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Esta unión mística se ha entendido, hasta ahora, como una disolución del Alma en lo Absoluto, llegándose a esta situación mediante técnicas de autodominio tanto físico como sicológico, en la nueva idea del hombre se sostiene tanto la transcendencia de Lo Eterno, en cuanto absoluto, como en la existencia del Alma del Hombre en el acto de la unión, lo que efectivamente requiere del camino de la purificación pero bajo la sobrenaturalidad del don de Lo Eterno. Nos encontramos ante una dualidad personificada por el Alma del hombre y lo Eterno, donde la unión de ambos requiere del movimiento del Alma hacía lo Eterno, proceso en el cual ha de obtenerse un conocimiento de Lo Eterno por el Alma en virtud de la ignorancia, consistente ésta en dejar el Alma al Hombre y la Cosa, en un olvido de todo y de sí misma para unirse a Lo Eterno. En el proceso de PURIFICACIÓN lo sensible y lo conceptual se abandonan, quedando completamente desprotegida el Alma, que se confía decididamente en manos de Lo Eterno. En el acto final tiene lugar una comunicación entre el Alma y Lo eterno, mediante una visión intuitiva y un éxtasis; queda , de este modo sacrificado el Pensamiento al Sentimiento, emergiendo la renuncia, sin ninguna duda, que hace el Alma de sí misma, de su voluntad, de su "ser", para opasar del finito al infinito.. En el momento de la absorción del Alma por Lo Eterno, el Alma desaparece en Lo Eterno.
Pero de igual modo que la Idea del Hombre inventa Lo Eterno, se opone a su invención mediante otra invención que inventa la NEGACIÓN DEL ALMA; quién no cree en la existencia del Alma y, aún más decisivo, quién no cree en su Alma es un ATEO PRÁCTICO, aquel que no cree en Lo Eterno fuera de sí, ni tan siquiera dentro de sí. Pero el Ateísmo en su conjunto, además de negar la existencia de Lo Eterno, excluye la Inteligencia del gobierno de la Naturaleza.
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