domingo, 12 de septiembre de 2010

00286-19.SOY EL DESCANSO DE MI MISMO

Ver documento 272

Ante la existencia en general y la vida social en particular el Hombre ha de mostrarse hábil y sabio, y por lo mismo dotado de un Poder capaz de ser el centro de todo. La comprensión de este virtuosismo implica el rechazo de las concepciones míticas sobre el Origen, lo que no implica negar la existencia del Eterno, pero desde un punto de vista estrictamente humano la vida es breve y discernir específicamente sobre los dioses, su existencia y verdad, se antoja al Hombre una insuficiencia evidente cuando la cuestión humana tratada en sociedad determina como lo bueno y lo justo es diferente en todas partes. La misma Naturaleza presenta procesos desiguales y desequilibrios ciertos dentro de su estructura, donde se puede apreciar como el más fuerte domina al más débil, haciendo imperar, como Derecho Natural, una codicia natural que niega el absoluto de las normas sobre lo que es correcto y lo que resulta incorrecto. En este punto se trata de discernir qué es lo creado por la Naturaleza y qué lo creado por la Sociedad. El Hombre comprende que todo aquello que es perceptible resulta un producto de la Naturaleza, y que su comprensión es el resultado del Saber, siendo lo Eterno un entendimiento de la Razón, cuya existencia puede ser cierta o puede no serlo, pero que, por si acaso, creer en lo Eterno no disminuye la capacidad humana en sus Sentidos. Lo que al Hombre le interesa, llegado a este punto, es tratar directamente del Hombre como ser humano y hallar su ubicación en la Sociedad que ha forjado, a pesar de que en su creación fue otra la intención del Eterno. El Hombre, sin duda, no es capaz de encontrar la respuesta, lo que ha sido harto demostrado en y entre las evidentes contradicciones que enfrentan a las diferentes Ideas que se han venido desarrollando desde que se iniciara la disposición a explicar el Origen de la Cosa. Se hace necesario suspender el JUICIO y propagar la DUDA como hábito. Queda aceptar que el HOMBRE ES LA MEDIDA DE TODAS LAS COSAS, que no existe la Verdad, y que si existiese no se puede conocer, y aunque se pudiera conocer, no se podría trasladar a otro hombre. Se acompaña esto de la convicción de que las tradiciones y relatos son meras invenciones del Hombre, que merecen un dudoso respeto, de modo que sea posible cambiar las leyes y concebir un relativismo general de las cosas. Encontramos en este momento de la Idea del Hombre un SEGUNDO ATEISMO, entendido como negativo, caracterizado porque, sencillamente, se ignora la existencia del Eterno. Para la época lo importante pues se encuentra en la Plaza Pública, allá donde la POLITICA reina como medio de poder, donde se hace necesario conocer la PALABRA y se busca el éxito por medio de la persuasión. El Saber es ahora una cuestión práctica, se ha de aprender, se ha de ejercer y se ha de conjurar para lograr que toda Idea sea la consecuencia del acierto y la negación del error.

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