mil metros sobre Alicante elevadas que forman la Reserva Nacional de Caza de Sonsaz, con los picos de la Tornera y de Porrejón, con más de mil ochocientos metros mandando sobre aquella maravilla natural. Pero de pronto todo se acaba, ya que hacia Corralejos, una vez hemos salido de la barrancada, de nuevo la tierra se muestra llana y pobre; dudamos de encaminarnos hacia Colmenar de la Sierra y Cardoso de la Sierra porque el sol ya nos muestra sus rayos rojos, por lo que decidimos volver a Campillo de Ranas, donde cenamos en La Fragua de Juli, que ya se disponía a cerrar, un plato de embutidos con pan, chorizo, salchichón, foie y unos vinos, mientras nos responde que esas cruces blancas pintadas en las fachadas viene de cuando los judíos de España fueron expulsados. Juli es de Carabanchel y lleva diecinueve años en Campillo de Ranas, empezó reparando sus casas, y nos dice lo duro que es el trato con la pizarra, y como hoy las casas que se levantan tienen su muro de ladrillos por dentro mientras la pizarra recubre las fachadas. Luego nos dejamos caer sobre las camas de la Casa del Sol, cuya reina Carol nos hará el desayudo de la mañana.

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