domingo, 9 de noviembre de 2014

02048-75.ALICANTE: 03.Fortaleza de Santa Bárbara: Visita y Paseo

DOCUMENTO ANTERIOR: 02047 (09.11.2014)

DOCUMENTO POSTERIOR: 02049 (09.11.2014)


      Hemos dicho (ver documento 02046 de este índice) las formas de acceder a la Fortaleza de Santa Bárbara, antiguo Castillo de Alicante, bien en el ascensor, bien en coche o andando. En esta ocasión lo hemos hecho en coche.

    El camino de subida arranca al norte del Monte Benacantil, frente al Sanatorio del Perpetuo Socorro, situado en el Barrio del Plá del Bon Repós. La carretera tiene una longitud aproximada de 300 metros, y entramos en la fortaleza por el Baluarte del Bon Repós, hasta llegar al Baluarte de Santa Ana (sobre 100 metros de altura) donde dejaremos el coche, para ascender y cruzar la Puerta de Los Austrias (sobre una altura de 110 metros) y girar a la derecha, junto a la Ermita de Santa Bárbara, para subir por unas escaleras que conducen al Baluarte del Almirante, de tipología renacentista, pasando por delante de un bar que antes fue alojamiento y cárcel de oficiales (sobre una altura de 120 metros) . Desde aquí arranca una suave subida que lo hace en paralelo al muro norte de la fortaleza y que termina en la Puerta Aragonesa (sobre una altura de 140 metros) que pasaremos hasta llegar a la Puerta de Albahacas (sobre una altura de 155 metros), que nos llevara al Macho del Castillo (sobre una altura de 167 metros).

       Nos encontramos en el RECINTO ÁRABE, tomado a los moros por Alfonso X de Castilla en 1248, desde donde contemplamos una esplendida visita de la ciudad al poniente, al norte y al sur, pudiendo ver al levante el Mar Mediterráneo. Alicante se extiende, da la sensación, como formando un arco cuya cuerda fuese tensada por el castillo como arquero. Más allá, donde el infinito finge desaparecer, podemos ver las montañas de Alicante, blancas y secanas, ocultando tras ella todo el verdor que la Provincia de Alicante oculta. Es un espectáculo que despierta la mente dormida y abre los ventanales de los ojos a los alicantinos dormidos y a los forasteros amantes de Pagui, London y Niu Yor, naturalmente excepción hecha de Jijona capìtal del Imperio Jijonenco, más... esto es otro asunto. 
  
        Una vez que nuestra retina se ha llenado del drogadismo alicantino, hemos de subir a lo más alto, que en la actualidad es el TEJADO DE LA CASA DEL GOBERNADOR. Allí, y mirando al poniente, se abre ante nosotros la totalidad del Recinto Árabe. A la derecha veremos una pequeña explanada de forma cuasi-circular, que llamamos MACHO DEL CASTILLO, y al este de la misma, en un ángulo de la muralla que se ve, debemos situar, haciendo uso de la imaginación, un Hospital, una Ermita y la Torre del Homenaje, y entre la ermita y la torre trazaremos con nuestra imaginación un muro sobre la dicha explanada hacia el sur, donde hoy vemos un Guerrero Forjado, situando en tal lugar la Torre del Magíster, de manera que la mitad norte de la dicha explanada estará desaparecida. Siguiendo el muro veremos ante nosotros la Torre de Guardia, un patio donde descubrimos la Puerta de Albahacas, y donde estamos, la Torre del Gobernador, y siguiendo muro al levante veremos la Torre de La Campaneta allá donde se levanta la GARITA DE LA CAMPANA. En el patio, dos antenas y un aljibe completa el área. Si volvemos nuestra vista allá donde la imaginación asienta al Hospital y bajamos montaña abajo, nos encontraremos con un ventanal de hierro que, en realidad, no es ventana, sino puerta, que abrieron allá por 1557 y que llamaron Puerta de la Escala.

      Tomamos el camino de bajada que nos lleva al Cuerpo de Guardia bajo la Torre de La Guardia, y de seguido a un pequeño patio, donde al frente veremos LA PUERTA DE ALBAHACA y a la izquierda el acceso a la CASA DEL GOBERNADOR, que ya estuvimos sobre su tejado, que se compone de dos estancias, una primera cuadrada, amplia y de techo alto, y una segunda más larga y de bóveda de cañón, desde donde podremos acceder a la terraza del Cuartel de Ingenieros; desde aquí podemos contemplar el amurallado del Recinto Árabe, el foso, la Puerta de Albahaca y el Puente de Piedra que accede a ella, que antes fue levadizo, y si nos volvemos al sur podremos ver el Recinto Aragonés extendido ante nosotros. Tenemos, en este punto que ahondar en nuestra imaginación, ya que existió un muro al otro lado del foso, que partiendo de La Puerta de Albahaca se dirigía al sur y terminaba en una Torre Circular donde hoy se encuentra el Baluarte de La Mina.

      Desde la Puerta de Albahaca vemos la totalidad del RECINTO ARAGONÉS, situado a unos 140 metros de altura. Sí cruzamos el puente nos encontraremos, a la izquierda, tras cruzar un puente sobre el foso, con la SALA LARGA y en su terminación con un ventanal que fue la PUERTA DE LA ESCALA, orientada a Poniente, abierta en 1557 y que sustituyó a la Puerta de Través como puerta de acceso de la fortaleza con la ciudad. Por dicha puerta se comunicaba el castillo con la ciudad, llegando el camino hasta la roca de la montaña, junto a la Cara del Moro, punto en el cual se accedía al castillo con una escala y por la citada puerta. La Sala Larga fue aposento de la tropa. 

      De nuevo en el camino de bajada, hallamos en el rincón la puerta que nos lleva a la SALA NOBLE, que hoy se muestra de una sola planta pero que tuvo dos pisos en otras épocas ya pasadas, como bien puede verse en la bien conservadas ménsulas de piedra así como en dos ventanas, una a la altura de donde estamos y otra más alta que alumbraba al piso de arriba y que hoy no existe. La Sala Noble, que data del siglo XVI-XVII, fue hospital, sustituyendo al ubicado en el Macho del Castillo, y sala de administración, y que hoy se dedica, como casi el resto de las salas, a exposiciones. Sin embargo, lo más interesante, e importante, del lugar es un pasillo, orientado al norte, de varios metros de largo que termina en una ventana, y que fue en realidad una puerta, que se llamó PUERTA DEL TRAVÉS o LA TRAVESERA, y que fue anterior a la Puerta de La Escala. La Travesera comunicaba el castillo con la ciudad desde el muro norte, que bajando del castillo llegaba al Torreón de la Ampolla; el mismo camino que hubiésemos utilizado de subir andando a la fortaleza. Cruzada la Puerta del Través se tomaba el camino paralelo al foso, por el que hemos bajado, y se entraba al castillo por la Puerta de Albahaca. Dicha Travesera se sustituyo en 1557 por la Puerta de La Escala y pasó a ser la ventana que hoy estamos viendo. Luego la diferencia entre el muro árabe y el muro de La Través, ya en 1580 y reinando de Felipe II, fue completado hasta quedar conforme la configuración que hoy estamos viendo.

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