miércoles, 23 de octubre de 2019

05449-157.POLÍTICA: 03.Kant

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        Por otra parte la Razón Pura implica, además, un SABER TRANSCENDENTAL donde conoce la cosa como es en sí, mediante una anticipación a priori y una experiencia a posteriori, de tal manera que el análisis no trata del objeto en sí, sino del modo de conocer en relación con el objeto, lo que evidencia un “saber” subjetivo como ya se vio en el “yo transcendental”, (ver documento 05445 de este índice) de manera que los objetos  deben de regirse por la Persona dentro de un proceso que pasa desde las sensaciones, como razón, a los conceptos. 

      De tal forma entiende la Idea de la Persona como TRANSCENDENTAL todo conocimiento que se ocupa, no tanto de los objetos en cuanto al modo de conocerlos, como en cuanto a que tal modo ha de ser posible a priori. El conocimiento sería “a priori” si es absolutamente independiente de toda experiencia-sensación, siendo “a priori puro” si no se incorpora experiencia, y “a posteriori” cuando es posible por la experiencia o saber empírico. Pero y cuando se extralimita lo físico, dentro del “saber” metafísico el “juicio a priori" refiere como todos los cuerpos son extensos, mientras que el “juicio sintéticos a priori o de experiencia" entiende como todos los cuerpos son pensados. Conforme a lo cual manifiesta la Idea de la Persona como todas las ciencias teóricas de la razón contienen juicios sintéticos a priori, el mundo tiene un principio o bien una toda recta es infinita. 

     Existe, de igual modo una ESTÉTICA TRANSCENDENTAL como sensación o sensibilidad y percepción donde se analizan los elementos a priori del conocimiento sensible mediante la “intuición”, de modo que aprehendemos los objetos externos y los estados de ánimo como intuición interna. En la “estética” la impresión es lo que pone en marcha la mente humana y, a su vez, es condición necesaria pero no suficiente para que se produzca conocimiento sensible; ahora bien, hace falta algo más, espacio y tiempo que nos sirven para ordenar las impresiones mediante una síntesis de la aprehensión entre el conocer objetivo y lo que no se puede conocer de modo objetivo, siendo ese límite la experiencia. 

       La idea de la Persona viene a determinar los conceptos de espacio y de tiempo, de modo que ESPACIO es forma pura de la sensibilidad, una representación a priori que sirve de base a todas las intuiciones externas, una intuición pura o intuición a priori, mientras que TIEMPO es la forma del sentido interno  y condición formal de todos los fenómenos, como representación necesaria que sirve de base a todas las intuiciones o una forma pura de la intuición sensible, o una representación ilimitada. 

       Hasta ahora hemos hablado de la cosa como es en sí, del conocimiento y de la sensibilidad, de ahí que la RAZÓN, como el pensar el conjunto de todas las condiciones de algo determinado, que se soporta sobre la experiencia, entienda que fuera de la experiencia nada hay que sea objeto de la “razón”, de tal modo que entra la Idea de la Persona en el modo dialéctico transcendental entendido como “razón”, es decir, como la facultad que proporciona los principios del conocimiento a priori. De ahí que la RAZON PURA sea aquella que contiene los principios mediante los cuales  conocemos algo absolutamente a priori. Frente a la “razón” se presenta la IDEA como lo formado por nociones ó puro concepto a priori que se sitúa más allá de la experiencia, siendo así que todo conocimiento empieza en el sentido, pasa por la inteligencia y termina en la razón. 

        La Idea de la Persona conoce de las ANTINOMIAS. Se dice que el mundo es limitado en el espacio y en el tiempo, y a la vez ilimitado; lo que se tiene por falso ya que el espíritu humano no debe preguntar por nada que se halle fuera de los fenómenos. Que toda sustancia compuesta es divisible indefinidamente e invisible indefinidamente; lo que es falso. Que en el mundo todo sucede por necesidad y no como sucede necesariamente, sino que hay cosas que proceden de la libertad; lo que es cierto si se aplica la necesidad al fenómeno y la libertad a la razón. Entendiéndose que existe un ser absoluto necesario del que depende el mundo y no existe ningún ser absolutamente necesario; lo que es cierto porque Lo Eterno es la idea de la razón y la totalidad absoluta de todas las condiciones. 

