DOCUMENTO ANTERIOR: 00369 (04.12.2010) - 01818 (04.04.2014) - 00645 (03.08.2014)
DOCUMENTO POSTERIOR: 02047 (09.11.2014)
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I: CONCEPTOS DE ALICANTE
PRIMERO: Especie de víbora, de color gris por la
parte superior, de unos ochenta centímetros de largo, cabeza muy grande y
hocico remangado, dientes parecidos a los colmillos de un gato, la piel con una
línea ondulada de color pardo oscuro a lo largo del lomo y una fila de manchas
negras a cada lado; feroz, de activo veneno.
SEGUNDO: Dicen que se arrastra por el vidueño, de porte semierguido, con desborre en abril y maduración precoz. Se conduce en poda corta en vaso, pero si se le conduce en porte alto hay que poner cuidado en no dejar demasiados ojos en la vara larga, eliminando algunos brotes si se considera necesario para evitar la sobreproducción y el agotamiento de la cepa.
TERCERO: Dice el escritor Diodoro Siculo (griego) que por estas tierras de la actual Alicante pasó Amilcar Barca allá por el año 230 antes de Cristo, y al ver una espléndida montaña blanca, fundó un lugar llamado Akra Leuka. Añade Tito Livio (latino) en el Siglo I, llaman Longuntia a la Akra Leuka (en griego: Cumbre Blanca) y Castrum Album (en latín), para ser, según Pomponio Mela, Lucentia y de seguido, conforme Plinio, Lucentum
CUARTO: Fueron los visigodos los que dijeron aquello de "moros a la vista" mandados por Abdelaziz, quién acordó con Teodomiro la existencia de un Tudmir seudo-independendiente dentro de Al-Andalus, perteneciendo a ese Tudmir una ciudad llamada Al-Laqant
QUINTO: El JEFE MORO de LECANT, que las letras evolución que es una barbaridad, tenía una hija que, por ser mujer, para nada servía, de ahí que el Jefe Moro decidiese buscarle un marido a su hija. Pudo designar a "uno" pero no estando seguro de a quién designar, opto por subastar a su hija. Las condiciones de la subasta, como toda subasta, devenían en negocio que el Jefe Moro comprendió podía hacer con Cantara, que era la hija, de modo que el Jefe Moro se asomó al balcón de su casa, y con él se asomó Cántara, llevado en su mano una lanza que puso sobre Cántara, anunciando que el botín que obtuviera del vientre de su esposa quedaba al público albedrío de aquel que pusiera más "pasta". Y dos jóvenes de presentaron por ver qué pasaba. Uno de ellos, Almanzor, tomo el camino de las Indias a buscar especias. El otro, Alí, decidió hacer una acequia que trajese el agua de las montañas a Lecant. Con la ausencia de Almanzor, pudo Ali entablar amistad con Cantara, y entre trozo de acequia y trozo de acequia se pasaba por el palacio y le cantaba a Cántara, la cual poco a poco ignoró que el otro, Almanzor, estaba de viaje, y se enamoró del que la visitaba con versos y alabanzas, mientras que Ali empezó a dedicar más tiempo a la poesía y menos a la acequia, que ya iba retrasada en su construcción. Todo era felicidad hasta que por el levante apareció la nave de Almanzor cargada de especias, lo que le hizo ganar la subasta. Cantara no estuvo conforme, ella quería a Alí, y como el Jefe Moro cumpliera su palabra, optó Ali por tirarse, de cabeza, por una barrancada, yéndose al otro mundo. Cántara, aprovechando un descuido de todos, se acercó a la barrancada y se dejó caer sobre el lecho de la misma, yéndose, por lo mismo y de igual modo, al otro mundo. Se reunió el Jefe Moro con su corte, y por votación popular decidieron llamar al pueblo Alicántara.
SEXTO: Hoy existen dos formas de llamar a "esta ciudad". Los hay, valencianos, que la llaman Alacant, y los hay, castellanos, que la llaman Alicante. Y los hay que más allá de griegos, romanos, visigodos, árabes, aragoneses, valencianos y castellanos, ¡que suplicio de nacionalidades!, los hay, españoles, que la llaman Alicante.
