sábado, 10 de noviembre de 2018

04715-53.NOTAS PARA UN IMPOSIBLE MANIFIESTO ANARQUISTA: 04.Cuarta Pre.Era Del Estado a los Hijos del Estado:Los Avanzados es el sujeto de la Cuarta Pre.Era

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04677 (24.10.2018 - 03.Cuarta Pre.Era: Del Estado a los Hijos del Estado
                                       El Estado comprende que tiene que gobernar)

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04729 (15.11.2018 - 05.Cuarta Pre.Era
                                      Del Estado a los Hijos del Estado
                                      La esencia de la Sociedad)


     Los AVANZADOS es el sujeto de la Cuarta Pre.Era, ya que como concepto es un singular mientras que se muestra en su actividad como un conjunto de sujetos. Aparecen en el preciso momento aquel que superado el Quicio, surte la dispersión y con tal devenir la inevitable desaparición del Hombre Iluminado. A la vista de tal acontecer histórico, decimos que son Los Avanzados aquellos más dispuestos al mando, aquellos que designa el Iluminado, aquellos que ejerciendo la orden del Iluminado reunen a los elementos dispersos, los que creen sin reserva alguna que el Hombre Iluminado representa a la Imagen Divina sobre la tierra. Son en esencia los herederos directos del Iluminado, los que promueven el desarrollo y fin último de la Civilización. Su poder reside en la imagen que vio a la Imagen Divina y en las enseñanzas de los Héroes. Su poder lo ejecutan mediante las normas que tienen por destino la mejor conservación de los principios que sostienen su poder. Su medio natural e histórico es la relación establecida entre Orden y Desorden.   
    Ahora bien, si bien en un principio su carácter esencial es la de cumplir la orden para la que nacen, resulta en un primer desarrollo de si mismos que esos elementos dispersos, unificados por el Iluminado para reconducir la deriva más allá del Quicio, interpretan la Autoridad del Iluminado como Verdad Absoluta e irrepetible; alfa y omega. Tal Verdad, como exterior al Hombre, ha de ser inventado en el interior del Hombre, lo que no sucede en el elemento de población Pueblo, como hemos visto es inherente a los Avanzados, de modo que el uso de la violencia de reagrupación más allá del Quicio ha de verse sostenido por una Norma que no existiendo ha de ser inventada; lo que sucederá con el concepto de Civilización. Más no basta que la Norma lo sea como evidencia de la Verdad, sino que exista materializada y disponga de fuerza para existir. El proceso enseña a los Avanzados que el uso de la fuerza es una limitación en el tiempo y se deshace en la amplitud de un espacio, de modo que la concreción de la misma ha de ser su misma justificación, resultado que se obtiene cuando la Norma se traslada y se aplica, al unísono, por la totalidad del elemento de población de los Avanzados. Implica esto, necesariamente, que una estructura interna de los Avanzados se sostenga sobre una consideración común de los mismos en cuanto al cuerpo doctrinal que debe fijar a la Norma. Inicialmente acontece una clasificación lineal de los Avanzados, donde tiene lugar el reconocimiento mutuo de los mismos y la especificación de las tareas a desarrollar dentro del espacio físico en la Espiral que comporta la dispersión de los Hombres. Se trata, en esencia, de fijar quienes se sitúan en cada unas de las partes por las cuales se fija el manto del Hato, y quienes lo cierran. Esta disposición espacial de los Avanzados, con ser lineal, desvirtúa el conocimiento real que cada uno tiene sobre las consecuencias de composición exterior del Hato, lo que conlleva un nivel de información y decisión sobre la atadura final del Hato. En este proceso tiene lugar la desclasificación lineal de los Avanzados, procediéndose de modo más o menos natural e histórico una nueva estructura piramidal dentro de tal elemento de población. Esto configura la aparición de un SEGUNDO HATO integrado por los Avanzados, y que si nace como un apéndice del Primer Hato, formado por el Pueblo, resulta al cabo del proceso el elemento cierto que conduce al Hato dentro del concepto de Civilización que se está, sin saberlo, recepcionando. Esta configuración de un DOBLE HATO registra el proceso más allá del Quicio, determinando en esta situación la posibilidad de emitir la Norma que es