      En este mismo sentido sobre el UNIVERSO la cuestión sobre la finitud del universo entra dentro de las Antinomias o Contradicciones de la Razón Pura, ya que en ambos sentidos parece existir argumentos iguales. Así: si el Universo no hubiera tenido un principio, habría un tiempo previo infinito anterior a cualquier acontecimiento, lo que en sí mismo es absurdo. Si el universo hubiera tenido un principio, habría habido un  periodo de tiempo infinito anterior al principio. 

     Ahora bien, existe un campo conceptual que refiere una RAZÓN PRÁCTICA o VOLUNTAD donde para la estricta comprensión de cuanto antecede está la Persona dotada de la “razón”, y mientras la “percepción” ocupa el campo de la Materia como elemento exterior, y de la Forma como interior, la Razón se debe a un deber moral u obligación y a la “libertad” que es la consecuencia del Deber o es hecho mismo de la razón, que son, además, elementos que no aparecen en los fenómenos, de modo que el Deber y la Libertad conducen a la Voluntad como principio de una legislación universal; desde está visión la VOLUNTAD es la capacidad de la Razón para dar una Ley o dicho de otro modo solo en la Razón se es libre mientras la Razón sea la Ley. 

        Ahora bien, junto al Conocimiento y la Voluntad queda el SENTIMIENTO como juicio inmerso en un fin; si lo es Subjetivo es propio de la Persona y representa una toma de posición, si lo es objetivo refiere a la Naturaleza y contiene un FIN que es la Idea. Se alcanza con esto una serie de postulados donde la Inmortalidad es el hecho de que la persona nunca alcanza el ideal, donde la Libertad es un presupuesto del deber y donde Lo/Eterno, si en lo sensible no existe lo justo, algo ha de haber que sea justo. De manera que estando la Persona dotado de Razón, tenemos que el deber moral es obligación, que la libertad es el hecho mismo de la Razón, que no estando ninguna de las dos anteriores en los fenómenos, y que ambos llevan a la VOLUNTAD, esto es obra de modo que la máxima de tu “voluntad” pueda a la vez servir en todo tiempo como principio de legislación universal. Conforme a lo cual VOLUNTAD es cuando la razón misma es la que da la ley, de modo que solo en la RAZÓN se es libre al tiempo que la razón es ley. 

        CRITICA DEL JUICIO o SENTIMIENTO es la relación entre el placer-desplacer, hay un fin que puede ser Subjetivo o de la persona (idealismo subjetivo) y Objetivo o de la naturaleza (idealismo objetivo) de modo que: Todo sentimiento es una toma de posición o Todo tiene una finalidad, de modo que el fin es una idea y la idea del fin exige la idea de Lo/Eterno. Por otra parte, y de todo cuanto ha sido dicho, encontramos en este punto ciertas consideraciones relativas a una incipiente posición PERSONALISTA de la Idea de la Persona, en cuanto la definición de la PERSONA como valor absoluto, distinguiéndola radicalmente de las cosas u objetos. Se trata de discernir entre la persona como fin o como medio, y hacerlo en relación a las leyes morales y más específicamente en cuanto ley como ejercicio de comportamiento; la forma de obrar de la persona se concibe como especifica que puede tener una consideración universal, de forma que el trato con otro se enmarque como un fin y no como un medio, de todo lo cual se concluye que todo obrar humano ha de tener un valor universal en cuanto Ley. Así, la IMAGINACIÓN resulta un subjetivismo “a priori” de la penetración del fenómeno, como síntesis y construcción de la mente, teniendo su origen en estímulos dentro del espacio y del tiempo, y más allá de lo que hay, conforme es cada persona en cuanto imagenante y pensante, lo que lleva a una GEOMETRÍA NO EUCLIDIANA en cuanto posible, al prever la Idea de la Persona la existencia de otras dimensiones más allá de las espaciales y la temporal. 

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