SÉPTIMO: Sabemos que un futuro, más o menos cercano, y siguiendo la estúpida costumbre humana de cambiar de nombre a los lugares, la actual ciudad de Alicante terminará llamándose de Cómodo Centón.
SEGUNDO: Dicen que se arrastra por el vidueño, de porte semierguido, con desborre en abril y maduración precoz. Se conduce en poda corta en vaso, pero si se le conduce en porte alto hay que poner cuidado en no dejar demasiados ojos en la vara larga, eliminando algunos brotes si se considera necesario para evitar la sobreproducción y el agotamiento de la cepa.
TERCERO: Dice el escritor Diodoro Siculo (griego) que por estas tierras de la actual Alicante pasó Amilcar Barca allá por el año 230 antes de Cristo, y al ver una espléndida montaña blanca, fundó un lugar llamado Akra Leuka. Añade Tito Livio (latino) en el Siglo I, llaman Longuntia a la Akra Leuka (en griego: Cumbre Blanca) y Castrum Album (en latín), para ser, según Pomponio Mela, Lucentia y de seguido, conforme Plinio, Lucentum
CUARTO: Fueron los visigodos los que dijeron aquello de "moros a la vista" mandados por Abdelaziz, quién acordó con Teodomiro la existencia de un Tudmir seudo-independendiente dentro de Al-Andalus, perteneciendo a ese Tudmir una ciudad llamada Al-Laqant
QUINTO: El JEFE MORO de LECANT, que las letras evolución que es una barbaridad, tenía una hija que, por ser mujer, para nada servía, de ahí que el Jefe Moro decidiese buscarle un marido a su hija. Pudo designar a "uno" pero no estando seguro de a quién designar, opto por subastar a su hija. Las condiciones de la subasta, como toda subasta, devenían en negocio que el Jefe Moro comprendió podía hacer con Cantara, que era la hija, de modo que el Jefe Moro se asomó al balcón de su casa, y con él se asomó Cántara, llevado en su mano una lanza que puso sobre Cántara, anunciando que el botín que obtuviera del vientre de su esposa quedaba al público albedrío de aquel que pusiera más "pasta". Y dos jóvenes de presentaron por ver qué pasaba. Uno de ellos, Almanzor, tomo el camino de las Indias a buscar especias. El otro, Alí, decidió hacer una acequia que trajese el agua de las montañas a Lecant. Con la ausencia de Almanzor, pudo Ali entablar amistad con Cantara, y entre trozo de acequia y trozo de acequia se pasaba por el palacio y le cantaba a Cántara, la cual poco a poco ignoró que el otro, Almanzor, estaba de viaje, y se enamoró del que la visitaba con versos y alabanzas, mientras que Ali empezó a dedicar más tiempo a la poesía y menos a la acequia, que ya iba retrasada en su construcción. Todo era felicidad hasta que por el levante apareció la nave de Almanzor cargada de especias, lo que le hizo ganar la subasta. Cantara no estuvo conforme, ella quería a Alí, y como el Jefe Moro cumpliera su palabra, optó Ali por tirarse, de cabeza, por una barrancada, yéndose al otro mundo. Cántara, aprovechando un descuido de todos, se acercó a la barrancada y se dejó caer sobre el lecho de la misma, yéndose, por lo mismo y de igual modo, al otro mundo. Se reunió el Jefe Moro con su corte, y por votación popular decidieron llamar al pueblo Alicántara.
SEXTO: Hoy existen dos formas de llamar a "esta ciudad". Los hay, valencianos, que la llaman Alacant, y los hay, castellanos, que la llaman Alicante. Y los hay que más allá de griegos, romanos, visigodos, árabes, aragoneses, valencianos y castellanos, ¡que suplicio de nacionalidades!, los hay, españoles, que la llaman Alicante.
