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Escuchó Cómodo Centón decir al Sabio en el Paseo de los Mártires de la Libertad como "los pájaros que vuelan juntos tienen que ser del mismo plumaje". Tal aseveración produjo en Cómodo un impacto de confusión, pues si bien era cierto que conforme estaba con lo dicho por el Sabio, no menos cierto era que algo en lo dicho por el Sabio no correspondía con la realidad. Pues, siguió diciendo el Sabio, "si juntos volasen pájaros grandes y carnívoros con pequeños y no carnívoros, los primeros se alimentarían, durante el viaje, de los segundos". Sin duda que era un argumento cierto.
Pero, aun siendo cierto, que lo era, no parecía ser evidente y aún menos ser verdad. La realidad, pensó Cómodo, parecía expresarse de otro modo, y fue por esto que vino el Centón a decir como "los pájaros que vuelan juntos y son del mismo plumaje vuelan juntos mirando hacía adelante, sin mirar hacía los lados, sin mirar hacía arrriba, sin mirar hacía abajo, sin importarle a cualquiera de esos pájaros, que son del mismo plumaje, que otro caiga en las garras de un pájaro grande y carnivoro, que otro caíga en el abismo y no logre terminar el viaje"
El Sabio miró con pena extrema a Cómodo Centón, viéndolo triste y solo hacer el viaje entre una jauría de pájaros que parecían ser del mismo plumaje, mientras esperaba Cómodo como la realidad engulliría al Sabio entre una muta de pájaros arropados por el mismo plumaje.
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