viernes, 6 de enero de 2012

00875-07.NECROLOGÍA: 03.Conferencia del Señor de Las Hoyas

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          En religión el ateísmo, en política la anarquía, en economía el colectivismo. Porque lo hijos de los serviles buscan adormecer al trabajador y separarle de la senda que ha de conducirle a la realización de su completa emancipación económica y social. Convencidos de que la idea de Dios es la base fundamental del principio de autoridad, y el origen de ese sin número de preocupaciones que tiende a perpetuar la desigualdad entre los hombres, persuadidos de que la idea de eso que llaman justicia divina, sirve sólo para hacer que los hombres, confiando en ésta, no se subleven contra el cúmulo de las injusticias humanas, seguros de que la fe es la negación de la ciencia y la rémora de todo progreso, considerando que el Estado Autoritario es la completa destrucción del principio de libertad, y de que este principio solo puede subsistir en toda su integridad en la Anarquía, haremos cuantos esfuerzos sean necesarios para propagar el principio de la abolición del Estado y de la Iglesia. Así, la igual repartición de las riquezas es todo punto imposible, y si fuera posible no duraría. Dios y propiedad son las grandes bases sobre las que descansa el mundo. El capital legítimamente adquirido y la propiedad son las claves que sostienen la armonía de todo el concierto social; ley. La Ley mueve los obstáculos, auxilia el curso de las cosas, perturba la petrificación de los intéreses satisfechos; excita el despertamiento de nuevas energías, con el poder sugestivo de sus formulas imperiosas, más que por temor a su sanción. 

          No nuevos reglamentos electorales, sino electores de alma nueva; mejores magistrados, no una mejor reorganización de los ministerios o los tribunales. Renace, a su modo, la idea del estado platónico. El gobierno del hombre por el Hombre. Lejos la insistente confusión. La aristocracia de la sangre confúndese con los mesócratas. La Iglesia aproxímese cada vez a los poseedores de las riqueza. La institución monárquica realiza actos en perfecta consonancia con los intereses de la burguesía. En una palabra, todo cuanto significa jerarquía, privilegio y poder aproximase o confúndese con el elemento explotador, a fin de ayudarse en el mantenimiento de las diferencias sociales. Formándose así los dos ejércitos, el que representa la explotación, el atraso y la ignorancia, y el que quiere el progreso, la instrucción y la muerte de toda esclavitud, siendo natural que cada uno tenga su correspondiente bandera y que los colores de éstas sean tan opuestos como lo son los lemas en ellas escritos. Alternativa libertaria. El anarquismo no es más que ésto: arreglo de todos los asuntos por medio de pactos libres. Nada de deliberaciones y decretos de la multitud. Nada  de abdicaciones ni de representantes privilegiados, investidos de facultades legislativas. Que el pueblo proceda por si mismo a la organización de la vida social. Que cada uno ponga manos a la obra, juntándose con aquellos que persigan idénticos fines. Que las asociaciones libremente formadas, libremente se concierten para la común empresa.

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