SÉPTIMO: Sabemos que un futuro, más o menos cercano, y siguiendo la estúpida costumbre humana de cambiar de nombre a los lugares, la actual ciudad de Alicante terminará llamándose de Cómodo Centón.
II: DEL BENACANTIL Y DE LA CARA DEL MORO
Viajero que llegas, desde donde vengas veras un monte no muy alto al que llamamos BENACANTIL; no sabemos, con certeza, que significa, pero Al-Idrisi, allá en el sihglo XII, lo trata como Banu-l-Qatil o linaje del asesino, lo que enlazaria con lo dicho sobre la vibora pero no con lo dicho sobre la vid, y hay quién se decanta por Peña-Laqanti o peña de Alicante. En poniente tiene labrada en su vertical roca la cara del Moro Muza, cuyos cabellos se extienden al levante en ligera pendiente, y se ve rocoso y blanco si lo miras desde el mar, y si lo miras desde las montañas se ve de pinos cubiertos, arbustos y matorral. Se levanta a unos 167 metros de altura sobre Alicante, ocupando una superficie de unos 500.000 metros cuadrados. En su cumbre dispuso el Hombre una torre, y tras ella un castillo devenido en fortaleza, que larga unos 600 metros y tiene un ancho variable en torno a los 200 metros, al llamamos de SANTA BÁRBARA.
Cuentas las crónicas que un cuatro de diciembre de 1248, día de Santa Bárbara, Alfonso Décimo de Castilla, príncipe cristiano, lo tomo a los hijos de Muza Ben Nasir, y tal fue la perplejidad del vencido que su rostro se grabó en la roca. Pero tal cuento tropieza con otra historia, que también pasa por verdadera, donde la cara esculpida en piedra es la del Moro de Alicante, que así se le quedo el rostro cuando supo del suicidio de su hija Cántara, que enamorada de Alí siguió a su amante, que previamente se había suicidado, ya que la mano de Cántara era para el moro Almanzor.
Viajero que llegas, desde donde vengas veras un monte no muy alto al que llamamos BENACANTIL; no sabemos, con certeza, que significa, pero Al-Idrisi, allá en el sihglo XII, lo trata como Banu-l-Qatil o linaje del asesino, lo que enlazaria con lo dicho sobre la vibora pero no con lo dicho sobre la vid, y hay quién se decanta por Peña-Laqanti o peña de Alicante. En poniente tiene labrada en su vertical roca la cara del Moro Muza, cuyos cabellos se extienden al levante en ligera pendiente, y se ve rocoso y blanco si lo miras desde el mar, y si lo miras desde las montañas se ve de pinos cubiertos, arbustos y matorral. Se levanta a unos 167 metros de altura sobre Alicante, ocupando una superficie de unos 500.000 metros cuadrados. En su cumbre dispuso el Hombre una torre, y tras ella un castillo devenido en fortaleza, que larga unos 600 metros y tiene un ancho variable en torno a los 200 metros, al llamamos de SANTA BÁRBARA.
Cuentas las crónicas que un cuatro de diciembre de 1248, día de Santa Bárbara, Alfonso Décimo de Castilla, príncipe cristiano, lo tomo a los hijos de Muza Ben Nasir, y tal fue la perplejidad del vencido que su rostro se grabó en la roca. Pero tal cuento tropieza con otra historia, que también pasa por verdadera, donde la cara esculpida en piedra es la del Moro de Alicante, que así se le quedo el rostro cuando supo del suicidio de su hija Cántara, que enamorada de Alí siguió a su amante, que previamente se había suicidado, ya que la mano de Cántara era para el moro Almanzor.
Podéis ver la CARA PETRIFICADA DEL MORO, en toda su grandeza, desde la playa del Postiguet, que así se llama
porque en ella, y en el lienzo de los antiguos muros que rodearon la ciudad,
hubo un postigo que daba acceso de fuera al interior de la urbe y desde el
interior de la urbe hacia afuera, y también podéis ver la cara del moro Muza desde el Altozano,
que no es otra cosa, dicen, que un lugar elevado donde descansan los muertos.
Precioso artículo para preciosa Ciudad.
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