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Documento posterior 00466
Todo lo que se de ti
me lo contaste una mañana,
apoyada, como estabas,
en la balconada de tu casa.
Yo pasaba por la calle,
prieta calle entre casas,
que tú me echaste un piropo
al hilo fresco de la mañana.
Yo te dije de subir,
tú me dijiste, "de eso nada",
yo te insistí, "deja que suba",
tú me negaste tu morada.
Así que seguí por la estrecha
calle, caminando al oriente,
recordándote asomada
en la balconada de tu casa.
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