sábado, 24 de septiembre de 2022

07141-87.LIBROS: 21.Tratado Lógico Filosófico de Wittgenstein: 08.Crítica: Matemáticas: Ecuaciones y Operaciones

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        Toda proposición es una disposición de palabras, una tras otra, es literatura. Para Wittgenstein tal presentación de la proposición es insuficiente, lo que es así ya que el pensamiento solapa al pensar, dice Cómodo Centón. En este sentido, las palabras, por si mismas, si bien dicen, no aportan demostración de lo que están diciendo. Para que las palabras muestren algo es preciso que sean, las palabras, sustituidas por signos, los cuales conforman un lenguaje fuera de la arbitrariedad de la lengua. 

         Dos letras diferentes unidas por un signo nada dicen del contenido de esas dos letras, y menos dice si son dos letras iguales unidas por un signo; esto no son proposiciones ni el signo que une las letras cobra sentido. 

      Para fijar, pues, un sistema lógico, dice Cómodo Centón, es imprescindible la existencia de una ECUACIÓN, la cual expone dos partes enfrentadas por un signo, de manera que el valor de una parte es igual al valor de la otra parte, es decir, pura lógica. Con esto se logra solapar la brillantez del concepto ilógico de la filosofía por la mecánica lógica de la razón, de forma que el pensamiento proporciona la muerte del pensar. En filosofía todo es posible porque el pensar carece de límites, mientras que en lógica se le fijan limites al pensamiento porque éste queda sometido a las leyes lógicas impuestas por la razón. En filosofía el cambio es pura modificación del cambio, en tanto en lógica queda sujeto al cambio dentro de la ley impuesta al cambio. De tal modo, la filosofía es un arte, la lógica es una prisión. 

        A la vista de lo anterior, nos dice Cómodo Centón, que cuando Wittgenstein emite un enunciado está haciendo arte, pero, cuando dicho arte se encajona por medio de las matemáticas, el resultado es la muerte del arte. En cierto amplio sentido, Wittgenstein dice lo que dice cuando se le ocurre, y lo dice sin más, más pierde su sentido cuando muta su pensar en pensamiento, sin embargo, advierte Wittgenstein, acaso sin pretenderlo, que toda ecuación es una seudo/proposición, la cual tan solo presenta dos expresiones unidas por un signo, las cuales, a su vez, pueden ser expresadas mediante ecuaciones sustitutivas, generando un proceso finito. Ciertamente, cabe decir, por Wittgenstein, que las dos partes de una ecuación no tienen el mismo significado, aunque respondan a un sistema lógico de igualdad. 

         Para que una ecuación lo sea, precisa de un SISTEMA OPERATIVO, el cual ha de proporcionar un resultado único; sí refiere dicho sistema dos resultados en una misma operación o bien no garantiza el resultado, el sistema no es, por lo tanto, una secuencia ordenada que refiere la posibilidad de OPERAR. No obstante, elementos desordenados pueden formar una secuencia que puede resultar operativa. 

          Wittgenstein nos dice que una OPERACIÓN es un resultado.

      Cómodo Centón afirma que una operación es una manipulación que busca una solución que, previamente, ha sido determinada. Sí aceptamos que del pensar nace la idea y que ésta forma un pensamiento o enunciado previo, el cual ha de ser demostrado mediante una ecuación, la fórmula de partida ha de ser una expresión de signos que coincida con la idea, de modo que las maniobras ejercidas sobre dicha expresión coincidan, en su final, con la idea de partida. Así, el manoseo y las sustituciones ejercidas responden a una actividad que solo busca en la proposición conformar una solución verdadera. 

       El proceso inmerso en una operación genera carencia de certeza; la persona solo sabe que, tras emitida una proposición, su verdad y su falsedad comparten el mismo espacio, y que dicho espacio es imposible que contenga a las dos, dicho de otro modo, si es falso no puede ser verdad y viceversa, sobra una de las dos, y además que hoy sea bien falsa, bien verdadera, no significa que pueda ser verdadera o falsa mañana. Es por esto que lo que abre el proceso es un campo de probabilidades cuyo sustento es una imagen incompleta que por medio de la actividad operativa busca convertir dicha imagen incompleta en completa. De tal forma, para cambiar el sentido de la realidad es suficiente cambiar la proposición en el sentido de lo que es desfavorable mute en favorable. 

        Wittgenstein emplea un sistema de redes que permite mutar lo desfavorable en favorable, aplicando diferentes redes que permiten distintas descripciones del mundo, en tanto ignora que lo que es posible a gran escala, puede no serlo en pequeña escala. Cómodo manifiesta que se dan tres tipos de mallas; el universo, el mundo, y las partículas. 

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