martes, 20 de septiembre de 2022

07133-86.LIBROS: 20.Tratado Lógico Filosófico de Wittgenstein: 07.Crítica: 02.La Proposición

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                                       Matemáticas: Ecuaciones y Operaciones)


      La PROPOSICIÓN es el núcleo central del Tratado de Wittgenstein; su concepto y sus características ya han sido establecidas en páginas anteriores. 

       En realidad, las proposiciones de Wittgenstein son, en su mayor parte, axiomas que derivan en hipótesis y conjeturas, escenificados mediante letras y signos. Esto conlleva la desaparición del axioma, esto es, lo evidente, por sí mismo, no precisa de demostración, de forma que Wittgenstein puede dar el salto del axioma a la proposición, es decir, del pensar al pensamiento, de modo que es el pensamiento donde Wittgenstein mueve su tratado entre la lógica y la filosofía, espacio donde sí es posible demostrar aquello que se dice mediante procesos deductivos; si se toma una proposición que, por si misma, es verdad, se acepta como posible desarrollo mediante otras proposiciones. Por el contrario, niega Wittgenstein el método inductivo en los términos que sigue; la inducción tiene un fundamento sicológico, parte de la experiencia personal que la persona tiene de un acontecimiento, de forma que la percepción subjetiva y simple sobre algo no significa que el suceso responda a una realidad general, así, la inducción no es lógica.

        Toda proposición, nos dice Wittgenstein, responde a tres posibilidades de decir y mostrar. 

       En primer lugar, nos encontramos con el absurdo del contrasentido; sí algo no se puede decir porque decirlo es un absurdo en sí mismo, es entendido como un despropósito que atenta contra la palabra, un disparate verbal que no puede ser tenido en cuenta, provocando mofa en el receptor y, por lo mismo, rechazo por ser opuesto a la razón, esto es, ilógico, de manera que lo que no se puede decir es una proposición que, aunque dicha, resulta imposible de presentar como verdadera, siendo así que se entiende como falsa, lo que no significa, necesariamente, que en otro presente resulte ser cierta y mostrable. En segundo lugar, el sentido del sinsentido; aquí, mostrar el sentido de aquello que carece de sentido puede dar lugar a que no pueda expresarse ya que, de base, es un sinsentido que contraviene el sentido natural al ser dicho, lo que implica que una realidad demostrada pueda no ser expresada en cuanto que se opone a la lógica de la razón. En tercer lugar, el sentido pleno del sentido; es la proposición por excelencia, la que contiene verdad sin fisuras y queda avalada por el análisis aplicado de la realidad, pero, tal proposición firmada en presente como verdadera puede resultar falsa en un presente inmediato, ya que el presente inmediato puede superar el contenido de la proposición en presente.

       Lo importante es comprender los componentes de una proposición, para lo cual se hace necesario crear una estructura por partes de los contenidos que intervienen, así como articular las palabras, todo lo cual sometido a fundamentos lógicos de manera que los nombres de las cosas designen un sentido en cuanto que reflejan la imagen de lo pensado entre lo invariable que forja la proposición y el nivel de azar.  

        A su vez el nivel de arbitrariedad de una proposición es evidente, más lo arbitrario no es negativo en la medida que lo veleidoso puede devenir en un acontecer distinto. Tal libre albedrio se sostiene en presente sin conocer acciones futuras, de manera que se pueden acordar ciertas variables   

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