martes, 7 de febrero de 2017

03411-01.LA EVOLUCIÓN DE LAS IDEAS: 01.Primeras Explicaciones

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03415 (08.02.2017 - 02.Primeras Explicaciones)


      La Idea de la Persona da por sentado la existencia de un EMANADERO, donde lo emanante, en continuos derrames, proporciona los fluidos por los cuales se da a conocer. La descomposición es aparente, ya que pareciendo que la acción de manar debilita el contenido del manantial, sucede que la refuerza y permanece en el emanadero. De lo dicho se establece como un misterio consistente en no comprender cómo es posible que saliendo continuamente no se vacíe, permaneciendo lleno aunque fluye, sin que haya “algo” que aflore al manantial. La EMANACIÓN evoluciona hacía una supuesta explicación, es decir, todo cuanto compone el Universo, sea corpóreo, sea animado, sea incorpóreo o carezca de animación, emana de modo perpetuo de una sustancia, ciertamente divina, como manifestación de un Ser Supremo o Eterno, que tiene por cualidad su unicidad y universalidad. El manantial es el venero, el sistema de referencia ante el cual queda posicionada la Persona. Ahora bien, lo que nos interesa es, más que una multiplicidad o cierta universalidad, la singularidad de la posición humana. La Persona se desprende de si mismo ofreciéndose como dote de una realidad que emana directamente de aquel manantial, de Lo Eterno. La Persona no entra a definir Lo Eterno, no sabe definirlo, ya lo hemos visto, pero sabe que todo esto que forma su interior y su exterior forja la emanación de Lo Eterno y que lo hace en forma de Luz, cuya expansión, no sabemos por dónde, prefigura la “corte celestial” que resulta ser el primer mundo conocido. No basta con un sistema de referencia real como es la existencia misma de la Persona, sino que se requiere, como esencia de esa existencia, un sistema de referencia irreal que manifestándose como real, el manantial, sirva de referencia mental. La MENTE es materia, sus ideas las formas que determinan su contenido, de tal manera que sobre éste axioma levanta la Persona el edificio de su conocimiento. Sabe que Lo Eterno produce Saber, sin saber a ciencia cierta si sabe Lo Eterno que con la emanación de la luz genera conocimiento. Más esto no es parte del proceso del Saber, ya que tiene la Persona por cierto que Lo Eterno es eterno. Ahora bien, si Lo Eterno es eterno, ¿qué necesidad tiene Lo Eterno de dejar de ser eterno, manifestándose en un mundo material o físico al tiempo que finito? Ciertamente no deja de ser eterno porque se manifieste, por las ideas, en un mundo material, pero necesita explicar, como ya hemos dicho, la Evolución de la Ideas, de modo que siendo la Persona, tal vez, el único “ser” que busca justificarse así mismo, tanto interior como exteriormente, busque para sí y para los demás las razones que promocionen su presencia en la vida, de ahí que ese diferenciar entre la Persona y la Cosa determine distinto origen pero igual foco de origen. Así, Lo Eterno crea la luz, sus haces producen la vida y en ésta nacen animales y minerales, mientras y no de la luz sino de Lo Eterno directamente emana la condición humana, de aquí que la PERSONA es el Ser Superior de la Naturaleza y el representante de Lo Eterno en la vida. Sin embargo la realidad no parece ser tan simple como esta primera acepción de la Persona; la realidad nos muestra que la pureza de la Persona deja mucho que desear, algo en la realidad está pervertido. La Persona actúa en ocasiones con bondad y en otras con maldad, de ahí que tiene que haber un elemento que invirtiese la Emanación origen transformando una parte de la luz en oscuridad. La Persona Buena no ha de temer del enfrentamiento que surge entre el bien y el mal, ya que es evidente que del trabajo duro y de la obediencia germinan las cosechas y la abundancia; la Persona Mala obtiene una abundancia material mientras que la Persona Buena recibe una abundancia espiritual y, en ocasiones, material. 

     Lo que está aconteciendo, con esta primera explicación, es una deriva de la relación Ocioso-No Ocioso hacia Bien-Mal, sin que las variables de la ecuación establezcan ni relación ni asignación entre concepto; lejos de ahí lo que se logra es desechar los conceptos de Ocioso-No Ocioso a favor de Bien-Mal, donde los planos de extensión de estos últimos vienen definidos por EL ESPÍRITU como la marca que fija la diferencia entre el bien y el mal, entre la luz y la oscuridad.

    Se entiende en esta Evolución de las Ideas por OCIOSO aquel que realiza tareas de poder o no realiza tarea alguna, y por NO OCIOSO aquel que ejecuta tareas sean manuales o intelectuales y está sometido por el ejercicio del ocio. 

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