domingo, 2 de noviembre de 2014

02038-245.ESPAÑA: 01.Economía: 05.Deflación: Alcanzando al Empresario

DOCUMENTO ANTERIOR: 01418 (03.05.2013) - 01661 (14.11.2013) - 01589 (27.09.2013) - 02032 (28.10.2014)
DOCUMENTO POSTERIOR: 02040 (03.11.2014) - 02140 (13.01.2015)


                                                     I: ANTECEDENTES

       Estuvo Cómodo Centón observando unos estantes de bebida en una tienda, y de pronto se dio cuenta.... ese brandy que compró en el año 2010 a 23,00 euros marca un precio en 2013 de 23,00 euros. Pensó en comprar el brandy, pero algo le dijo que podría bajar de precio, Volvió una semana más tarde a la tienda, y aquel brandy marcaba 20,00 de precio. Observó Cómodo sus 23,00 euros mientras se daba cuenta como el menos valor de la botella acrecentaba el valor de su dinero. No compró el brandy, podría bajar su precio. Volvió unos días más tarde, y aquel brandy marcaba 15,00 euros. Ahora disponía de una botella de brandy de 15,00 euros más otros 8,00 euros. Mientras tanto en la empresa de brandy varios obreros habían sido enviados al desempleo. Esto es DEFLACIÓN, esto es, pérdida del valor de las cosas y aumento del valor del dinero. Y la primera consecuencia es clara... cuando un bien pierde valor, esperamos a que pierda más valor para proceder a su compra, de modo que una bajada de precios lleva a un aumento del ahorro y, por tanto, a una retirada de dinero del mercado, lo que produce recesión económica (ver documento 01418 de 03.05.2013 de este índice)

La DEFLACIÓN es el estado natural donde mejor se mueve el Hombre-Dinero o aquel que no trabaja; todo en la "deflación" es barato, todo alcanza un cierto nivel de ganga que enriquece al Hombre-Dinero o aquel hombre que tiene dinero y no vive de un sueldo. Para aprovechar plenamente un "estado de deflación" se requiere la ausencia de deudas, ya que en tal situación el Hombre-Dinero adquiere los productos más baratos y puede disminuir los sueldos de sus empleados como consecuencia de la bajada de los productos en el mercado (ver documento 01418 de este índice).

Como consecuencia de lo anterior, cuando el periodo de DEFLACIÓN desaparece y se renueva la INFLACIÓN, la diferencia entre la "bolsa" del Hombre-Dinero y el Hombre-Común se ha ensanchado; dicho de otra manera, y especialmente en épocas de "deflación, la distancia entre el rico y el pobre se ensancha. (ver documento 01661 de 14.11.2013 de este índice)

                             II: LA DEFLACIÓN COMO REALIDAD

        Ya sabemos como la deflación es buena para aquel que tiene dinero. Pero como a todos termina por alcanzar la Lista de la Avaricia, sucede que si los productos que se compran con dinero no existen, el dinero deja de tener valor al no poder ejercer su actividad. 

       Sin embargo no es lo anterior la situación actual, ya que, y de momento, el Hombre-Dinero podrá seguir comprando más barato y aumentando, por lo mismo, su caudal. La SITUACIÓN ACTUAL es consecuencia de los imprescindibles recortes fabricados por el Gobierno de Rajoy, con el objetivo de nivelar las Cuentas del Estado, y del necesario aumento de la Deuda Pública que ha producido una bajada del Déficit del Estado.

       Nos encontramos, pues, en el hecho real de que la deflación ya ha alcanzado al empresario. Digamos, en primer lugar, que no existe EMPRESARIO alguno a poner dinero de su bolsillo, primero porque si lo hace disminuye su patrimonio, aumenta su deuda y puede terminar en quiebra, y segundo porque si pone dinero de su bolsillo solo puede sostener "su empresa" a base de disminuir producción y despedir trabajadores, disminuyendo, además, el gasto en consumo y, por lo tanto, los ingresos del Estado, lo que acrecentaría una mayor caída de precios y una continuidad, en el tiempo, de una economía arrastrándose por el fango de la desesperación (ver documento 01733 de 16.01.2014 de este índice)

       Ciertamente, lo primero es una bajada de la facturación aunque las ventas se mantienen, de modo que es el nivel de venta lo que mantiene abierto el negocio. De momento es bueno para el consumidor ya que con un sueldo que se mantiene o disminuye, la capacidad de compra aumenta o se mantiene. Sin embargo, la bajada de la facturación significa una reducción del margen de beneficio y, como consecuencia, una pérdida de inversión en la empresa que se suele ajustar con una reducción del personal de la misma, personal que entra en desempleo y deja de consumir. El resultado es la propia supervivencia de la empresa que ajusta hasta el límite el margen de beneficio, de forma que si dicho límite se supera entra en acción el endeudamiento de la empresa para cubrir el déficit resultante, deuda que no se puede pagar al no haber margen empresarial de beneficio ni fondo de reserva patrimonial del empresario.

      El Índice de Precios al Consumo (IPC) se ha reducido en España hasta el 2,2%, aunque hay alimentos que han sufrido fuertes caídas de su precio, como el aceite al 12,5% o las patatas al 20%, lo que se hace en base a la captación de clientes. Tal "lucha empresarial" perjudica, en primer a la producción en origen y a la distribución, de seguido a la empresa, tanto en la rama de "marca" como en la "marca blanca", y después al mundo laboral, aumentando los gastos del Estado en desempleo y ayudas sociales.

      Por otra parte y antes de la CRISIS, la idea generalizada sustentaba que en una progresiva equiparación de precios, sería la calidad del producto lo que determinaría su venta y supervivencia. Sin embargo la ida sea invertido de manera que la calidad del producto deja de ser el sujeto último que referencia el precio, ahora lo que marca la realidad es la bajada del precio con independencia de la calidad del producto, ya que los "productos-marca" se encuentran en plena lucha con los "productos-blancos", y en tal enfrentamiento son los "blancos" los que tienen las de ganar, ya que la reducción del margen de beneficio es menor y parte como más ajustada.

        Sí hace un año la deflación era una luz en la oscuridad, en este año 2014 la deflación ya duerme con nosotros y, si no se remedia, dormirá durante muchos años con nosotros, ya que la actual política económica es hija del ajuste fiscal, primero como gasto y después como equilibrio y recortes, no siendo posible, como ya sucediera en otros tiempos, una inversión estructural estatal, ya que las infraestructuras actuales son suficientes y, en ocasiones, exceden  largamente, las necesidades de una sociedad cuyo crecimiento se reduce a la mejora de lo existente.

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