01394-37.CINE: To the wonder

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      Es una película de las Indias Occidentales Usa, de 1,50 horas, del año 2012, dirección y guión de Terrence Malick. música de Hanan Townshend, fotografía de Emmanuel Lubezki, siendo sus actores Ben Affleck, Olga Kurylenko, Rachel McAdams, Javier Bardem, Tatiana Chiline. La productora la entiende dentro del género romance-drama o drama romántico, y se entiende que un niño de ocho años la puede ver así como entender.

     Lo primero es asegurar que TO THE WONDER no la entiende ni uno de treinta ni uno de setenta años, aunque cabe la esperanza de que la entienda uno de ocho años, que el mundo, ya se sabe, cambia que es una barbaridad. Lo primero sería acudir a una traducción aproximada del titulo, algo así como maravilla, admiración, asombro, milagro, pasmo, portento, preguntarse, cuestionarse, extrañarse, interrogarse. 

    Hecho ésto, uno puede acudir a la SINOPSIS  que se expresa del modo que sigue... Neil, un aspirante a escritor, y Marina, una joven madre, están juntos en la isla francesa de Sant Michel, conocida en Francia como la maravilla del mundo occidental, revitalizados por las sensaciones de estar de nuevo enamorados. Neil ha abandonado Estados Unidos buscando una vida mejor y ha dejado atrás una serie de hechos dolorosos. Mirando a Marina a los ojos, Neil está seguro de que ha encontrado a la mujer que puede amar con dedicación. Sin embargo, una serie de circunstancias personales y profesionales resquebrajan su relación años más tarde. Es entonces cuando otra mujer aparece en la vida de Neil, con igual o incluso mayor fuerza: Jane.

       Se puede reforzar lo anterior con otra SINOPSIS  que dice... Neil (Ben Affleck) es un escritor fracasado que está atrapado en un matrimonio sin amor con la bella Marina (OLga Kurylenko),. Ni siquiera la ayuda del padre Quintana (Javier Bardem), un párroco frustrado, evita que los cónyuges empiecen a buscar relaciones fuera del matrimonio. Mientras la tensa relación de la paraje empieza a afectar a su hija, Neil inicia un romance con una antigua novia (Rachel McAdams). 

       Solo que una vez que se sale del cine, y con un poco de suerte, el espectador sale con la siguiente SINOPSIS  que dice... una mujer, de pelo y de unos treinta años, divorciada y con una hija de unos 10-12 años conoce a un "usa" en París y se van a Monte San Miguel, allá por Francia, a pasar unos días, y como el hombre no le dice que se quede, ella y la niña vuelven a París. Aprovecha el hombre, parece que ahora estamos en Oklahoma,  en  para liarse con una mujer rubia y de profesión ganadera, hasta que se cansa el hombre de la rubia y vuelve con la morena, con la que se casa, no sabemos si por la iglesia y rodeados de la familia o por el juzgado y rodeados de delincuentes, sucediendo que previamente la hija se ha ido a vivir con su padre. La morena nos dice que se entera de la relación del hombre con la rubia, de ahí que más adelante la morena se lía con un señor que transporta unos tablones en su camioneta, mientras acude a un templo católico para recibir consuelo y donde un sacerdote, que no recibe la llamada de Dios y anda entre pobres y delincuentes y no se consuela ni así mismo, trata de atenderla, para posteriormente confundirse en una serie de escenas con el hombre, concluyendo todo en una sucesión de fotografías donde la naturaleza parece que vence. 

     Todo el entramado de secuencias es contado por la mujer morena pero sin contar apenas nada, de modo que se añaden una serie de voces y susurros que queriendo completar la historia solo sirven para  enredar un poco más, si cabe, la historia. Y he aquí la primera virtud de la película. 

     La DIRECCIÓN es firme, es la película, y se apoya en un GUIÓN "casi" inexistente cuya HISTORIA se desenlaza continuamente dentro de la total ausencia de DIALOGOS, de modo que, salvo error u omisión, ninguno de los personajes responden a nombre alguno. Los ACTORES en general, además de ser muy lineales, están ferreamente sometidos y atados en corto al Director, y entre ellos, y sin la más mínima duda, hay que destacar a JAVIER BARDEM, que en su papel de sacerdote es, junto con MALICK, la esencia de la película, la cual se sostiene en lo fugaz y perecedero de la existencia en pareja y en la relación de esa existencia con la naturaleza y con Dios. 

