viernes, 6 de septiembre de 2013

01563-65.ALICANTE: La Palmera

DOCUMENTO ANTERIOR:  01475

DOCUMENTO POSTERIOR: 01567


       Uno de los árboles que produce más salud, más sanidad y que garantiza a la gente de muchísimas enfermedades es la PALMERA, pues no tiene nidos de ninguna clase de insectos, ni le rondan moscas, ni mosquitos, ni gusanos, no produce polvo, y sus ramas se abren como en distribución geométrica, de manera que pasa el sol de forma uniforme. Sirve, además, de reclamo de forasteros y hace de Alicante una población con una imagen propia y diferente, que la hace sobresalir y ser única. El ÁRBOL que no es palmera se pierde, siempre, en Alicante, pues al cabo de cinco años se muestra feo, ya que el subsuelo del secano no contiene las condiciones necesarias para preservar al árbol que no es palmera, cosa que no acontece con la palmera, que dura más allá de lo que dura un árbol que no es palmera, de manera que éstos últimos al sucumbir producen más gasto al ser necesario comprar otros para sustituirlos, lo que rara vez sucede con la palmera. 

       Allá por 1750 se hizo preciso proceder a una repoblación forestal en Alicante. Como se ve, lo de acabar con los árboles no es una cuestión moderna propia del depredador urbano, sino que se encuentra en el líquido rojo que corre por las venas humanas. La repoblación era de álamos negros y blancos, chopos y pinos, pero no mencionaba a la palmera como árbol propio de Alicante. Sin embargo el apego a los tradicionales árboles por la población alicantina ha de cambiar en 1866. Poco antes, allá por 1858, Alicante deja de ser "plaza de guerra" y cae el tercer amurallado que cercaba a los 20.342 habitantes que entonces tenía Alicante, lo que permite la expansión de la ciudad más allá de las puertas de La Reina o Alcoy y de Fernando VII

      Decide el Ayuntamiento en 1866 el embellecimiento de la población al tiempo que dar trabajo a los jornaleros que no llevan salario alguno a sus casas, de forma que ya por entonces era el "paro" una circunstancia humana que algo preocupaba, aunque fuera por caridad, a "la autoridad". Como quierase que el muro de costa al caer sobre la playa había dejado una  explanación conocida como "malecón", se aprovecha la circunstancia para plantar las PRIMERAS cuatrocientas palmeras de Alicante, lo cual da lugar a un punto de reunión tan pintoresco nacido a la orilla del Mediterráneo, donde en los "recuadros" crecen mirabeles, acacias, lirios y jazmines entre la cuadruple alameda de palmeras y las glorietas provistas de asientos para mayores y paseos de multitudes ataviadas de elegantes trajes. Añadiase a lo anterior, cada poco, el paso sobre la vía férrea de los vapores que dejaban columnas de humo, los carruajes y las luces de los cafés con sus músicas y el susurro de las olas.


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