Documento posterior 01265
- El hombre nace solo y muere solo. En el trabajo
aprende que los procesos de fabricación de un producto y el salario individual
desacuerdo al trabajo realizado son las características que lo mantienen dentro
de una jerarquía cuyo motor es la competencia, por virtud, despiadada. Por otra
parte el estudio es acumular conocimientos que luego se olvidan y en ningún
caso es el esfuerzo de uno mismo. Es así que el dominado busca en sus
alrededores nuevas concepciones para su existencia. El mundo parece ser de dos
sistemas. Al principio nos damos cuenta que tales sistemas son totalmente
distintos, que sus presupuestos significan observaciones diferentes sobre
realidad y que pretenden realizaciones humanas opuestas. Es necesario luchar
contra ellos y destruirlos. Hasta este momento quizás la lucha que ha mantenido
el dominado sea interior, de tratar de comprender la realidad. Ahora empieza la
verdadera lucha aunque pronto deja de serlo. En cuanto el dominado-consciente
entra en contacto con los de su igual condición. Juntos deciden llevar la lucha
y de esa unión esperan recoger sus frutos, su libertad. Consideran su lucha
como revolucionaria, piensan que basta con hablarles a las gentes para que
tomen conciencia del camino revolucionario y se lanzan a ello, creyendo que por
acumulación y por cadena pronto esa organización que han formado será la gran
vanguardia que tome el poder y haga reinar la justicia; el fin del enemigo,
dicen y consideran, ha comenzado. Esa organización, o sindical, nace con ráfagas
de un radicalismo político que pronto llega a ser una gran fuerza plenamente
integrada en el sistema. El radicalismo político se ha trasformado en pacto
social. Para no verse superado por sus militantes, la organización se ha
institucionalizado, burocratizado. Todo se ha debido a que se ha preferido la
conservación de lo obtenido por encima del logro de lo que aun no se ha
conseguido. La minoría de vanguardia ha tomado el poder dentro de la
organización y se dispone para la toma del poder del estado. Para ellos
destruir el estado dignifica cambiar un estado por otro. Esta organización
reparte carnés, numera a sus militantes, organiza sus cuadros, estructura sus
funciones, composición y fines. Al aumentar el numero de sus miembros, la
democracia directa y de bases va haciéndose imposible pues la capacidad de
convivencia entre los hombres va desapareciendo, de modo que el concepto
individual de sociedad cambia por un concepto social de la individualidad; de
este modo la justificación de los errores individuales son culpas de la
sociedad, y digo "he nacido pobre, la sociedad no me ha hecho rico, luego la
sociedad es la culpable de mi pobreza y por tanto es culpable de mis acciones".
A mayor numero, menor relación. Al tiempo los presupuestos de lucha varían. En
un principio se puede concentrar en una idea que pretende ser una práctica; se
trata d cambiar la sociedad en su globalidad. Aunque esto no signifique nada.
Posteriormente tal idea persiste aunque la práctica real será una lucha de mera
reivindicación económica; sin embargo esta reivindicación se vera siempre
acompañada de mejoras sociales en el trabajo, en el estudio, se mencionaran las
condiciones ambientales, la seguridad, la igualdad de oportunidades. Tal
profusión de mejoras dará una conciencia de saber que se puede estar mejor en
esa misma sociedad, y las aparentes victorias sobre el dominador reforzaran la
idea, esta actividad será política y en cuanto a tal sus razonamientos y
deducciones serán políticas.
Todo al
hombre, se dice, le resulta extraño.
De otro
modo no esta hecho el mundo.
Ninguno de
cuantos historiadores han conocido de la vida y obra de Cómodo Centón. Podrían
afirmar categóricamente qué aconteció al héroe de Alicante en el tramo de su
vida que va desde que aquellos payasos atentaron contra su dignidad y el
momento preciso en el que reanudamos esta historia. Lo topamos con el Quijada,
al que le dice que es falso, ya que para ser entero precisa del Sancho. No es peor
tanto santo de su devoción el muy entupido, y así se lo hace saber y así se lo
dice. Con todo lo cual encaminose por el camino de luchana, antiguo barranco de
San Nicolás, hacia arriba, bordeando el muro y pasando por la esquina donde su
abuelo tuviera carnecería hasta llegar a la puerta de El Deseado. El cielo, que
de todo es sabio, se torna negro y huele a espanto. Todo vive sosegado. Ve,
entre Barrejon y Maisonnave, sobre suelo de tierra y rodeado de mil palomas
negras, al Viejo Loco ante la pila de fuego sagrado, elevados los brazos a lo
alto, abiertos los ojos al firmamento...., orando:
- ¡Odio eterno a Valencia!. ¡Odio eterno a Cataluña!
Momento
este en el que las negras palomas rasganse sus blancas túnicas y se muestran
tales como son: dignas secuaces del imperialismo provinciano de las tierras del
norte. Y El Viejo Loco narra:
- Cuidaros al norte de Alicante; veréis a Valencia,
sobre ella a Cataluña, sobre ella a Francia y sobre ella a Inglaterra. ¡Que
lástima no fuera todo océano entre Alicante y el Polo Norte!. ¡Malos vientos
los vientos del norte!. ¡Que todas las desgracias vienen del norte!
Cae el
Viejo Loco.
- ¡Oh...! -exclaman los moradores de Alicante. Más
nadie salta desde las almenas, nadie la puerta de El Deseado abre. De pronto un
alarido rasga el aire de las ideas del hombre; el Viejo Loco busca su lengua,
que vuela entre los picos negros de las negras palomas del norte, esa lengua
universal pisoteada por lenguas provincianas, que rencorosas y vengativas se
disponen a fracasar en su soñado triunfo. El Viejo Loco, enmudecido, huye a
refugiarse en El Molino.
Día
brillante de tenue luz.
Cómodo
esboza una lágrima, una negra paloma corretea por la cesta..., ¿qué era aquello
que tenia que hacer?. Cómodo no acertaba a saber que era, pues las cosas y los
sucesos transcurren tan deprisa que se olvidan, que se olvidan..., el kirie tañía
sus últimas tonadas de voces masculinas; militares y artistas noveles ocupaban
las tierras de la Montañeta ,
aquel paisaje, y en el café del Tío Pino había vino e información sobre
mujeres. Ciertamente, meditó Cómodo, los moradores de Alicante son unos
cobardes, y bien empleado les esta que sometidos a los vientos del norte vivan.
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