    La MÚSICA es grandilocuente, infinitamente variada pero dentro de una tonalidad sinfónica, dándose la sensación, en ocasiones, como si dos bandas se superpusiesen dentro de una misma escena, de modo que, en cierto sentido, viene a ocupar la ausencia de diálogos, dando la sensación de corresponder el visionado a una película semi-muda, donde la música adquiere evidente valores positivos dentro de una historia donde el valor humano se retuerce en sí mismo; por otra parte, y dentro de la música, no constan ni usos de contrate ni usos dinámicos de las diversas partituras. Acompaña a la música la infinita variedad de RUIDOS, tanto en sentido literal como ambiental, donde la sugestión y la poética refuerzan la ausencia de diálogos, aunque en ocasiones da la sensación que dichos ruidos carecen, en montaje, de la debida calidad sonora. Hay que añadir la VOZ EN OFF que cuenta sin contar lo que está aconteciendo, dentro de una pretendida espiritualidad personal que apenas define al resto de los personajes salvo para justificar la propia posición.

      El COLOR de la cinta, desde el blanco a lo gris, es un negro profundo, donde la ILUMINACIÓN, aunque repetitiva y casi aburrida, sirve plenamente para destacar la mediocridad de la vida de sus personajes, que son tristes y monótonos, siempre ausentes e indiferentes, y en cierto sentido innecesarios, en especial el papel del pretendido escritor fracasado. Por encima la FOTOGRAFÍA, básicamente la interminable sucesión de fotos fijas, bien trabajadas, de encuadres cuasi-perfectos, diríase que manipuladas al milímetro, notoriamente limpias, y destinadas al exaltación de la creación divina, tanto las propias que responden a bellos paisajes como aquellas que muestran la destrucción humana de la misma. Los DECORADOS son casas vacías, un templo impoluto y una naturaleza agreste junto a un espacio humano degradado. Inexistente el VESTUARIO, la PELUQUERÍA y el MAQUILLAJE. 

     Con una historia encubierta, la narración se vuelve un reto y el MONTAJE un artificio digno de un mago, capaz de transportar al espectador de una secuencia a otra sin dar lugar a la asimilación de la secuencia previa, esto es, sin transiciones definidas, lo que produce en el visionado dudas de situación y de tiempo, obligando a ir tras la Dirección como a trompicones y sin entender ni enlazar los acontecimientos, de modo que no permite el más mínimo despiste en el espectador, cuya mente se debate entre la narración estética y la incomprensión de los hechos. MALICK domina plenamente la estructura del montaje, de hecho domina la película, de manera harto personal y significativamente irreal, de ahí la dureza del engarce que contienen las secuencias, de forma tal que el RITMO contiene escena largas, llenas de elementos sentimentales y tristes junto a un fuerte contenido melancólico expuesto en las fotos fijas.

      Nos encontramos ante una CÁMARA profundamente subjetiva, insertada en los movimientos de los personajes pero alejada de los planos de vida interior y que contengan valores significativos de los pensamientos, cuyo sujeto principal es el travelin y, dentro de éste, el de aproximación, de modo que vemos lo que vemos a través de los ojos de los personajes, y que junto a panorámicas horizontales y verticales llenan casi la totalidad de la cinta, de modo que se usa profusamente grandes planos generales de ambientes, principalmente con niños, dentro de angulaciones preferentemente horizontales, lo que se completa con planos de tres cuartos de baile libre de la protagonista y planos medios fijos donde los personajes bien se miran o se extrañan pero siempre indiferentes entre ellos, entre el amor y la desafección.

     Paciencia, mucha paciencia se requiere para ver, entre maravillado, pasmoso y extrañado, TO THE WONDER; si el espectador no aplica tal receta, saldrá del cine diciendo aquello de... ¡que rollo! o algo peor. Aunque tal vez sea necesario un segundo visionado...