martes, 9 de febrero de 2021

06351-59.LIBROS: 02.Veintiuna lecciones para el siglo XXI de Harari

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06356 (10.02.2021 - 03.Veintiuna lecciones para 
                                       el siglo XXI de Harari)
                                       


       Parece de entrada que el PENSAMIENTO LIBERAL es la norma de conducta de siglo XXI, pero se dice que dicho pensamiento está en crisis, resolviéndose con el concepto de LAICISMO como la forma de pensamiento ideal. Para Harari el liberalismo debería ser superado por el laicismo, pero tal superación, si bien existe, no ha progresado en el siglo XXI.

      La PERSONA, Homo Sapiens para Harari, es una realidad oscilante entre diversas consideraciones personales y aparentes realidades cósmicas. La Persona está envuelta en diversos espacios como son el trabajo, la inmigración, las creencias, el terrorismo, la educación, la verdad, la ignorancia, el poder y la justicia, pero sobre todo la Persona es lo que cree y deja de creer de los relatos míticos frente a la Infotecnología y Biotecnología.

       Nos dice Harari que la Persona está perdiendo la fe en el relato liberal que, hasta ahora, a dominado el “ser” de la persona, que los datos, ya estructurados, observan a la persona y que la posesión de los datos es poder en cuanto que los datos son el futuro, resultado de lo cual la Infotecnología y Biotecnología son los mayores enemigos de la Persona, siendo la cooperación global entre personas el elemento defensivo importante. 

       Ahora bien, las comunidades humanas están en descomposición, y la cultura está dividiendo, en campos, a las personas, lo que no es nuevo ya que la cultura separa a las personas, conforme nos dice Cómodo Centón. Decir que solo existe una civilización en el mundo del siglo XXI es cierto en cuanto que es falso, ya que se sostiene en una idealización de un componente cultural único; dicho de otro modo, la civilización se llama INTERNET, y dentro de tal sistema se han multiplicado los conceptos culturales asociados a nuevos nacionalismos, de manera que la pretensión de Mark Zuckerberg de construir una comunidad global Facebook para conectar a todos los humanos entre sí es, simplemente, una suplantación de “poder” que los Estados, evidentemente, no van a permitir. Ante esto la Persona ha de decidir si quiere “la sumisión” o estar en línea, o bien escapar a la sumisión fuera de línea.

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