el principio de toda Civilización: AMOR AL ILUMINADO, norma que inventa y ofrece el Iluminado una vez su intimidad se presenta como Mito y deviene en Héroe. Lo que acontece, de seguido en el Segundo Hato, es una incorporación medida de nuevos elementos que, periódicamente, renueva a los elementos incorporados como Avanzados. Esta situación adquiere aquí el concepto histórico que supera y ocupa el lugar natural de la elección de los primeros Avanzados, de modo que la sucesión se produce como una razón adquirida de pertenecer, por nacimiento, al Segundo Hato; son los AVANZADOS BIOLÓGICOS, los cuales pueden, por su propio significado, ser o no ser capaces de estar dispuestos al Mando y, por lo mismo, incurrir en un declive de cumplir con la orden del Iluminado. Advertimos, pues, que una parte de los Avanzados Biológicos comprenden que son lo que son porque viene designados por los Avanzados, mientras que otra parte declina la predisposición del mando, lo que les induce a abandonar el Cauce Central y los sitúa en los cauces paralelos. Ahora bien, si los Avanzados son individuos que actúan a titulo personal en cumplimiento del Segundo Milagro, los Avanzados Biológicos son los creadores del Redil. De igual manera que, hemos dicho, una parte de los Avanzados Biológicos no son aptos para el Mando, surgen otros que comprenden que para ser Avanzado es preciso amar al Iluminado. Son los AVANZADOS HISTORICOS aquellos que reunen a los rediles en el concepto de Pueblo, y a la vista de lo mencionado, herederos privilegiados que sostienen la idea del Iluminado y que se interpreten así mismos con dones naturales que se incorporan históricamente a los sujetos afectados. Es como resultado de la construcción del Doble Hato que los Avanzados Históricos descubren el Orden dentro de la Espiral. Este sentir producto del descubrimiento reprime la individualidad del Avanzado Histórico, lo que provoca, a su vez, una calificación superior de grupo. Es en este momento cuando los Avanzados adquieren conciencia de ser la representación del Estado, para posteriormente comprender que el Estado existe para servirles a ellos, siendo capaces, a su vez, de reproducirse como Religión y como Ley. Nace aquí, una vez comprendido el concepto de Orden, la comprensión del Caos como lo extraño a cuanto se opone al Iluminado. La naturaleza del algo y de la cosa se establece entre los dos dichos conceptos: Orden y Desorden. El Orden, ya lo hemos definido en páginas anteriores, es Anarquía, se refiere al Núcleo y se manifiesta como Libertad. Establecido este principio, decimos que el Desorden es el modo de vida que entendemos por Orden. De aquí que sea una realidad la existencia de múltiples tipos de orden, justificados sobre la base de la diversidad cultural, política, religiosa, y de cualquier otra índole. Y esto es así porque lo que se opone a la Anarquía es el Nacionalismo, siendo esto último lo que permite la existencia y pervivencia de múltiples tipos de orden, esto es, desorden. Este desorden, entendido como orden, determina que frente así mismo se encuentra el caos, esto es, la anarquía. Y es de tal modo porque en la Anarquía ni existen los Avanzados, ni existe el Pueblo, ni se vive con el ejemplo del Héroe, ni se comprende con la enseñanza del Iluminado. Ahora bien, hemos aprendido que la Historia es un proceso que termina con el Caos, es decir, confusión, laberinto, desorden, y que dentro de lo caótico yace una masa informe de elementos que al ser separados son ordenados, de modo que es la Imagen Divina en el instante mismo del Portento quién crea y da creación a lo creado, mediante el dictado de los mandatos. Aquí está el origen de la existencia del Hombre como es entendida por el Desorden que, en la confusión de los descritos e inventados hechos, crea un laberinto de imprecisiones que Avanzados y Pueblos reflejan en una verdad evidente llamada Nacionalismo, que entendemos es el alumbramiento histórico de la necesidad de existir uno para si mismo y frente a los demás; bien entendido, vivir es lo que hace el Hato cuando bien anudado inicia su deambular por la Espiral. Lo que acontece es un salto cualitativo de la necesidad, en cuanto que natural a histórica, de modo que lo que se precisa es una identidad interna enfrentada a una supervivencia. 

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