sábado, 3 de noviembre de 2012

01217-08.EL FIN DE LA HISTORIA: 01.Del Odio

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- El hombre nace solo y muere solo. En el trabajo aprende que los procesos de fabricación de un producto y el salario individual desacuerdo al trabajo realizado son las características que lo mantienen dentro de una jerarquía cuyo motor es la competencia, por virtud, despiadada. Por otra parte el estudio es acumular conocimientos que luego se olvidan y en ningún caso es el esfuerzo de uno mismo. Es así que el dominado busca en sus alrededores nuevas concepciones para su existencia. El mundo parece ser de dos sistemas. Al principio nos damos cuenta que tales sistemas son totalmente distintos, que sus presupuestos significan observaciones diferentes sobre realidad y que pretenden realizaciones humanas opuestas. Es necesario luchar contra ellos y destruirlos. Hasta este momento quizás la lucha que ha mantenido el dominado sea interior, de tratar de comprender la realidad. Ahora empieza la verdadera lucha aunque pronto deja de serlo. En cuanto el dominado-consciente entra en contacto con los de su igual condición. Juntos deciden llevar la lucha y de esa unión esperan recoger sus frutos, su libertad. Consideran su lucha como revolucionaria, piensan que basta con hablarles a las gentes para que tomen conciencia del camino revolucionario y se lanzan a ello, creyendo que por acumulación y por cadena pronto esa organización que han formado será la gran vanguardia que tome el poder y haga reinar la justicia; el fin del enemigo, dicen y consideran, ha comenzado. Esa organización, o sindical, nace con ráfagas de un radicalismo político que pronto llega a ser una gran fuerza plenamente integrada en el sistema. El radicalismo político se ha trasformado en pacto social. Para no verse superado por sus militantes, la organización se ha institucionalizado, burocratizado. Todo se ha debido a que se ha preferido la conservación de lo obtenido por encima del logro de lo que aun no se ha conseguido. La minoría de vanguardia ha tomado el poder dentro de la organización y se dispone para la toma del poder del estado. Para ellos destruir el estado dignifica cambiar un estado por otro. Esta organización reparte carnés, numera a sus militantes, organiza sus cuadros, estructura sus funciones, composición y fines. Al aumentar el numero de sus miembros, la democracia directa y de bases va haciéndose imposible pues la capacidad de convivencia entre los hombres va desapareciendo, de modo que el concepto individual de sociedad cambia por un concepto social de la individualidad; de este modo la justificación de los errores individuales son culpas de la sociedad, y digo "he nacido pobre, la sociedad no me ha hecho rico, luego la sociedad es la culpable de mi pobreza y por tanto es culpable de mis acciones". A mayor numero, menor relación. Al tiempo los presupuestos de lucha varían. En un principio se puede concentrar en una idea que pretende ser una práctica; se trata d cambiar la sociedad en su globalidad. Aunque esto no signifique nada. Posteriormente tal idea persiste aunque la práctica real será una lucha de mera reivindicación económica; sin embargo esta reivindicación se vera siempre acompañada de mejoras sociales en el trabajo, en el estudio, se mencionaran las condiciones ambientales, la seguridad, la igualdad de oportunidades. Tal profusión de mejoras dará una conciencia de saber que se puede estar mejor en esa misma sociedad, y las aparentes victorias sobre el dominador reforzaran la idea, esta actividad será política y en cuanto a tal sus razonamientos y deducciones serán políticas.  
     Todo al hombre, se dice, le resulta extraño.
     De otro modo no esta hecho el mundo.
     Ninguno de cuantos historiadores han conocido de la vida y obra de Cómodo Centón. Podrían afirmar categóricamente qué aconteció al héroe de Alicante en el tramo de su vida que va desde que aquellos payasos atentaron contra su dignidad y el momento preciso en el que reanudamos esta historia. Lo topamos con el Quijada, al que le dice que es falso, ya que para ser entero precisa del Sancho. No es peor tanto santo de su devoción el muy entupido, y así se lo hace saber y así se lo dice. Con todo lo cual encaminose por el camino de luchana, antiguo barranco de San Nicolás, hacia arriba, bordeando el muro y pasando por la esquina donde su abuelo tuviera carnecería hasta llegar a la puerta de El Deseado. El cielo, que de todo es sabio, se torna negro y huele a espanto. Todo vive sosegado. Ve, entre Barrejon y Maisonnave, sobre suelo de tierra y rodeado de mil palomas negras, al Viejo Loco ante la pila de fuego sagrado, elevados los brazos a lo alto, abiertos los ojos al firmamento...., orando:
- ¡Odio eterno a Valencia!. ¡Odio eterno a Cataluña!
     Momento este en el que las negras palomas rasganse sus blancas túnicas y se muestran tales como son: dignas secuaces del imperialismo provinciano de las tierras del norte. Y El Viejo Loco narra:
- Cuidaros al norte de Alicante; veréis a Valencia, sobre ella a Cataluña, sobre ella a Francia y sobre ella a Inglaterra. ¡Que lástima no fuera todo océano entre Alicante y el Polo Norte!. ¡Malos vientos los vientos del norte!. ¡Que todas las desgracias vienen del norte!
     Cae el Viejo Loco.
- ¡Oh...! -exclaman los moradores de Alicante. Más nadie salta desde las almenas, nadie la puerta de El Deseado abre. De pronto un alarido rasga el aire de las ideas del hombre; el Viejo Loco busca su lengua, que vuela entre los picos negros de las negras palomas del norte, esa lengua universal pisoteada por lenguas provincianas, que rencorosas y vengativas se disponen a fracasar en su soñado triunfo. El Viejo Loco, enmudecido, huye a refugiarse en El Molino.
     Día brillante de tenue luz.
     Cómodo esboza una lágrima, una negra paloma corretea por la cesta..., ¿qué era aquello que tenia que hacer?. Cómodo no acertaba a saber que era, pues las cosas y los sucesos transcurren tan deprisa que se olvidan, que se olvidan..., el kirie tañía sus últimas tonadas de voces masculinas; militares y artistas noveles ocupaban las tierras de la Montañeta, aquel paisaje, y en el café del Tío Pino había vino e información sobre mujeres. Ciertamente, meditó Cómodo, los moradores de Alicante son unos cobardes, y bien empleado les esta que sometidos a los vientos del norte vivan.

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