viernes, 3 de agosto de 2012

01086-08.DEPORTES: Olimpiadas

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      Entre el monte Cronio y la margen derecha del río Alfeo, y al amparo del santuario de de Zeus ,  presidido por Heracles, se celebra en el año 776 antes de Cristo una carrera de unos 192 metros que gana Elis Coroebus, de profesión cocinero. OLIMPIA se sitúa en el Peloponeso, al sur de las rocas de Acaya y al norte de unos peñascos, de modo que queda protegida de los vientos y sometida a la brisa marina de Keparisa. Cuentan las crónicas que allí estuvo Saturno, Apolo y Pélope entre otros, y que éste último hizo trampas y ganó la carrera de carros, la mano de Hipodamia y el trono de Enómacos, aunque lo normal era ganar ciertas ayudas dinerarias aportadas por las ciudades a sus campeones. Los mensajeros sacros recorrían Grecia y anunciaban los juegos, después los siete caminos que conducían a Olimpia se llenaban de turistas, hinchas, mercaderes y políticos entre otros, aunque destacaba la "vía olímpica" que desde Argos discurría entre estatuas, tumbas, templos y jardines.

      Los ATLETAS eran hombres, en esto coincidian los griegos y el Barón de Coubertin, las mujeres podían dejarse ver pero no mirar, hasta que FERÉNIKA DE RODAS se disfrazó de entrenador y se coló en el estadio para ver como luchaba su hijo; durante la pelea, fue tanto lo que animó, que fue descubierta en su condición femenina. Desde entonces, atletas y entrenadores todos desnudos, y las mujeres a sus labores. Según la ley Ferénika tenía que ser muerta, pero en un acto debilidad masculina fue Hércules quién habló en su favor, y la mujer se salvó de ir a mejor vida.

      El programa se iniciaba con el cortejo de los DIEZ HELADÓNICOS o de legados de las ciudades, los cuales, una vez se situaban en la tribuna, permitían el inicio de los juegos. A la carrera de los DOSCIENTOS ONCE METROS, seguía la CARRERA DOBLE y, de seguido, la DÓLICA o de fondo. Seguían los LUCHADORES y de seguido el PUGILATO, los caballos en el HIPÓDROMO, para terminar con el PENTALON. En torno a la zona de juegos se podía encontrar el mercadillo, las tabernas, las señoritas de compañía, juerguistas, ladrones, teatro, bailes y salas de conferencias, entre otros entretenimientos.

      Aprovechando los juegos, nació el calendario, y los griegos empezaron a contar algo así como "tercer año de la cuarta olimpiada", considerando que las mismas se celebraban cada cuatro años. En el 582 los de DELFOS se inventaron los Juegos Panhelénicos en honor de Apolo, siguieron los de CORINTIO con los JUEGOS ÍSTMICOS con Poseidón, y finalmente en NEMEA hicieron otro tanto para Zeus. Se había creado el PRIMER CIRCUITO DEPORTIVO DE LA HISTORIA en virtud de aquella frase tan filosófica como es "culito que veo, culito que quiero", y los atletas buscaban el triunfo en todas aquellas ciudades..., menos los ESPARTANOS; éstos eran otro mundo. Su dedicación a la milicia no les impedía entrar en guerra durante las "olimpiadas", de modo que con Leonidas los trescientos se presentaron en Las Termopilas, el resto de los griegos estaban en los juegos, donde fueron masacrados..., menos dos, pues uno se suicidó por vergüenza y el otro murió en Platea.

       Unos mil quinientos años después de que Teodosio I acabase con los juegos de aquellos hombres desnudos, y tras varios intentos, nacieron los actuales JUEGOS OLÍMPICOS.

       Lo primero que debemos comprender es que a los actuales Juegos Olímpicos no acuden los mejores deportistas de la Tierra. CIERTAMENTE, hay especialidades donde los deportistas tienen que estar por debajo de los veintitrés años de edad para participar, las hay que solo admite a un representante por país, y, en general, se establecen cuotas de participación según el color del anillo olímpico. Por otra parte, un ejercicio solo se puede realizar una solo vez, de modo que un deportista puede hacerlo bien cien veces y ser la ciento uno la que ha de ejecutarlo en la competición, de modo que puede fallar en ese intento número ciento uno. La SUERTE es esencial en la adquisición de la correspondiente medalla; el AZAR existe en los Juegos Olímpicos. Se podría decir que es parte de la naturaleza misma de las cosas, sobre todo si aceptamos el Principio de Incertidumbre como elemento esencial de la Mecánica Cuántica, aunque podemos negar la existencia del azar si consideramos como cierta la frase de Einstein... "Dios no juega a los dados".

      Los actuales Juegos Olímpicos son humanos, demasiado humanos..., y esa humanidad del "bien hacer" hace que lo de participar sea una mera quimera. Ningún deportista acude a los Juegos Olímpicos para solo participar, se acude para ganar; de otra manera no se entiende. Lo que trasluce tras todo deportista es su origen, su bandera, de modo que no importa el "juego en si mismo" sino el resultado del "juego fuera de si mismo", esto es, la GUERRA POR EL MEDALLERO. No vale el reconocimiento explicito de un deportista que titula a otro como el mejor, sino la consecución misma del triunfo que humilla al mejor y encumbra al peor. De aquí que la significancía de los Juegos Olímpicos se sostenga sobre la progresión nacionalista; cuando el "deportista propio" cae, cae el propio interés por el juego. Esto implica que la sobrevaloración de los Juegos Olímpicos sea el resultado de una operación de marketing, cuyo objetivo esencial sea la compra-venta de la idea nacionalista que subyace en la misma organización de los juegos, donde una ciudad se enerva sobre el resto de las ciudades de su país, autoproclamándose representante único de todo el país.   

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