martes, 14 de marzo de 2017

03476-71.EL VIAJERO MADURO: 06.Valencia: Juan Fabuel y sus fotografías

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03171 (02.10.2016 - 05.Valencia: 03.Barrio de La Seo: Hacia la catedral)

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03481 (17.03.2017 - 07.Valencia: La Mascletá)


  En la sede de la Fundación Bancaja, en la ciudad de Valencia, ha visitado Cómodo Centón una exposición de fotografías de JUAN BABUEL (Valencia 1976). Se trata de un conjunto de unas nueve imágenes de gran formato, cada una de las cuales supera los dos metros cuadrados, unas cuatro imágenes que están por debajo del metro cuadrado, un video sobre pantalla, y como complemento unas veinte imágenes del suelo lunar.

    Dejando de lado la evidente nefasta iluminación de las fotografías presentadas, que entrelazan diferentes líneas lumínicas que se cruzan y reflejan imágenes de otras zonas de la sala, lo que obliga a Cómodo a buscar percepciones, en ocasiones, harto complicadas para evitar la confusión de temas expuestos, y que, además, obligan a una visión ocular extremadamente inclinada hacia el suelo, debido a la altura del techo de la sala, quiere el AUTOR significar la relación entre la placidez europea de una visión existencial de la vida y la esencia de la vida en cuanto objetivo vital de gentes fuera de Europa. Sin embargo, no parece que entre lo anteriormente dicho se sitúe el objetivo final de lo que se quiere manifestar por el Autor, ya que no se atisba una realidad en cuanto movimientos migratorios actuales y la posición europea ante los mismos.

     Descartado lo anterior con el título de la exposición, 14,24 kilómetros, la aparente relación directa mar-tierra, el socorrido acceso al concepto mediterráneo como elemento cultural, lo que nos queda es una conclusión escénica lejana entre costa y agua, con una luz en altura y largas exposiciones. Oculta el Autor el entorno de lo fotografiado, en ocasiones con primeros grandes planos y a veces con panorámicas que parten lo representado en zonas diferencias por la tonalidad del color impreso. El COLOR predominante es el azul en diversas fases del mismo, acompañado de blancos y negros que generan profundos y angostos contrastes, que rompen la imagen a dos espacios y presentan volúmenes a tres dimensiones que tratan de enlazar con una dimensión temporal del resultado. Para conjugar la ocultación del espacio/tiempo y relacionarlo con el color, ha necesitado Cómodo cierto tiempo y espacio de comprensión de la idea como elemento subjetivo ya que hay fotografías de fuerza y violencia, y hay otras de extrema placidez, pero asimilar lo mencionado con movimientos migratorios excede en mucho el contenido formal de los textos expuestos, lo que es así ante la ausencia de figuras humanas o elementos de transporte enfrentados a la naturaleza. Más bien se impone una visión intimista.

    Lo que ve El Centón es una manifestación azulada de la realidad que evita la realidad entre bambalinas, que comprime un espacio infinito entre unos marcos blancos incrustados en un fondo negro. A partir de aquí la imagen se extiende o bien se retuerce, estremeciéndose en íntimas diversidades de pura visualización sin más contenido que la percepción misma, donde el concepto subjetivo vence cualquier explicación mental, de forma que la razón queda sometida a la sensación, y donde lo inductivo como juego de imágenes sensitivas supera con creces la deducción mental de la comprensión de la idea. Sin embargo es difícil optar por esta parte de la explicación ya que el resultado de la exposición es un tiempo prolongado sobre áreas muy concretas que, posteriormente, sufren modificaciones al ser ampliadas a los mencionados formatos; es decir, lo que se ve en origen como elemento muy pequeño, queda desvirtuado como elemento muy grande.

    Si el color, que ya ha sido descrito, se muestra en un solo tono inmerso en variaciones del mismo, la LUZ es un foco en altura que usa radiación lumínica procedente de la luna en tres fases, evitando la fase nueva. Lo que el Autor evidencia son PAISAJES, primeros planos mutados en planos generales, silenciosos y perdidos, irreales e inertes, en cierto sentido imposibles, manifiestamente impolutos, que requieren de una interpretación entre sensitiva y racional, como ya se ha dicho, pero reflexiva y estética.

    Es significativo que las fotografías carezcan de titulo o denominación que las identifiquen de forma individualizadas, lo que dificultad la separación explicativa de las mismas, de modo que se hace evidente que lo que pretende EL AUTOR es incidir en el hecho mismo del conjunto como si la totalidad de las fotografías respondiesen a una sola.

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