miércoles, 14 de octubre de 2015

02534-35.IMPOSIBLES: Fontinalia

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02549 (21.10.2015 - Los granos van a morir)


    Cómodo Centón ha salido en busca del agua. Su mirada repleta de odio a escudriñado en las pozas y en los charcos, en los hilos de agua que son las acequias, en las cascadas de los ríos y en los lechos secos de los ríos, ha buscado el agua. Su garganta está seca por el odio que contiene en sus paredes, inflamadas sus encías, supurando sangre, apenas puede respirar. Sus oídos emiten los sonidos desgarradores de su odio hacia el agua, y el dolor de sus entrañas duele en su cerebro inundado por el agua. Todas las sendas ha recorrido, todas las sendas que se vuelven vericuetos y terminan en ningún sitio, donde los indicios se pierden y la tierra parece detenerse. Cómodo viaja solo, y solo se siente, y su vida es un sendero de aguas derramadas que se expanden y se pierden, que se ocultan y emergen, sin origen, sin destino, juguetonas siempre.

    Hace miles de años que Cómodo dejó su casa, que salió en busca de la antorcha del agua, y aún no ha regresado a su casa. Ha visto con sus sentidos el transcurrir de la vida hacía ningún sitio, a los perros rabiosos matar por el agua, muriendo mientras lamían sus heridas, mientras la tierra se abría de sus entrañas, extendiendo su dolor entre la materia que ardía, entretanto se preguntaba por el agua que estando no parecía nacer en sitio alguno de la existencia. Y caminaba, siempre caminaba, siempre cada vez más lejos de su casa.

   Una noche oscura de colores llegó a Fontinalia..., una plaza fortificada en lo alto de un monte inexistente donde el agua se derramaba con la holgura de la sobranza, y no halló en aquel prodigio El Centón causa alguna de admiración, sino percepción de esclavitud. ¡Un monte de agua!, exclamó, y ascendió por las torrenteras hasta los muros de la plaza, y llamó. Corriose la mirilla, "soy el hombre de las puertas, de los comienzos y de los finales" se oyó decir. Y fue que cruzó el quicio, y caminó de entre los manantiales rodeado, de las fuentes en cascadas, de los pozos rebosados, sintiendo la sequedad a sus pies amarrada.

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