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07182 (19.10.2022 - La casa)
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Mientras yo subía, ella bajaba, y cuanto yo más subía, ella más bajaba, de modo que yo no subía en tanto ella bajaba.
- ¿Qué hace usted? -me preguntó alguien que bajaba-
- Subo -respondí-
- Por aquí se baja -me dijo-
- Pero yo quiero subir -respondí-
- Para subir tiene usted que coger aquella otra escalera, que es la que sube
- Pero, yo quiero subir por esta escalera
- Pues ésta baja
- ¿Me está usted diciendo que yo tengo que subir por donde la escalera ha decido que yo tengo que subir, por dónde la escalera ha decido que yo tengo que subir?
- Eso mismo
- Entonces, ¿dónde está mi libertad?
- Su libertad es propiedad de la escalera
Entonces lo comprendí; la escalera tenía más derechos que yo, porque la escalera decidía.
- La escalera no decide -me dijo el que bajaba- Decide el algoritmo de la escalera; alguien decidió lo que la escalera tiene que hacer
Entonces lo comprendí; alguien tenía mas derechos que yo, porque alguien decidía por mí
- Ya le dije -insistió el que bajaba- que usted carece de libertad, que su propiedad para decidir es, en realidad, la propiedad de decidir de la escalera o de aquel que hizo el algoritmo. Usted es, tan solo, un esclavo sin derecho para decidir por dónde subir o por dónde bajar.
¿Y ahora, qué?
- ¿No me diga -continúo el que bajaba- que es usted de los que se han creído lo de los derechos humanos?
Y el que bajaba, bajó, mientras yo no lograba subir.
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